MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
Manejo del Flujo Vaginal
El manejo del flujo vaginal depende de si es fisiológico o patológico, con intervenciones dirigidas a tratar infecciones, manejar causas no infecciosas y ofrecer asesoramiento sobre higiene y salud sexual. A continuación se describen los enfoques principales para el tratamiento:
Causas infecciosas no transmitidas sexualmente:
Vaginosis bacteriana: Se trata con antibióticos, como metronidazol oral o en gel, o clindamicina. Es importante educar sobre la naturaleza recurrente de esta infección y considerar tratamientos profilácticos si es necesario.
Candidiasis vulvovaginal: Los antifúngicos como clotrimazol en crema o fluconazol oral son efectivos. Las mujeres con episodios recurrentes pueden necesitar tratamiento prolongado o supresor.
Causas infecciosas de transmisión sexual (ITS):
Clamidia: Tratamiento con antibióticos como azitromicina o doxiciclina. Se recomienda el tamizaje en mujeres menores de 25 años y aquellas con riesgo elevado de ITS.
Gonorrea: Tratamiento combinado con ceftriaxona y azitromicina, dado el aumento de la resistencia bacteriana. Es crucial también tratar a las parejas sexuales.
Tricomoniasis: El tratamiento estándar es el metronidazol oral. También se debe aconsejar el tratamiento de las parejas para evitar la reinfección.
Causas no infecciosas:
Cuerpo extraño retenido: Es necesario extraer el objeto para aliviar los síntomas. En casos complicados, puede ser necesario realizar exámenes adicionales para evaluar la integridad del tejido vaginal.
Irritación o dermatitis de contacto: Recomendaciones incluyen la identificación y eliminación de los irritantes, como jabones, productos de higiene íntima o ropa ajustada. Los corticosteroides tópicos pueden aliviar la inflamación en casos leves.
Cáncer ginecológico: Se requiere derivación urgente a ginecología para realizar estudios como ultrasonido transvaginal o biopsia.
Recomendaciones generales:
Reasegurar a las mujeres con flujo fisiológico que no requieren tratamiento.
Promover la higiene íntima adecuada, evitar el uso de duchas vaginales o productos perfumados, y usar ropa interior de algodón.
Referir a una clínica especializada en salud sexual si se confirma una ITS, para asegurar el tratamiento adecuado y la notificación a las parejas sexuales.
Derivar a ginecología en caso de sospecha de cáncer ginecológico.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en la historia clínica detallada, una exploración física cuando es necesario y el uso de pruebas complementarias para confirmar la causa.
Historia clínica:
Preguntar sobre las características del flujo: duración, color, olor, consistencia, cantidad y si ha cambiado recientemente.
Síntomas asociados: prurito, dolor pélvico, disuria, sangrado intermenstrual o postcoital, dispareunia o fiebre.
Evaluar el riesgo de ITS, considerando factores como múltiples parejas sexuales, sexo sin protección, antecedentes de ITS, o pertenencia a un grupo de alto riesgo.
Examen físico:
Inspección de la vulva y el periné para observar signos de infección, lesiones, o irritación.
Examen con espéculo para visualizar el cérvix y la vagina, observando el tipo de secreción, cuerpos extraños y signos de inflamación o infección.
Evaluar el pH vaginal: un pH elevado sugiere vaginosis bacteriana o tricomoniasis, mientras que un pH normal o bajo sugiere candidiasis.
Pruebas complementarias:
Frotis vaginal: Para detectar infecciones bacterianas o fúngicas.
Pruebas de ITS: Si se sospecha de clamidia, gonorrea o tricomoniasis, ofrecer pruebas específicas.
Test de embarazo: Si hay posibilidad de embarazo.
Análisis de orina: Para descartar infecciones urinarias concomitantes.
Diagnóstico Diferencial
El flujo vaginal anormal puede tener múltiples causas, tanto infecciosas como no infecciosas. Las infecciones comunes incluyen:
Vaginosis bacteriana: Caracterizada por un flujo delgado, grisáceo, con olor a pescado. Es la causa más común de flujo anormal en mujeres en edad reproductiva.
Candidiasis vulvovaginal: Flujo espeso, blanco, similar al requesón, acompañado de prurito vulvar intenso.
Clamidia: Puede ser asintomática, pero cuando hay síntomas, se presenta con flujo mucopurulento y dolor pélvico.
Tricomoniasis: Flujo espumoso, amarillo-verdoso y maloliente, acompañado de prurito y disuria.
Causas no infecciosas incluyen cuerpos extraños retenidos, irritación por productos químicos, vaginitis atrófica en mujeres posmenopáusicas y cáncer ginecológico.
Definición
El flujo vaginal es la secreción de la vagina que puede ser normal o anormal. El flujo fisiológico normal es claro o blanco, no tiene mal olor, y varía en cantidad y consistencia durante el ciclo menstrual, el embarazo y otros cambios hormonales. El flujo patológico, en cambio, se caracteriza por cambios en el color, olor, cantidad o consistencia, y generalmente está asociado con infecciones o condiciones médicas subyacentes.
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