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Desgarro perineal

Actualizado: 12 dic 2024

MANUAL DE EMERGENCIAS 2025



El desgarro perineal es una complicación frecuente durante el parto vaginal, que implica una lesión en los tejidos que rodean la vagina y el ano. Este artículo académico abordará los aspectos clave del desgarro perineal, incluyendo sus síntomas, signos clínicos, exploración, pruebas diagnósticas y manejo en emergencias.



El desgarro perineal se define como una rasgadura en la piel y músculos situados sobre el orificio vaginal y su alrededor[1]. Se clasifican en cuatro grados según su gravedad:


  1. Primer grado: Afecta solo la piel perineal y la mucosa vaginal.

  2. Segundo grado: Implica los músculos perineales sin afectar el esfínter anal.

  3. Tercer grado: Se extiende al músculo del esfínter anal.

  4. Cuarto grado: Afecta el esfínter anal y la mucosa rectal[2].


Síntomas


Los síntomas del desgarro perineal pueden variar según la gravedad de la lesión, pero generalmente incluyen:


  • Dolor en la zona perineal

  • Sangrado vaginal

  • Hinchazón de la región perineal

  • Sensibilidad en el área afectada

  • Dolor o escozor al orinar, especialmente en desgarros de primer grado[1][2]


En casos más graves, pueden presentarse síntomas adicionales como:


  • Incontinencia de gases

  • Urgencia defecatoria

  • Incontinencia fecal (en desgarros de tercer y cuarto grado)[2][3]


Signos clínicos


Los signos clínicos observables en un desgarro perineal incluyen:


  • Solución de continuidad visible en la piel perineal

  • Edema y eritema en la zona afectada

  • Sangrado activo

  • Cambio en la anatomía normal del periné

  • En desgarros severos, exposición del esfínter anal o la mucosa rectal[2][3]


Exploración


La exploración del desgarro perineal es crucial para su correcto diagnóstico y manejo. Se recomienda seguir estos pasos:


  1. Posicionar a la paciente en litotomía.

  2. Asegurar una buena fuente de luz.

  3. Proporcionar analgesia adecuada.

  4. Realizar una inspección visual detallada del periné.

  5. Efectuar un tacto rectal con el dedo índice y una palpación digital de la masa del esfínter entre el dedo alojado en el recto y el pulgar que explora el periné[3].


Es importante buscar signos de lesión en el músculo elevador del ano, palpando las paredes laterales de la vagina. La presencia de grasa entre las fibras musculares es un indicador clave de rotura[3].


Pruebas diagnósticas


Aunque el diagnóstico del desgarro perineal se basa principalmente en la exploración física, en algunos casos pueden ser necesarias pruebas adicionales:


  • Ecografía endoanal: Útil para evaluar la integridad del esfínter anal en desgarros de tercer y cuarto grado.

  • Manometría anorrectal: Puede ayudar a valorar la función del esfínter anal.

  • Resonancia magnética: En casos complejos o cuando se sospecha de lesiones adicionales no visibles externamente[2][3].


Manejo en Emergencias


El manejo inmediato del desgarro perineal en emergencias incluye:


  1. Control del sangrado mediante presión directa.

  2. Colocación de gasa estéril o trozos de tela limpios sobre la zona afectada.

  3. Aplicación de compresas frías para reducir la hinchazón[4].


Para la reparación del desgarro:


  • Desgarros de primer grado: Pueden no requerir sutura o ser reparados en la sala de partos.

  • Desgarros de segundo grado: Generalmente requieren sutura en la sala de partos.

  • Desgarros de tercer y cuarto grado: Suelen necesitar reparación en quirófano, con técnicas más complejas y, en ocasiones, antibióticos profilácticos[2][3].


Es fundamental que el personal médico esté adecuadamente entrenado en el diagnóstico y manejo de los desgarros perineales, ya que un diagnóstico preciso y una reparación adecuada son esenciales para prevenir complicaciones a largo plazo como la incontinencia fecal o urinaria[2][3].


El desgarro perineal es una complicación obstétrica que requiere un abordaje sistemático para su diagnóstico y tratamiento. La correcta identificación del grado de lesión y su manejo apropiado son cruciales para garantizar la mejor recuperación posible y prevenir secuelas a largo plazo.


Citas





 
 
 

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