MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
La debilidad aguda generalizada es un síndrome clínico caracterizado por la pérdida rápida y difusa de la fuerza muscular, que se desarrolla en un período de horas al día, sin exceder las 4 semanas[1][3]. Este cuadro representa una urgencia médica potencialmente grave, especialmente cuando afecta la musculatura orofaríngea y respiratoria[5].
Síntomas
Los principales síntomas de la debilidad aguda generalizada incluyen:
Incapacidad para mantener la bipedestación
Caídas frecuentes
Rechazo a la deambulación
Postración e incapacidad para realizar movimientos[3]
Dificultad respiratoria
Dificultad para masticar, hablar o tragar[1]
En algunos casos, los pacientes pueden experimentar también:
Mialgias
Alteraciones sensitivas
Problemas de control esfinteriano[3][4]
Signos clínicos
Los signos clínicos más relevantes son:
Debilidad muscular simétrica, principalmente en músculos proximales.
Reflejos osteotendinosos abolidos o disminuidos.
Posible afectación de pares craneales, especialmente en casos de botulismo[3]
Alteraciones pupilares bilaterales en algunos casos.
Signos de dificultad respiratoria: respiración rápida y superficial, uso de musculatura accesoria, movimientos abdominales paradójicos[5]
Exploración
La exploración física debe ser minuciosa y sistemática, incluyendo:
Evaluación de la fuerza muscular utilizando la escala del Medical Research Council:
0: Sin contracción muscular evidente
1: Contracciones visibles pero sin movimiento
2: Movimiento que no vence la gravedad
3: Vence la gravedad pero no resistencia adicional
4: Ven con resistencia moderada
5: Fuerza normal[3]
Valoración de reflejos osteotendinosos
Examen de sensibilidad
Evaluación de pares craneales
Exploración de la función respiratoria, incluyendo la capacidad vital y la fuerza de la tos[1][5]
Pruebas diagnósticas
Las pruebas complementarias deben seleccionarse según la sospecha clínica:
Analítica sanguínea: hemograma completo, glucemia, electrolitos, función renal, creatina quinasa (CK)[3]
Estudios de neuroimagen:
TAC craneal sin contraste en casos de debilidad hemicorporal
RMN medular ante sospecha de mielopatía[3][4]
Punción lumbar: en casos de fiebre o sospecha de síndrome de Guillain-Barré[4]
Estudios neurofisiológicos: electromiografía y estudios de conducción nerviosa[1]
Pruebas de función pulmonar: capacidad vital, presión inspiratoria y espiratoria máximas[5]
Manejo de emergencias
El abordaje inicial en el servicio de urgencias debe incluir:
Evaluación rápida de la función respiratoria y necesidad de soporte ventilatorio.
Monitorización cardiorrespiratoria continua.
Realización de pruebas diagnósticas urgentes según la sospecha clínica.
Inicio de tratamiento específico si se identifica la causa (p. ej., inmunoglobulinas en Guillain-Barré)
Valoración de ingreso hospitalario:
En planta: la mayoría de los casos de debilidad aguda generalizada
En UCI: pacientes con insuficiencia respiratoria, debilidad rápidamente progresiva o disfunción autonómica severa[4]
Es fundamental un enfoque multidisciplinar, con participación de neurología, medicina intensiva y, en ocasiones, otras especialidades según la etiología subyacente.
La debilidad aguda generalizada representa un desafío diagnóstico y terapéutico en los servicios de urgencias. Una evaluación sistemática y un manejo adecuado son cruciales para prevenir complicaciones potencialmente fatales y mejorar el pronóstico de estos pacientes.
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