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Enfermedad Diverticular

Actualizado: 11 dic 2024

MANUAL DE EMERGENCIAS 2025



La enfermedad diverticular es una condición común que afecta el colon, caracterizada por la presencia de pequeñas protrusiones en la pared intestinal llamadas divertículos. Esta patología abarca un espectro de presentaciones clínicas, desde la diverticulosis asintomática hasta complicaciones graves como la diverticulitis.


Síntomas


Los síntomas de la enfermedad diverticular varían según su gravedad. En la diverticulosis no complicada, los pacientes suelen ser asintomáticos o presentar síntomas crónicos leves como:


  • Abdominales con hinchazón

  • Estreñimiento o diarrea alternante.

  • Calambres o dolor leve en la parte inferior del abdomen[5]


En casos de diverticulitis aguda, los síntomas son más pronunciados e incluyen:


  • Dolor abdominal intenso, generalmente en el cuadrante inferior izquierdo.

  • Fiebre y escalofríos

  • Náuseas y vómitos

  • Cambios en los hábitos intestinales[1][3]


Signos clínicos


Durante la evaluación clínica, los signos más frecuentes de diverticulitis incluyen:

  • Sensibilidad a la palpación en el cuadrante inferior izquierdo del abdomen.

  • Distensión abdominal

  • Signos de irritación peritoneal en casos severos

  • Fibra (temperatura >38,3°C)[7]


Exploración


La exploración física es crucial para el diagnóstico y evaluación de la gravedad. El médico realizará:


  • Palpación abdominal para localizar áreas de dolor y sensibilidad.

  • Auscultación de ruidos intestinales.

  • Evaluación de signos vitales, con especial atención a la temperatura y frecuencia cardíaca.

  • Examen rectal digital para descartar otras patologías[3]


Pruebas diagnósticas


El diagnóstico de la enfermedad diverticular se basa en una combinación de hallazgos clínicos y pruebas complementarias:


  1. Análisis de laboratorio:


    • Hemograma completo (para evaluar leucocitosis)

    • Proteína C reactiva

    • Análisis de orina

    • Pruebas de función hepática[3]


  2. Estudios de imagen:


    • Tomografía computarizada (TC) de abdomen y pelvis: Es el estudio de elección para el diagnóstico de diverticulitis. Permite visualizar la inflamación, abscesos y otras complicaciones[1][3]

    • Ecografía abdominal: Útil en pacientes jóvenes o embarazadas[7]


  3. Colonoscopia: Se realiza generalmente 6-8 semanas después de un episodio agudo para descartar otras patologías como neoplasias[5]


Manejo de emergencias


El manejo de la diverticulitis en el servicio de emergencias depende de la gravedad del cuadro:


  1. Diverticulitis no complicada:


    • Reposo intestinal

    • Hidratación

    • Antibióticos de amplio espectro (generalmente ambulatorios)

    • Analgesia[3]


  2. Diverticulitis complicada:


    • Hospitalización

    • Antibióticos intravenosos

    • Nada por vía oral

    • Monitorización de signos vitales y parámetros inflamatorios

    • Intervención quirúrgica en casos de perforación, abscesos grandes (≥6 cm) o falta de respuesta al tratamiento conservador[7][4]


La clasificación de Hinchey modificada es útil para guiar el manejo:


  • Estadio 0: Diverticulitis clínica leve

  • Estadio Ia: Inflamación pericólica confinada

  • Estadio Ib: Absceso pericólico o mesocólico confinado

  • Estadio II: Absceso pélvico, intraabdominal distante o retroperitoneal

  • Estadio III: Peritonitis purulenta generalizada

  • Estadio IV: Peritonitis fecal[4]


La enfermedad diverticular representa un desafío diagnóstico y terapéutico en el ámbito de emergencias. Un abordaje sistemático que incluye una evaluación clínica minuciosa, estudios de imagen apropiados y un manejo terapéutico escalonado es fundamental para optimizar los resultados en estos pacientes.


Citas



 
 
 

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