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Debilidad aguda generalizada

Foto del escritor: EmergenciasUNOEmergenciasUNO

Actualizado: 12 dic 2024

MANUAL DE EMERGENCIAS 2025



La debilidad aguda generalizada es un síndrome clínico caracterizado por la pérdida rápida y difusa de la fuerza muscular, que se desarrolla en un período de horas al día, sin exceder las 4 semanas[1][3]. Este cuadro representa una urgencia médica potencialmente grave, especialmente cuando afecta la musculatura orofaríngea y respiratoria[5].


Síntomas


Los principales síntomas de la debilidad aguda generalizada incluyen:


  • Incapacidad para mantener la bipedestación

  • Caídas frecuentes

  • Rechazo a la deambulación

  • Postración e incapacidad para realizar movimientos[3]

  • Dificultad respiratoria

  • Dificultad para masticar, hablar o tragar[1]


En algunos casos, los pacientes pueden experimentar también:


  • Mialgias

  • Alteraciones sensitivas

  • Problemas de control esfinteriano[3][4]


Signos clínicos


Los signos clínicos más relevantes son:


  • Debilidad muscular simétrica, principalmente en músculos proximales.

  • Reflejos osteotendinosos abolidos o disminuidos.

  • Posible afectación de pares craneales, especialmente en casos de botulismo[3]

  • Alteraciones pupilares bilaterales en algunos casos.

  • Signos de dificultad respiratoria: respiración rápida y superficial, uso de musculatura accesoria, movimientos abdominales paradójicos[5]


Exploración


La exploración física debe ser minuciosa y sistemática, incluyendo:


  1. Evaluación de la fuerza muscular utilizando la escala del Medical Research Council:


    • 0: Sin contracción muscular evidente

    • 1: Contracciones visibles pero sin movimiento

    • 2: Movimiento que no vence la gravedad

    • 3: Vence la gravedad pero no resistencia adicional

    • 4: Ven con resistencia moderada

    • 5: Fuerza normal[3]


  2. Valoración de reflejos osteotendinosos

  3. Examen de sensibilidad

  4. Evaluación de pares craneales

  5. Exploración de la función respiratoria, incluyendo la capacidad vital y la fuerza de la tos[1][5]


Pruebas diagnósticas


Las pruebas complementarias deben seleccionarse según la sospecha clínica:


  • Analítica sanguínea: hemograma completo, glucemia, electrolitos, función renal, creatina quinasa (CK)[3]

  • Estudios de neuroimagen:


    • TAC craneal sin contraste en casos de debilidad hemicorporal

    • RMN medular ante sospecha de mielopatía[3][4]


  • Punción lumbar: en casos de fiebre o sospecha de síndrome de Guillain-Barré[4]

  • Estudios neurofisiológicos: electromiografía y estudios de conducción nerviosa[1]

  • Pruebas de función pulmonar: capacidad vital, presión inspiratoria y espiratoria máximas[5]


Manejo de emergencias


El abordaje inicial en el servicio de urgencias debe incluir:


  1. Evaluación rápida de la función respiratoria y necesidad de soporte ventilatorio.

  2. Monitorización cardiorrespiratoria continua.

  3. Realización de pruebas diagnósticas urgentes según la sospecha clínica.

  4. Inicio de tratamiento específico si se identifica la causa (p. ej., inmunoglobulinas en Guillain-Barré)

  5. Valoración de ingreso hospitalario:


    • En planta: la mayoría de los casos de debilidad aguda generalizada

    • En UCI: pacientes con insuficiencia respiratoria, debilidad rápidamente progresiva o disfunción autonómica severa[4]


Es fundamental un enfoque multidisciplinar, con participación de neurología, medicina intensiva y, en ocasiones, otras especialidades según la etiología subyacente.


La debilidad aguda generalizada representa un desafío diagnóstico y terapéutico en los servicios de urgencias. Una evaluación sistemática y un manejo adecuado son cruciales para prevenir complicaciones potencialmente fatales y mejorar el pronóstico de estos pacientes.


Citas


 
 
 

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