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La espondiloartritis con serología negativa es un grupo de enfermedades inflamatorias que afectan principalmente la columna vertebral y las articulaciones sacroilíacas, pero que también pueden involucrar otras articulaciones periféricas y tejidos extraarticulares. Se denomina “seronegativa” porque los pacientes no presentan anticuerpos típicos de enfermedades como la artritis reumatoide (factor reumatoide o anti-CCP).
Estas enfermedades incluyen la espondilitis anquilosante, artritis reactiva, artritis psoriásica, artritis relacionada con enfermedad inflamatoria intestinal y la espondiloartritis indiferenciada. Un marcador genético común en estos pacientes es el HLA-B27.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en la presencia de dolor lumbar inflamatorio (que mejora con el ejercicio y no con el reposo), rigidez matutina prolongada, y en algunos casos, artritis periférica, entesitis (inflamación de los sitios donde los tendones se insertan en los huesos) o dactilitis (dedos en salchicha).
Los estudios de imagen, como la resonancia magnética, son útiles para identificar inflamación en las articulaciones sacroilíacas y la columna vertebral. El análisis de sangre puede mostrar elevación de reactantes de fase aguda como la proteína C reactiva (PCR) o la velocidad de sedimentación globular (VSG), pero la serología reumatoidea es negativa.
Diagnóstico diferencial
Condición | Características Distintivas |
---|---|
Artritis reumatoide | Poliartritis simétrica, pruebas serológicas positivas (FR, anti-CCP), afecta principalmente pequeñas articulaciones. |
Osteoartritis | Dolor articular mecánico, no inflamatorio, asociado a cambios degenerativos en las radiografías. |
Fibromialgia | Dolor músculo-esquelético generalizado, sin signos inflamatorios ni alteraciones en imágenes. |
Enfermedad de Paget | Dolor óseo, deformidades esqueléticas, aumento de fosfatasa alcalina. |
Lupus eritematoso sistémico | Afectación multisistémica, pruebas serológicas (ANA, anti-DNA) positivas. |
Manejo en Emergencias
El manejo de la espondiloartritis en emergencias se enfoca en controlar los brotes inflamatorios agudos. Se administran antiinflamatorios no esteroides (AINEs), que son el tratamiento de primera línea para reducir el dolor y la inflamación.
En casos de dolor severo, pueden considerarse inyecciones de corticosteroides en las articulaciones afectadas o corticosteroides sistémicos en brotes graves. En casos más complicados, si hay sospecha de compromiso extraarticular, como uveítis (inflamación ocular), puede ser necesaria la referencia urgente a un especialista.
Tratamiento Definitivo
El tratamiento definitivo incluye el uso a largo plazo de AINEs y, en casos más avanzados o refractarios, fármacos modificadores de la enfermedad como los inhibidores de TNF (etanercept, infliximab) o inhibidores de interleucinas (secukinumab). La fisioterapia y el ejercicio regular son fundamentales para mantener la movilidad de la columna y prevenir la rigidez.
Los pacientes también pueden requerir atención especializada en caso de complicaciones o compromiso sistémico, como en el caso de uveítis, enfermedad inflamatoria intestinal o afecciones dermatológicas.
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