MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
La pérdida de conciencia es una emergencia médica que requiere una evaluación y manejo inmediato. Este artículo aborda los aspectos clave del paciente inconsciente, incluyendo síntomas, signos clínicos, exploración, pruebas diagnósticas y manejo en emergencias.
Síntomas
Los síntomas que preceden a la pérdida de conciencia pueden variar dependiendo de la causa subyacente. Algunos síntomas comunes incluyen:
Confusión o desorientación arrepentida
Mareo
Dolor de cabeza intenso
Alteraciones visuales
Debilidad generalizada
Náuseas o vómitos
Es importante señalar que en muchos casos, la pérdida de conciencia puede ocurrir sin síntomas previos evidentes[1].
Signos clínicos
Los signos clínicos observables en un paciente inconsciente incluyen:
Falta de respuesta a estímulos verbales o físicos
Ojos cerrados y sin reaccionar a la luz
Respiración alterada (puede ser superficial, irregular o ausente)
Alteraciones en el pulso y la presión arterial.
Pérdida del control de esfínteres
Flacidez muscular generalizada
Posibles convulsiones o movimientos anormales[1][3]
Exploración
La exploración del paciente inconsciente debe ser sistemática y rápida:
Evaluación del nivel de conciencia utilizando la Escala de Coma de Glasgow (ECG).
Verificación de la permeabilidad de las vías aéreas.
Evaluación del patrón respiratorio.
Control de signos vitales: frecuencia cardíaca, presión arterial, temperatura y saturación de oxígeno.
Examen pupilar: tamaño, simetría y reactividad a la luz.
Evaluación de reflejos del tronco encefálico.
Exploración motora: respuesta a estímulos dolorosos y tono muscular.
Búsqueda de signos de traumatismo, especialmente en cabeza y cuello[1][2].
Pruebas diagnósticas
Las pruebas diagnósticas son fundamentales para determinar la etiología de la pérdida de conciencia:
Análisis de sangre: hemograma completo, electrolitos, glucemia, función renal y hepática, toxicología.
Gasometría arterial.
Electrocardiograma (ECG).
Tomografía computarizada (TC) cerebral.
Resonancia magnética (RM) cerebral en casos seleccionados.
Electroencefalograma (EEG) para descartar actividad epiléptica.
Punción lumbar si se sospecha infección del sistema nervioso central[1][5].
Manejo de emergencias
El manejo inicial del paciente inconsciente en emergencias sigue el protocolo ABC:
Airway (Vía aérea): Asegurar la permeabilidad de la vía aérea.
Breathing (Respiración): Evaluar y asistir la respiración si es necesario.
Circulation (Circulación): Verificar pulso y controlar hemorragias si las hubiera.
Acciones específicas:
Coloque al paciente en posición lateral de seguridad si no se sospecha lesión cervical.
Administrar oxígeno suplementario.
Establecer un acceso venoso.
Monitorización continua de signos vitales.
Realizar glucemia capilar y administrar glucosa si está indicado.
Considere la administración de naloxona si se sospecha sobredosis de opioides.
Proteger al paciente de lesiones secundarias.
Iniciar maniobras de reanimación cardiopulmonar si es necesario[1][3][4].
Es crucial realizar una historia clínica detallada, incluyendo información sobre el contexto de la pérdida de conciencia, antecedentes médicos y medicación habitual del paciente[5].
El manejo definitivo dependerá de la causa subyacente de la pérdida de conciencia, que puede variar desde alteraciones metabólicas hasta lesiones cerebrales graves. La rápida identificación y tratamiento de la causa son fundamentales para mejorar el pronóstico del paciente[1][2].
El abordaje del paciente inconsciente requiere una evaluación sistemática y un manejo inmediato. La colaboración multidisciplinaria y la aplicación de protocolos estandarizados son esenciales para optimizar los resultados en estos casos de emergencia médica.
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