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Enfermedad inflamatoria pélvica

MANUAL DE EMERGENCIAS 2025



La enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) es una infección del tracto genital superior femenino que afecta el cuello uterino, útero, trompas de falopio y ovarios. Generalmente es causada por microorganismos de transmisión sexual, principalmente Neisseria gonorrhoeae y Chlamydia trachomatis[1][2]. Esta condición representa un importante problema de salud pública debido a sus potenciales complicaciones a largo plazo, como infertilidad, dolor pélvico crónico y embarazo ectópico[5].


Síntomas


Los síntomas de la EIP pueden ser sutiles o incluso ausentes en algunas mujeres, lo que dificulta su diagnóstico temprano. Los síntomas más frecuentes incluyen:


  • Dolor en la parte inferior del abdomen y la pelvis, generalmente bilateral y de intensidad variable[1][5]


  • Flujo vaginal anormal, a menudo abundante y maloliente[1][5]


  • Sangrado vaginal irregular, especialmente durante o después de las relaciones sexuales[1][5]


  • Dispareunia (dolor durante las relaciones sexuales)[1][5]


  • Fiebre, generalmente en forma de febrícula[1][3]


  • Síntomas urinarios como disuria o polaquiuria[1][3]


Es importante destacar que la intensidad de los síntomas puede variar según el agente causal. Por ejemplo, la infección por Chlamydia suele ser más indolente pero produce mayor lesión tubárica residual[3].


Signos


Los signos clínicos de la EIP pueden incluir:


  • Dolor a la palpación abdominal, especialmente en la región hipogástrica[1][3]


  • Fiebre > 38°C[2][3]


  • Leucorrea mucopurulenta[2][3]


  • Sangrado uterino anormal[3]


Exploración


La exploración física es fundamental para el diagnóstico de la EIP. Los hallazgos más relevantes son:


  • Dolor a la movilización cervical[1][2][3]


  • Dolor a la palpación anexial[1][2][3]


  • Dolor a la movilización uterina en el tacto bimanual[1][2][3]


Estos hallazgos exploratorios presentan una alta sensibilidad diagnóstica para la EIP (>95%), aunque con una baja especificidad[3].


Pruebas diagnósticas


El diagnóstico de la EIP es principalmente clínico, pero las pruebas complementarias pueden aumentar la especificidad y ayudar en el diagnóstico diferencial:


  • Test de embarazo para descartar gestación ectópica[3][5]


  • Hemograma, PCR y VSG para evaluar la respuesta inflamatoria[2][3]


  • Cultivo de exudado endocervical para N. gonorrhoeae y C. trachomatis[1][2][3]


  • Ecografía transvaginal para detectar engrosamientos tubáricos, abscesos o líquido libre pélvico[3][5]


  • En casos seleccionados, TAC o RMN pélvica[3]


  • Laparoscopia diagnóstica en casos dudosos o que no responden al tratamiento[3]


Manejo de emergencias


El manejo de la EIP en el servicio de emergencias debe ser rápido y eficaz:


  1. Evaluación inicial y estabilización hemodinámica si es necesario[1][5].


  2. Analgesia adecuada para el control del dolor[1][5].


  3. Inicio precoz de antibioterapia empírica de amplio espectro[1][2][5]:


    • Ceftriaxona 500 mg IM en monodosis + Doxiciclina 100 mg/12h VO durante 14 días[2].


    • En casos graves o con mala respuesta, considere tratamiento intravenoso y hospitalización[1][5].


  4. Valorar la necesidad de ingreso hospitalario según la gravedad del cuadro[1][5].


  5. Seguimiento estrecho para evaluar la respuesta al tratamiento[1][5].


  6. Educación sanitaria y recomendaciones sobre abstinencia sexual hasta completar el tratamiento[5].


  7. Estudio y tratamiento de las parejas sexuales[2][5]


La EIP es una patología compleja que requiere un alto índice de sospecha para su diagnóstico precoz. El manejo adecuado en el servicio de emergencias es crucial para prevenir complicaciones a largo plazo y mejorar los pronósticos de los pacientes afectados.


Citas



 
 
 

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