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Fiebre de Lassa

Foto del escritor: EmergenciasUNOEmergenciasUNO

Actualizado: 12 dic 2024

MANUAL DE EMERGENCIAS 2025



La fiebre de Lassa es una enfermedad viral hemorrágica aguda causada por el virus Lassa, perteneciente a la familia Arenaviridae. Esta zoonosis es endémica en varios países de África Occidental, principalmente en Nigeria, Sierra Leona, Liberia y Guinea[1][2]. El virus se transmite a los humanos principalmente a través del contacto con alimentos o utensilios domésticos contaminados por excretas de roedores infectados, específicamente del género Mastomys[1][4].


Síntomas


Los síntomas de la fiebre de Lassa suelen aparecer entre 1 y 3 semanas después de la exposición al virus[6]. Inicialmente, los pacientes pueden presentar:


  • Fiebre

  • General de Malestar

  • Debilidad

  • Cefalea

  • Dolor retroesternal

  • Mialgias


A medida que la enfermedad progresa, pueden desarrollarse síntomas más graves como:


  • Náuseas y vómitos

  • Diarrea

  • Dolor abdominal

  • Dolor de garganta

  • Tos

  • Dolor torácico


Es importante destacar que aproximadamente el 80% de las infecciones por el virus Lassa son asintomáticas o presentan síntomas leves[1][8].


Signos Clínicos


Los signos clínicos de la fiebre de Lassa pueden variar en gravedad y manifestación. Entre los más comunes se encuentran:


  • Edema facial y del cuello

  • Hemorragias (orales, nasales, vaginales o gastrointestinales)

  • Hipotensión arterial

  • Dermame pleural

  • Edema pulmonar

  • Pericarditis

  • Inyección conjuntival


Un signo característico es la hipoacusia neurosensorial, que afecta al 20-30% de los pacientes y puede ser permanente[1][6].


Exploración


Durante la exploración física, los médicos deben prestar especial atención a:


  • Signos vitales, especialmente la presencia de fiebre e hipotensión.

  • Examen de la cavidad oral y faringe en busca de faringitis o sangrado.

  • Auscultación pulmonar para detectar estertores o signos de derrame pleural.

  • Palpación abdominal para evaluar hepatomegalia o esplenomegalia.

  • Examen neurológico, incluyendo evaluación auditiva.

  • Inspección de la piel en busca de petequias o signos de sangrado subcutáneo[1][6]


Pruebas diagnósticas


El diagnostico definitivo de la fiebre de Lassa requiere pruebas de laboratorio especializados. Las principales pruebas diagnósticas incluyen:


  1. Reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR): Es la prueba más rápida y sensible para detectar el ARN viral[1][8].

  2. Ensayo por inmunoabsorción ligado a enzimas (ELISA): Se utiliza para detectar anticuerpos IgM e IgG contra el virus Lassa[1][6].

  3. Inmunofluorescencia indirecta: Para confirmar un aumento de 4 veces en el título de anticuerpos IgG[1].

  4. Aislamiento del virus: Se realiza en laboratorios con nivel 4 de bioseguridad debido al alto riesgo de transmisión[1][8].


Además, se deben realizar pruebas complementarias como hemograma completo, perfil bioquímico y pruebas de coagulación para evaluar la gravedad de la enfermedad y detectar complicaciones[1][6].


Manejo de emergencias


El manejo de la fiebre de Lassa en servicios de emergencia requiere un enfoque integral:


  1. Aislamiento: Los pacientes sospechosos deben ser aislados inmediatamente para prevenir la transmisión nosocomial[1][6].

  2. Equipo de protección personal: El personal sanitario debe utilizar equipo de protección adecuado, incluyendo mascarillas de alta eficiencia y trajes de protección[1][6].

  3. Tratamiento antiviral: La ribavirina intravenosa es el tratamiento de elección y debe iniciarse lo antes posible, idealmente dentro de los primeros 6 días de la enfermedad[1][6].

  4. Manejo de soporte: Incluye la corrección de desequilibrios hidroelectrolíticos, soporte hemodinámico y tratamiento sintomático[1][6].

  5. Monitorización: Se debe realizar un seguimiento estrecho de los signos vitales, la función renal y hepática, y los parámetros de coagulación[6].

  6. Notificación: Es crucial notificar inmediatamente a las autoridades sanitarias correspondientes para iniciar de medidas de control y prevención[8].


La fiebre de Lassa representa un desafío significativo para los sistemas de salud en las regiones endémicas. El reconocimiento temprano de los síntomas, el diagnóstico preciso y el manejo adecuado son fundamentales para mejorar los resultados clínicos y prevenir la propagación de la enfermedad.


Citas



 
 
 

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