MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
Manejo de la Discapacidad del Aprendizaje
Evaluación inicial:
Historia clínica: Se debe obtener una historia clínica detallada, adaptada a las necesidades de comunicación, el nivel de desarrollo y la gravedad de la discapacidad del aprendizaje. Es esencial comunicarse directamente con la persona, utilizando lenguaje claro y accesible, frases cortas, y evitando terminología médica o acrónimos.
Examen físico: Evaluar la apariencia general, contacto visual, uso del vocabulario, interacción social y comportamiento. También se deben observar posibles signos de comorbilidades físicas o problemas de salud mental asociados.
Evaluación de la capacidad para tomar decisiones: Según la Ley de Capacidad Mental (2005), es crucial evaluar si la persona tiene la capacidad de tomar decisiones sobre su propio cuidado. Esta evaluación debe considerar factores como la salud física y mental, las necesidades de comunicación y la posible influencia externa.
Intervenciones iniciales:
Derivación a un equipo de apoyo local para discapacidad del aprendizaje para confirmar el diagnóstico y desarrollar un plan de manejo. Este equipo multidisciplinario puede incluir psicólogos, psiquiatras, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas, médicos, y otros especialistas según las necesidades del paciente.
Considerar la derivación a un psicólogo clínico si se requiere una evaluación más profunda, como para determinar la capacidad mental, evaluar riesgos en el sistema judicial, o realizar evaluaciones para acceso a beneficios.
Derivación a servicios de salud mental especializados si existen problemas de comportamiento desafiantes o trastornos de salud mental que no pueden ser manejados en atención primaria.
Derivación a un especialista en genética clínica si se sospechan anomalías cromosómicas o genéticas. Si hay sospecha de exposición teratogénica, también es recomendable consultar a un genetista clínico para descartar o confirmar una causa subyacente que explique la condición.
Intervención de los servicios de protección infantil o de adultos si hay sospecha de explotación, abuso o negligencia por parte de otros, o si la persona está en contacto con el sistema de justicia penal.
Manejo de la discapacidad confirmada:
Coordinación con el equipo multidisciplinario para proporcionar un apoyo integral que incluya evaluación conductual, manejo de la epilepsia, apoyo para la vida independiente y atención psiquiátrica o psicológica especializada.
Chequeos de salud anuales: Ofrecer a todas las personas mayores de 14 años con discapacidad del aprendizaje un chequeo de salud anual en atención primaria, asegurando la revisión de todos los aspectos de su salud, bienestar y situación social.
Revisión y monitoreo de tratamientos farmacológicos: Monitorear cualquier tratamiento farmacológico en curso, incluyendo la adherencia, posibles efectos adversos y la necesidad de ajustes en la medicación.
Planificación anticipada de cuidados: Ofrecer la posibilidad de discutir la planificación de cuidados futuros, incluyendo el cuidado al final de la vida, considerando las preferencias del paciente y la participación de la familia y cuidadores.
Asesoramiento y apoyo:
Proveer información sobre fuentes de apoyo y recursos para la persona, su familia y cuidadores. Esto puede incluir organizaciones de apoyo, recursos en línea, y grupos de apoyo comunitario.
Intervenciones conductuales y educativas: Si la persona muestra comportamientos desafiantes, trabajar con el equipo multidisciplinario para desarrollar un plan de apoyo conductual personalizado que pueda incluir intervenciones educativas y terapéuticas.
Ajustes razonables: Asegurarse de que se realicen ajustes razonables para facilitar el acceso a servicios de salud, como la adaptación de tiempos de consulta, necesidades de comunicación y modificaciones ambientales.
Diagnóstico
Evaluación en atención primaria:
En la mayoría de los casos, las personas con discapacidad del aprendizaje ya tendrán un diagnóstico confirmado tras una evaluación neurodesarrollamental especializada. En situaciones donde se sospecha de una discapacidad del aprendizaje, es crucial llevar a cabo una evaluación exhaustiva.
La evaluación debe incluir una historia clínica detallada, explorando:
Dificultades en la vida diaria: Preguntar sobre la capacidad para comprender y ejecutar tareas cotidianas, manejo de la rutina diaria, y la habilidad para aprender nuevas habilidades.
Historia familiar y social: Explorar relaciones con familiares y cuidadores, historia de trauma o negligencia, y cualquier necesidad de apoyo en actividades diarias.
Salud física y mental: Evaluar cualquier problema de salud física, dificultades cognitivas, emocionales o de comportamiento, y cualquier trastorno de salud mental asociado.
Intervenciones previas: Revisar tratamientos e intervenciones anteriores, incluyendo medicación y respuesta al tratamiento.
Examen físico: Observar la apariencia general, el contacto visual, el uso del vocabulario, la interacción social y el comportamiento general de la persona.
Capacidad de decisión:
Para personas mayores de 16 años, es importante evaluar su capacidad de tomar decisiones sobre su cuidado y tratamiento. La Ley de Capacidad Mental (2005) establece que se debe asumir que una persona tiene la capacidad de tomar decisiones a menos que se demuestre lo contrario.
La evaluación de la capacidad debe ser personalizada y tener en cuenta factores como la salud física y mental, las necesidades de comunicación, y la posible influencia de terceros.
Diagnóstico Diferencial
Condiciones asociadas:
Comportamientos desafiantes: La presencia de comportamientos desafiantes, como agresión, autolesiones, o retraimiento social, puede estar asociada con problemas de salud física o mental subyacentes. Estos comportamientos pueden servir como un medio de comunicación para la persona.
Problemas de salud física: Las personas con discapacidad del aprendizaje pueden tener una mayor prevalencia de problemas de salud física, como epilepsia, obesidad, problemas de movilidad, y trastornos gastrointestinales.
Problemas de salud mental: Es común que las personas con discapacidad del aprendizaje presenten trastornos de salud mental, como ansiedad, depresión, trastornos psicóticos, o demencia. Estos trastornos pueden manifestarse de manera diferente que en la población general.
Factores de riesgo:
Genéticos y prenatales: La presencia de anomalías cromosómicas o genéticas, como el síndrome de Down, es un factor de riesgo significativo para la discapacidad del aprendizaje. Además, la exposición prenatal a sustancias como el alcohol o infecciones como la rubéola congénita también aumenta el riesgo.
Complicaciones perinatales: Las complicaciones durante el parto que resultan en lesiones hipóxicas cerebrales o parálisis cerebral son factores de riesgo conocidos.
Factores ambientales: El trauma cerebral en la infancia, la negligencia y la falta de estimulación en los primeros años de vida son factores que contribuyen al desarrollo de una discapacidad del aprendizaje.
Definición
Una discapacidad del aprendizaje se define generalmente por tres criterios principales:
Capacidad intelectual reducida: Un coeficiente intelectual inferior a 70 es un indicador común de discapacidad del aprendizaje.
Deterioro significativo del funcionamiento social o adaptativo: Esto incluye dificultades en la realización de actividades diarias, la comunicación y la interacción social, lo que afecta la capacidad de la persona para vivir de manera independiente.
Inicio en la infancia: La discapacidad del aprendizaje debe comenzar antes de la edad adulta, típicamente manifestándose durante la infancia.
La discapacidad del aprendizaje se diferencia de las dificultades de aprendizaje específicas, como la dislexia, que afectan habilidades particulares sin necesariamente impactar la inteligencia general.
Comments