El Alcohol y los Adolescentes
- EmergenciasUNO

- 12 sept
- 3 Min. de lectura
INFORMACIÓN PARA PADRES - SALUD PEDIÁTRICA
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Resumen
Los padres y cuidadores son los modelos más influyentes en el comportamiento de los adolescentes respecto al alcohol.
Aunque es difícil evitar por completo la experimentación, se pueden fomentar hábitos más seguros.
La recomendación más segura para los menores de 18 años es no beber.
Es fundamental conocer la legislación local sobre el suministro de alcohol a menores.
Estadísticas sobre consumo de alcohol en adolescentes
Las encuestas muestran que cada vez más jóvenes optan por no beber alcohol.
Un alto porcentaje de adolescentes entre 14 y 17 años nunca ha consumido una bebida completa de alcohol.
Solo una pequeña proporción de este grupo bebe de manera semanal.
La edad promedio del primer consumo ha ido aumentando en los últimos años, lo cual es positivo, pues retrasar el inicio disminuye riesgos a futuro.
¿Cómo pueden los padres influir en el consumo de alcohol?
Los padres y cuidadores tienen un papel clave en la prevención. Pueden hacerlo:
Dando ejemplo con un consumo moderado o evitando el alcohol,
Teniendo días sin alcohol en la rutina,
Mostrando formas saludables de manejar el estrés (ejercicio, meditación),
Recordando nunca conducir después de beber.
Hablar con adolescentes sobre el alcohol
La adolescencia es una etapa de exploración. Aunque los jóvenes busquen experimentar, las conversaciones abiertas pueden marcar la diferencia.
Recomendaciones:
Enseñar sobre los riesgos del consumo excesivo (náuseas, vómitos, pérdida de control, resaca).
Explicar cómo el alcohol afecta la capacidad de decidir y aumenta riesgos de accidentes o conductas sexuales sin protección.
Conversar sobre estrategias prácticas: qué es una bebida estándar, cómo alternar bebidas con agua, no beber en ayunas y evitar juegos de alcohol.
Reforzar la importancia de tener siempre un plan seguro para regresar a casa.
Fomentar un consumo más seguro
Algunos factores que ayudan a reducir riesgos en adolescentes son:
Comunicación abierta y sin juicios,
Retrasar lo más posible la edad del primer consumo,
Mantener vínculos positivos en la familia, la escuela o actividades extracurriculares,
Reforzar la autoestima y los logros,
Contar con un adulto de confianza fuera de la familia,
Fomentar la pertenencia a grupos y actividades que no giren en torno al alcohol.
Riesgos del alcohol en adolescentes
El consumo en menores de edad puede ocasionar daños mayores que en adultos, debido a que el cerebro aún está en desarrollo.
Daños cerebrales: el alcohol puede afectar el lóbulo frontal y el hipocampo, zonas relacionadas con memoria, motivación y control de impulsos.
Lesiones cerebrales relacionadas con el alcohol (LEAC): consumo prolongado puede alterar memoria, equilibrio y aprendizaje.
Consumo excesivo en una sola ocasión: aumenta riesgos de vómitos, caídas, pérdida de conciencia, accidentes e incluso muerte.
Alcohol y conductas de riesgo
El alcohol incrementa la probabilidad de que los jóvenes se expongan a situaciones peligrosas como:
Peleas o violencia,
Ahogamiento,
Sobredosis al combinar con otras drogas,
Autolesiones o intentos de suicidio,
Accidentes de tráfico.
Alcohol y conducción
Los accidentes relacionados con conducir bajo los efectos del alcohol son una de las principales causas de muerte en jóvenes adultos. Conducir o viajar con alguien que ha bebido multiplica el riesgo de accidentes fatales.
Alcohol y consentimiento sexual
El alcohol reduce la capacidad de dar o recibir consentimiento informado. Cualquier actividad sexual con una persona que está bajo los efectos del alcohol puede constituir una agresión sexual. Es fundamental enseñar a los adolescentes el vínculo entre consumo de alcohol, consentimiento y respeto.
Alcohol y combinación con otras drogas
El consumo conjunto de alcohol con otras sustancias (cannabis, benzodiacepinas, opiáceos) aumenta significativamente el riesgo de sobredosis, problemas respiratorios y accidentes graves.
Celebraciones y consumo excesivo
Eventos como fiestas de fin de curso suelen estar asociados a grandes cantidades de alcohol. En estas situaciones, los jóvenes pueden beber de manera peligrosa. Hablar de antemano sobre límites, seguridad y planes de regreso a casa es clave para reducir riesgos.

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