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La fractura bimaleolar es una lesión grave del tobillo que involucra la fractura de los dos maléolos: el maléolo lateral (peroné) y el maléolo medial (tibia). Esta fractura afecta la estabilidad del tobillo, ya que compromete tanto las estructuras óseas como los ligamentos, y suele ocurrir tras traumatismos de alta energía, como caídas, torsiones violentas o accidentes. Los síntomas incluyen dolor intenso, hinchazón significativa, deformidad visible e incapacidad para soportar peso en el pie afectado.
Diagnóstico
El diagnóstico se realiza mediante la historia clínica del traumatismo y el examen físico, donde se observa dolor en ambos lados del tobillo, hinchazón, hematomas y deformidad en casos más graves.
La radiografía es esencial para confirmar la fractura de ambos maléolos y evaluar el desplazamiento de los fragmentos óseos. En algunos casos, se puede requerir una tomografía computarizada (TC) para evaluar mejor la estabilidad de la articulación y planificar la intervención quirúrgica.
Diagnóstico diferencial
Condición | Diferenciación clave |
---|---|
Fractura unimalelar | Afecta solo uno de los maléolos, sin el mismo nivel de inestabilidad articular |
Luxación de tobillo | Desplazamiento visible de la articulación del tobillo, generalmente asociada a fracturas |
Esguince grave de tobillo | Dolor e inestabilidad, pero sin fractura visible en la radiografía |
Fractura trimalelar | Fractura de ambos maléolos (lateral y medial) junto con el maléolo posterior (porción posterior de la tibia) |
Fractura de la diáfisis del peroné | Afecta la parte media o alta del peroné, sin involucrar el maléolo medial |
Manejo en Emergencias
En el servicio de urgencias, el manejo inicial de una fractura bimaleolar incluye la inmovilización inmediata del tobillo con una férula, elevación del pie, aplicación de hielo para reducir la inflamación y administración de analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) para el control del dolor.
Es crucial evaluar el estado neurovascular del pie para descartar daños en los nervios o vasos sanguíneos. Si la fractura es abierta o se acompaña de una luxación, es necesaria la reducción inmediata y profilaxis antibiótica en caso de exposición ósea.
La derivación al servicio de ortopedia es urgente para planificar el tratamiento definitivo, que generalmente es quirúrgico debido a la inestabilidad que produce este tipo de fractura.
Tratamiento Definitivo
El tratamiento de una fractura bimaleolar generalmente requiere intervención quirúrgica debido a la inestabilidad que presenta la articulación:
Reducción abierta y fijación interna (RAFI): La cirugía consiste en la realineación de los fragmentos óseos desplazados y su fijación con placas y tornillos. Esta técnica asegura que los fragmentos óseos queden en su posición correcta, permitiendo la adecuada cicatrización y evitando deformidades o complicaciones a largo plazo.
Inmovilización postoperatoria: Después de la cirugía, el tobillo se inmoviliza mediante una férula o bota ortopédica durante 6 a 8 semanas. Durante este tiempo, la carga de peso en la extremidad afectada se restringe para permitir la consolidación adecuada de los huesos.
Rehabilitación: La rehabilitación es crucial para restaurar la movilidad, fuerza y estabilidad del tobillo. Incluye ejercicios de fortalecimiento y estiramiento bajo la supervisión de un fisioterapeuta. La movilización temprana bajo supervisión es importante para evitar la rigidez articular.
El seguimiento radiológico es esencial para monitorear la correcta consolidación ósea y descartar complicaciones, como artrosis postraumática o fallo en la consolidación (seudoartrosis). Aunque las fracturas bimaleolares son lesiones graves, con el tratamiento adecuado y rehabilitación, la mayoría de los pacientes logran recuperar una buena función del tobillo.
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