MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
Manejo de la Dependencia a los opioides
Tratamiento farmacológico:
Tratamiento de sustitución con agonistas opioides (TSO): Este tratamiento de primera línea implica el uso de agonistas opioides como metadona o buprenorfina. El objetivo es estabilizar al paciente y mantenerlo alejado del uso de opioides ilícitos. La metadona es un agonista completo que bloquea los efectos de la abstinencia por opioides durante 24 horas, mientras que la buprenorfina es un agonista parcial con menos riesgo de sobredosis, pero puede provocar síntomas de abstinencia si se administra demasiado pronto después del consumo de opioides.
Se puede usar buprenorfina en combinación con naloxona (suboxone) para reducir el riesgo de abuso por inyección. La naloxona no tiene efecto cuando se toma por vía sublingual, pero si se inyecta, bloquea los efectos de la buprenorfina y precipita la abstinencia, lo que desalienta su mal uso.
Tratamiento de abstinencia asistida con opioides: Para aquellos que desean la abstinencia completa, se puede ofrecer una desintoxicación asistida con opioides bajo supervisión médica. Este proceso debe manejarse cuidadosamente para evitar recaídas y el riesgo de sobredosis, que aumenta después de un período de abstinencia debido a la pérdida de tolerancia.
Mantenimiento con antagonistas de opioides: Naltrexona, un antagonista de los receptores opioides, puede usarse como parte del tratamiento de mantenimiento para prevenir recaídas. Este medicamento bloquea los efectos de los opioides en el cerebro, pero solo es efectivo si el paciente ya ha pasado por el proceso de desintoxicación y está motivado para mantenerse abstinente.
Intervenciones psicosociales:
Las intervenciones psicosociales son un componente esencial del tratamiento para la dependencia a los opioides. Estas incluyen terapia cognitivo-conductual, entrevistas motivacionales y apoyo en la prevención de recaídas. Estas intervenciones están diseñadas para ayudar al paciente a cambiar su comportamiento relacionado con las drogas y construir resistencia ante la tentación de recaer.
Monitoreo y seguimiento:
Durante la fase inicial del tratamiento con sustitutos opioides, el riesgo de sobredosis es más alto, por lo que se recomienda un monitoreo diario. Una vez estabilizado, el seguimiento puede reducirse a visitas quincenales o mensuales, según el progreso del paciente. Las pruebas de detección de drogas en orina u otras muestras biológicas pueden realizarse regularmente para verificar la adherencia al tratamiento.
Reducción de daños:
Parte del manejo de la dependencia a los opioides incluye estrategias de reducción de daños, como la educación sobre el uso seguro de agujas, el acceso a programas de intercambio de jeringas y la vacunación contra hepatitis B y otras infecciones. Los pacientes y sus familias deben recibir capacitación sobre los signos de sobredosis y el uso de naloxona para prevenir muertes por sobredosis.
Enfoque multidisciplinario:
El tratamiento efectivo para la dependencia a los opioides requiere un enfoque multidisciplinario. Equipos de salud mental, médicos de atención primaria, especialistas en adicciones y trabajadores sociales deben trabajar juntos para abordar las diversas necesidades del paciente, como problemas de salud mental coexistentes, complicaciones médicas y dificultades sociales.
Diagnóstico
Identificación de la dependencia a los opioides:
La dependencia a los opioides puede sospecharse en pacientes que consultan por complicaciones relacionadas con el uso de drogas, como infecciones (abscesos, VIH, hepatitis), o que presentan signos de intoxicación por opioides (somnolencia, pupilas pequeñas, hipoventilación). También puede sospecharse en aquellos con síntomas de abstinencia como rinorrea, sudoración, insomnio, ansiedad y dolores musculares.
Los pacientes con antecedentes psiquiátricos, legales o sociales, como arrestos relacionados con drogas, antecedentes de depresión o violencia, o dificultades económicas significativas, también deben evaluarse para detectar dependencia.
Criterios diagnósticos:
De acuerdo con la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), los criterios esenciales para el diagnóstico de la dependencia a los opioides incluyen:
Un deseo intenso o compulsión para usar opioides.
Dificultad para controlar el uso.
Incremento en la prioridad dada al uso de opioides por encima de otras actividades y responsabilidades.
Evidencia de tolerancia (necesidad de dosis mayores para lograr el mismo efecto).
Persistencia en el uso a pesar de las consecuencias negativas evidentes.
Síntomas de abstinencia cuando el uso se reduce o se interrumpe.
Estos síntomas suelen estar presentes durante al menos 12 meses, aunque el diagnóstico también puede hacerse si el uso es continuo durante al menos 3 meses.
Evaluación inicial:
La evaluación inicial incluye obtener una historia detallada del uso de opioides, incluyendo la cantidad y frecuencia de uso, vías de administración (oral, intravenosa, inhalación), y los efectos que el consumo ha tenido en la vida del paciente (por ejemplo, conflictos familiares, problemas laborales). También se evalúan los problemas médicos relacionados con el uso de opioides, como enfermedades infecciosas (VIH, hepatitis) y complicaciones como abscesos, trombosis venosa profunda y problemas respiratorios.
El estado mental debe evaluarse cuidadosamente, ya que la depresión, la ansiedad y los trastornos de personalidad son comunes en personas con dependencia a los opioides.
Investigaciones:
Las pruebas de detección pueden incluir:
Pruebas de orina para identificar el uso de opioides y otras sustancias.
Análisis de sangre para detectar infecciones como VIH y hepatitis, y para evaluar la función hepática y renal.
Radiografías de tórax y electrocardiogramas (ECG) si se sospechan complicaciones pulmonares o cardíacas relacionadas con el uso de opioides.
Diagnóstico Diferencial
Intoxicación por opioides:
El diagnóstico diferencial incluye otras condiciones que pueden presentar síntomas similares, como hipoglucemia, lesiones cerebrales traumáticas, encefalitis y meningitis, todas las cuales pueden causar alteraciones en el nivel de conciencia. También deben descartarse sobredosis por otros depresores del sistema nervioso central como benzodiacepinas o alcohol.
Síndrome de abstinencia:
Los síntomas de abstinencia de opioides, que incluyen sudoración, ansiedad, dolores musculares y diarrea, pueden confundirse con otras afecciones, como trastornos de ansiedad graves o gastroenteritis aguda.
Complicaciones asociadas:
Las complicaciones del uso prolongado de opioides incluyen infecciones graves como endocarditis, neumonía y hepatitis viral, así como trastornos psiquiátricos como depresión y ansiedad. También es necesario evaluar la desnutrición y los problemas dentales relacionados con la mala higiene y la mala alimentación en personas que usan opioides a largo plazo.
Definición
Los opioides son una clase de sustancias que incluyen derivados naturales del opio (como la morfina) y compuestos sintéticos (como la metadona) que actúan sobre los receptores opioides del cerebro. La dependencia a los opioides se refiere a una condición crónica en la que el uso repetido de opioides lleva a cambios tanto físicos como psicológicos, caracterizados por:
Un fuerte deseo de consumir opioides.
Dificultad para controlar su uso.
Prioridad creciente en el uso de opioides sobre otras actividades importantes.
Tolerancia a los opioides, que requiere dosis cada vez mayores para lograr el mismo efecto.
Persistencia en el uso a pesar de las claras consecuencias negativas, como problemas de salud, sociales o legales.
Síntomas de abstinencia cuando el uso se interrumpe o reduce abruptamente.
Esta dependencia puede desarrollarse rápidamente, a menudo en un período de 2 a 10 días de uso continuo, y se considera una enfermedad crónica que requiere un manejo a largo plazo.
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