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Dolor Cervical no Traumático

MANUAL DE EMERGENCIAS MENORES



El dolor cervical no traumático es una afección común que puede originarse por múltiples factores, como mala postura, sobreuso muscular, estrés, enfermedades degenerativas (osteoartrosis), contracturas musculares, hernia discal, infecciones o trastornos inflamatorios. A menudo, el dolor es crónico o subagudo y puede estar relacionado con trabajos sedentarios, uso excesivo de dispositivos electrónicos o malas posiciones al dormir.


Diagnóstico


El diagnóstico se basa en la historia clínica, incluyendo la duración del dolor, factores que lo agravan (como el trabajo prolongado frente al computador) y si el dolor es localizado o se irradia a otras zonas como los hombros o brazos. El examen físico evalúa el rango de movimiento del cuello, la presencia de espasmos o rigidez muscular y la palpación de puntos dolorosos.


Si el dolor persiste o se asocia con síntomas neurológicos como debilidad u hormigueo en los brazos, se deben realizar estudios de imagen (radiografías, resonancia magnética) para descartar patologías como hernia discal o artrosis cervical.


Diagnóstico Diferencial

Patología

Características

Artrosis cervical

Dolor crónico, rigidez y limitación del movimiento, empeora con la edad

Hernia discal cervical

Dolor irradiado al brazo, con posible debilidad u hormigueo

Tortícolis aguda

Espasmo muscular severo, con dolor y limitación del movimiento

Miositis

Dolor muscular asociado a inflamación o infecciones virales

Fibromialgia

Dolor generalizado, sensibilidad en múltiples puntos, fatiga

Manejo en Urgencias


En el contexto de urgencias, el manejo del dolor cervical no traumático se centra en el alivio sintomático. Se administran analgésicos y antiinflamatorios no esteroides (AINEs), junto con relajantes musculares si hay espasmos. La aplicación local de calor puede ayudar a relajar los músculos tensos.


En algunos casos, se recomienda iniciar ejercicios suaves de estiramiento y movilización temprana del cuello, evitando una inmovilización prolongada. Si hay signos de compresión nerviosa o síntomas neurológicos, se requiere una evaluación más completa con estudios de imagen.


Tratamiento Definitivo


El tratamiento a largo plazo incluye la corrección de la postura y la ergonomía, especialmente en pacientes con trabajos sedentarios o mala postura. La fisioterapia es esencial para mejorar la flexibilidad, fortalecer los músculos del cuello y enseñar técnicas de estiramiento.


Para casos relacionados con tensión muscular o estrés, pueden ser útiles terapias de relajación como masajes y ejercicios respiratorios. Si el dolor está relacionado con una hernia discal o artrosis, puede requerirse tratamiento médico específico, y en casos severos, una intervención quirúrgica. La prevención es clave, con recomendaciones para evitar posturas inadecuadas y realizar pausas activas durante el trabajo.

 
 
 

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