MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
Manejo de la Deficiencia de Vitamina D en Adultos - Tratamiento y Prevención
El tratamiento de la deficiencia de vitamina D tiene como objetivo corregir los niveles bajos y prevenir complicaciones asociadas, como la osteomalacia y la osteoporosis. Además, se busca evitar recaídas en personas con factores de riesgo.
Suplementación de Vitamina D:
El tratamiento con colecalciferol (vitamina D3) o ergocalciferol (vitamina D2) es la base para corregir la deficiencia. La elección entre D2 y D3 no suele ser crítica, aunque algunos estudios sugieren que la D3 podría ser más efectiva.
Dosis de tratamiento:
Deficiencia severa (menos de 12 ng/mL): Se recomienda una dosis alta, comúnmente entre 20,000 a 50,000 UI por semana durante 6-8 semanas, o una dosis única de 300,000 UI administrada durante varios días o semanas.
Deficiencia moderada o insuficiencia (12-20 ng/mL): Se puede usar una dosis diaria de 1,000 a 2,000 UI de vitamina D por 6-12 semanas.
Mantenimiento: Una vez que los niveles se han normalizado, se recomienda una dosis de mantenimiento de 800 a 2,000 UI diarias para prevenir recaídas. Esta dosis puede variar dependiendo del riesgo del paciente, su exposición solar y su dieta.
Reevaluación: Los niveles séricos de 25-hidroxivitamina D deben revisarse a los 3-6 meses de iniciado el tratamiento para ajustar las dosis si es necesario.
Corrección de factores de riesgo subyacentes:
En personas con condiciones que interfieren con la absorción o el metabolismo de la vitamina D, como la enfermedad celíaca, fibrosis quística, o cirugías gástricas, puede ser necesario ajustar las dosis de suplemento.
Los pacientes con obesidad o que toman medicamentos como anticonvulsivos, glucocorticoides o antirretrovirales pueden requerir dosis más altas de vitamina D para corregir la deficiencia.
Suplementación de calcio:
En personas con hipocalcemia asociada a la deficiencia de vitamina D, o aquellas con osteomalacia o osteoporosis, es importante administrar calcio junto con vitamina D. Las dosis de calcio varían, pero suelen estar entre 1,000-1,200 mg diarios.
Modificación de factores del estilo de vida:
Aumentar la exposición solar y fomentar el consumo de alimentos ricos en vitamina D (como pescados grasos, yema de huevo y productos fortificados) puede ayudar a prevenir futuras deficiencias.
Diagnóstico
El diagnóstico de la deficiencia de vitamina D se realiza midiendo los niveles séricos de 25-hidroxivitamina D (25-OH-D), la forma circulante y principal indicador del estado de vitamina D en el cuerpo.
Clasificación de los niveles de vitamina D:
Deficiencia severa: Menos de 12 ng/mL (30 nmol/L).
Deficiencia: Menos de 20 ng/mL (50 nmol/L).
Insuficiencia: Entre 20 y 30 ng/mL (50-75 nmol/L).
Nivel adecuado: Mayor de 30 ng/mL (75 nmol/L).
Factores de riesgo para la deficiencia:
Exposición solar limitada: Personas que viven en zonas con pocas horas de luz solar, usan bloqueador solar de manera rutinaria, o tienen una piel oscura que no sintetiza eficientemente vitamina D con la exposición solar.
Condiciones médicas: Enfermedades como la enfermedad celíaca, enfermedad de Crohn, cirrosis, y insuficiencia renal crónica pueden interferir con la absorción o el metabolismo de la vitamina D.
Edad avanzada: Los adultos mayores tienen una capacidad reducida para sintetizar vitamina D en la piel. Además, suelen tener menos exposición solar debido a la disminución de actividades al aire libre.
Obesidad: La vitamina D es liposoluble y puede quedar atrapada en el tejido adiposo, lo que reduce su disponibilidad en el cuerpo.
Medicamentos: Fármacos como anticonvulsivos, glucocorticoides, y medicamentos para el VIH pueden interferir con el metabolismo de la vitamina D.
Embarazo y lactancia: Las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia pueden estar en riesgo de deficiencia si no reciben suficiente vitamina D a través de la dieta o la suplementación.
Síntomas de deficiencia:
Dolor óseo y debilidad muscular: La deficiencia severa de vitamina D puede llevar a osteomalacia en adultos, causando dolor óseo difuso y debilidad muscular.
Fracturas: Las personas con deficiencia prolongada tienen mayor riesgo de osteoporosis y fracturas, especialmente en los huesos de la cadera, muñeca y columna vertebral.
Diagnóstico Diferencial
Al evaluar a un paciente con deficiencia de vitamina D, es crucial considerar otras posibles causas de niveles bajos o síntomas similares:
Hipoparatiroidismo: Niveles bajos de calcio y de hormona paratiroidea, con síntomas similares a la osteomalacia.
Osteomalacia: Causada por deficiencia crónica de vitamina D, se manifiesta con dolor óseo, debilidad muscular y fracturas.
Osteoporosis: Una enfermedad metabólica ósea que puede estar asociada a la deficiencia de vitamina D pero también a otros factores como menopausia, envejecimiento y uso prolongado de corticosteroides.
Enfermedad renal crónica: La conversión de la vitamina D a su forma activa (1,25-dihidroxivitamina D) está alterada, lo que contribuye a niveles bajos de vitamina D y calcio.
Raquitismo (en adultos, manifestado como osteomalacia): Causa debilidad muscular, dolor y deformidades esqueléticas debido a una mineralización ósea deficiente.
Prevención
La prevención de la deficiencia de vitamina D se basa en la exposición solar adecuada, la suplementación cuando sea necesario, y el aumento de la ingesta de alimentos ricos en vitamina D.
Exposición solar:
Se recomienda una exposición moderada al sol, de 10-30 minutos en áreas expuestas de la piel (cara, brazos, piernas) al menos 2-3 veces por semana. Esto puede ser suficiente para mantener niveles adecuados de vitamina D en muchas personas.
En personas con poca exposición solar (por ejemplo, en invierno o en latitudes altas), es posible que la exposición solar no sea suficiente para mantener niveles adecuados de vitamina D, lo que hace necesaria la suplementación.
Suplementación preventiva:
En adultos con factores de riesgo o en personas que no pueden garantizar una exposición solar suficiente, se recomienda una suplementación de vitamina D de 800-1000 UI diarias.
En personas mayores o con condiciones médicas subyacentes que afectan el metabolismo de la vitamina D, puede ser necesario aumentar la dosis de suplementación para prevenir la deficiencia.
Dieta rica en vitamina D:
Promover el consumo de alimentos ricos en vitamina D, como pescados grasos (salmón, atún, caballa), hígado, yema de huevo, y productos fortificados como la leche, cereales y jugos.
En muchos países, la vitamina D se agrega a productos alimenticios para ayudar a mantener niveles adecuados, pero estos alimentos fortificados pueden no ser suficientes por sí solos para prevenir la deficiencia en personas de alto riesgo.
Evaluaciones periódicas:
Las personas con alto riesgo de deficiencia, como aquellas con enfermedades crónicas o que reciben medicamentos que interfieren con la absorción de vitamina D, deben someterse a controles periódicos de los niveles séricos de 25-hidroxivitamina D para ajustar las dosis de suplementos según sea necesario.
Definición
La deficiencia de vitamina D en adultos se refiere a niveles bajos de 25-hidroxivitamina D en el suero, lo que puede resultar en una absorción insuficiente de calcio y fósforo. Esto lleva a una mineralización ósea inadecuada, lo que aumenta el riesgo de desarrollar osteomalacia (reblandecimiento de los huesos) y osteoporosis (fragilidad ósea).
La vitamina D es esencial no solo para la salud ósea, sino también para el funcionamiento adecuado del sistema inmunológico, el metabolismo y otros procesos corporales. La deficiencia es común en poblaciones con poca exposición solar, dietas bajas en vitamina D o que tienen condiciones que afectan su absorción o metabolismo.
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