MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
La fascitis necrotizante es una infección grave y potencialmente mortal que requiere un diagnóstico y tratamientos rápidos. A continuación, se detallan los aspectos más relevantes para su manejo en emergencias:
Síntomas y signos clínicos
Dolor intenso y desproporcionado en la zona afectada.
Edema y enrojecimiento de la piel.
Fiebre y malestar general
Progresión rápida de la infección
Posible presencia de áreas de necrosis o ampollas en la piel[3]
Exploración
Durante la exploración física, el médico debe buscar:
Áreas de piel eritematosa, caliente y edematosa
Zonas de necrosis o cambios de coloración en la piel.
Crepitación subcutánea (en algunos casos)
Signos de infección sistémica (fiebre, taquicardia)
Posibles puertas de entrada para la infección, como heridas o lesiones cutáneas preexistentes[1][3]
Pruebas diagnósticas
El diagnóstico de la fascitis necrotizante se basa principalmente en la presentación clínica, pero algunas pruebas complementarias pueden ser útiles:
Análisis de sangre: leucocitosis, elevación de PCR y otros marcadores inflamatorios[1]
Estudios de imagen: TAC para evaluar la extensión de la infección y la presencia de gas en los tejidos[3]
Cultivos de tejido: para identificar el microorganismo causante y guiar la terapia antibiótica[3]
Manejo de emergencias
El tratamiento de la fascitis necrotizante requiere un abordaje multidisciplinario y agresivo:
Desbridamiento quirúrgico:
Es esencial realizar un desbridamiento quirúrgico inmediato y extenso de todo el tejido necrótico[2][3]
Puede ser necesario realizar múltiples desbridamientos
Antibióticoterapia:
Iniciar tratamiento antibiótico empírico de amplio espectro inmediatamente[3]
Ajustar según los resultados de los cultivos y la función renal del paciente.
Cuidados de soporte:
Manejo en unidad de cuidados intensivos
Soporte hemodinámico y respiratorio según sea necesario
Control del dolor
Terapia de presión negativa:
El uso de sistemas de presión negativa (VAC) puede ser beneficioso para el manejo de los defectos tisulares tras el desbridamiento[2]
Ayuda a promover la cicatrización y disminuir la carga bacteriana.
Monitorización continua:
Vigilar constantemente la progresión de la infección
Evaluar la necesidad de desbridamientos adicionales
Manejo multidisciplinario:
Involucrar a especialistas en cirugía, enfermedades infecciosas, cuidados intensivos y otras especialidades según sea necesario[5]
Es crucial recordar que la fascitis necrotizante es una emergencia quirúrgica y un tratamiento inadecuado o tardío se asocia con una alta mortalidad.
El diagnóstico precoz y la intervención quirúrgica inmediata son fundamentales para mejorar el pronóstico del paciente[3][5].
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