MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
La epiescleritis es una condición inflamatoria que afecta la epiesclera, una capa de tejido conectivo vascularizado ubicada entre la esclerótica y la conjuntiva del ojo. Esta patología, generalmente benigna y autolimitada, se presenta con mayor frecuencia en mujeres jóvenes y de mediana edad[1][2].
Síntomas
Los pacientes con epiescleritis suelen presentar:
Enrojecimiento ocular localizado
Irritación ocular leve
Sensibilidad ocular al tacto
Lagrimeo aumentado
Sensibilidad moderada a la luz brillante[1][2]
Es importante destacar que, a diferencia de la escleritis, la epiescleritis no suele causar dolor intenso ni alteraciones visuales significativas[3].
Signos Clínicos
La presentación clínica de la epiescleritis puede variar, pero generalmente se observa:
Hiperemia localizada en un sector del globo ocular
Edema epiescleral
Congestión de vasos epiesclerales superficiales y profundos[1][4]
Dependiendo de su apariencia, la epiescleritis puede clasificarse en:
Epiescleritis simple o difusa: Presenta congestión generalizada sin levantamiento.
Epiescleritis nodular: Se caracteriza por un nódulo elevado, hiperémico y edematoso[3][4].
Exploración
El examen clínico es fundamental para el diagnóstico de la epiescleritis. Durante la exploración, el médico debe:
Realizar una historia clínica detallada
Evaluar la agudeza visual
Examinar el ojo con lámpara de hendidura
Aplicar la prueba de blanqueamiento con fenilefrina tópica para diferenciar entre epiescleritis y escleritis[1][3]
Es crucial descartar signos de escleritis, como dolor intenso, fotofobia severa o alteraciones en el fondo de ojo[3].
Pruebas Diagnósticas
En la mayoría de los casos, el diagnóstico de epiescleritis se basa en la presentación clínica y no requieren pruebas adicionales. Sin embargo, en casos recurrentes o cuando se sospecha una enfermedad sistémica subyacente, se pueden considerar:
Análisis de sangre para descartar enfermedades autoinmunes.
Pruebas de función tiroidea
Evaluación de enfermedades del tejido conectivo[2][4]
Es importante destacar que estas pruebas no son rutinarias y se realizan solo en casos seleccionados.
Manejo de emergencias
Aunque la epiescleritis rara vez requiere atención de emergencia, el manejo inicial puede incluir:
Lubricantes oculares: Las gotas lubricantes frías pueden proporcionar alivio sintomático[4].
Vasoconstrictores tópicos: Agentes como la tetrahidrozolina pueden reducir temporalmente el rojecimiento, pero su uso debe ser limitado debido al riesgo de efecto rebote[2].
Antiinflamatorios no esteroideos (AINEs): Pueden administrarse por vía oral para aliviar la inflamación y el malestar[2][4].
Corticosteroides tópicos: En casos más severos o persistentes, un oftalmólogo puede prescribir un curso breve de corticosteroides tópicos, como el colirio de acetato de prednisolona al 1%[2][3].
Es fundamental educar al paciente sobre la naturaleza autolimitada de la condición y la importancia de evitar el uso excesivo de medicamentos tópicos sin supervisión médica.
La epiescleritis es una condición generalmente benigna que puede manejarse de forma conservadora en la mayoría de los casos. Sin embargo, es crucial realizar un diagnóstico diferencial adecuado para descartar condiciones más graves como la escleritis. El seguimiento y la derivación oportuna a un oftalmólogo son esenciales en casos persistentes o recurrentes.
Citas
[2] https://www.msdmanuals.com/es/hogar/trastornos-oftálmicos/trastornos-de-la-conjuntiva-y-la-esclerótica/epiescleritis
[3] https://www.msdmanuals.com/es-ec/professional/trastornos-oftálmicos/trastornos-conjuntivales-y-esclerales/epiescleritis
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