MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
La demencia es un síndrome caracterizado por el deterioro progresivo de las funciones cognitivas, que afecta significativamente la capacidad de una persona para realizar actividades cotidianas. Este trastorno neurológico complejo representa un desafío creciente para los sistemas de salud a nivel mundial, siendo la enfermedad de Alzheimer su causa más frecuente[1][3].
Síntomas
Los síntomas de la demencia son diversos y pueden variar según la causa subyacente y la etapa de la enfermedad. Entre los más comunes se encuentran:
Pérdida de memoria, especialmente de eventos recientes[1][3]
Dificultad para comunicarse y encontrar palabras adecuadas[1]
Desorientación en tiempo y espacio[1][3]
Cambios en el estado de ánimo y la personalidad[1][3]
Dificultad para realizar tareas cotidianas y tomar decisiones[1][3]
Problemas de concentración y razonamiento[3]
Es importante destacar que estos síntomas suelen aparecer de forma gradual y empeorar con el tiempo, interfiriéndose progresivamente con la independencia del individuo[8].
Signos clínicos
Los signos clínicos de la demencia pueden observarse durante la evaluación médica y la interacción con el paciente. Estos incluyen:
Alteraciones en el comportamiento y las habilidades sociales[3][7]
Dificultades en la planificación y resolución de problemas[3]
Deterioro del juicio y la toma de decisiones[3][7]
Cambios en los patrones de sueño[3]
Problemas de control de esfínteres en etapas avanzadas[3]
Alteraciones en la marcha y el equilibrio[7]
Exploración
La exploración de un paciente con sospecha de demencia debe ser exhaustiva e incluir:
Evaluación neurológica completa, incluyendo examen de la memoria, habla, equilibrio y reflejos[7]
Valoración del estado mental y las funciones cognitivas[5]
Examen físico general para descartar otras causas de deterioro cognitivo[5]
Evaluación de la capacidad funcional en actividades diarias[5]
Pruebas diagnósticas
El diagnóstico de la demencia requiere una combinación de evaluaciones clínicas y pruebas complementarias:
Pruebas cognitivas y neuropsicológicas estandarizadas[5][7]
Análisis de sangre para descartar causas reversibles de deterioro cognitivo[5]
Estudios de neuroimagen, como resonancia magnética (RM) o tomografía computarizada (TC)[5][7]
En casos seleccionados, punción lumbar para análisis del líquido cefalorraquídeo[5]
Evaluaciones genéticas en casos de sospecha de formas hereditarias[9]
Manejo de emergencias
El manejo de pacientes con demencia en situaciones de emergencia requiere un enfoque especializado:
Evaluación rápida del estado mental y físico del paciente[3]
Identificación y tratamiento de condiciones médicas agudas que puedan exacerbar los síntomas de demencia[3]
Manejo de síntomas conductuales agudos, como agitación o agresividad, preferiblemente con medidas no farmacológicas[8]
En casos necesarios, uso juicioso de medicamentos como antipsicóticos, considerando siempre los riesgos y beneficios[8]
Coordinación con cuidadores y familiares para obtener información relevante y planificar el cuidado posterior[8]
La demencia representa un desafío significativo tanto para los pacientes como para los sistemas de salud. Un abordaje integral que incluya una evaluación exhaustiva, pruebas diagnósticas apropiadas y un manejo adecuado en situaciones de emergencia es fundamental para proporcionar la mejor atención posible a las personas afectadas por este trastorno. La investigación continúa y el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas son cruciales para mejorar la calidad de vida de los pacientes con demencia y sus cuidadores.
Citas
[2] https://www.msdmanuals.com/es/hogar/enfermedades-cerebrales-medulares-y-nerviosas/delirio-y-demencia/demencia
[5] https://www.saludcastillayleon.es/AulaPacientes/es/enfermedades/enfermedades-neurologicas/demencia/cuidados-personas-demencia-guia/diagnostico-demencia
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