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Crisis Hiperglucémica

Actualizado: 12 dic 2024

MANUAL DE EMERGENCIAS 2025



La crisis hiperglucémica es una emergencia médica de origen metabólico que puede presentarse en pacientes con o sin historia previa de diabetes mellitus[5]. Comprende dos entidades principales: la cetoacidosis diabética (CAD) y el estado hiperosmolar hiperglucémico (EHH)[3]. Ambas condiciones representan complicaciones metabólicas agudas graves de la diabetes y están asociadas con un notable exceso de mortalidad[2].


Síntomas


Los síntomas de la crisis hiperglucémica pueden variar en su presentación y gravedad:


  • Poliuria y polidipsia[1][2][3]

  • Náuseas y vómitos (más frecuentes en CAD)[2]

  • Debilidad y fatiga[1][5]

  • Alteraciones del estado mental, desde confusión hasta coma[1][3][4]

  • Pérdida de peso reciente[3]

  • Dolor abdominal (más común en CAD)[3]


Es importante notar que los síntomas en la CAD suelen presentarse de forma abrupta, mientras que en el EHH la aparición es más insidiosa[2].


Signos Clínicos


La exploración física puede revelar:


  • Signos de deshidratación severa (mucosas secas, disminución de la turgencia cutánea)[1][3][4]

  • Taquicardia e hipotensión[1][4]

  • Respiración de Kussmaul y aliento cetónico (en CAD)[2]

  • Alteraciones neurológicas (letargia, estupor o coma)[3][4]

  • Fiebre (en presencia de infección)[1]


Exploración


La evaluación inicial debe incluir:


  • Evaluación del estado de conciencia[4]

  • Signos vitales (frecuencia cardíaca, presión arterial, frecuencia respiratoria)[1][4]

  • Evaluación del estado de hidratación[3][4]

  • Examen neurológico completo[3]

  • Búsqueda de posibles focos infecciosos[2]


Pruebas Diagnósticas


Las pruebas de laboratorio esenciales incluyen:


  • Glucemia (>250 mg/dL en CAD, >600 mg/dL en EHH)[2][3]

  • Electrolitos séricos, incluyendo sodio y potasio[3][4]

  • Gases arteriales (pH <7,3 en CAD)[2][3]

  • Cetonas en sangre y orina[3][4]

  • Osmolaridad sérica (>320 mOsm/kg en EHH)[2][6]

  • Nitrógeno ureico y creatinina[4]

  • Hemograma completo[4]


Además, se deben realizar pruebas adicionales para identificar posibles factores precipitantes, como cultivos de sangre y orina, electrocardiograma, y ​​pruebas de COVID-19 y gripe[1].


Manejo de emergencias


El tratamiento de la crisis hiperglucémica se basa en tres pilares fundamentales:


  1. Reposición de líquidos: Se inicia con solución salina al 0,9% a una tasa de 15-20 mL/kg/hora durante las primeras 1-2 horas[5][6]. El objetivo es corregir la deshidratación y mejorar la perfusión tisular.

  2. Terapia con insulina: Se administra insulina regular en infusión intravenosa continua a una dosis de 0,1 UI/kg/hora[2][5]. El objetivo es reducir la glucemia a un ritmo de 50-75 mg/dL por hora.

  3. Corrección de electrolitos: Se debe prestar especial atención a los niveles de potasio, administrando suplementos según sea necesario[3][4].


El monitoreo frecuente de la glucemia, electrolitos y estado ácido-base es crucial para ajustar el tratamiento[5]. Una vez que la glucemia alcance niveles de 250-300 mg/dL en CAD o EHH, se debe considerar la transición a insulina subcutánea y la introducción de dextrosa en los fluidos intravenosos para prevenir la hipoglucemia[3][6].


Es fundamental identificar y tratar el factor precipitante de la crisis hiperglucémica para prevenir recurrencias[1][5].


El manejo efectivo de la crisis hiperglucémica requiere un enfoque multidisciplinario, un diagnóstico temprano y un tratamiento agresivo para reducir la morbilidad y mortalidad asociadas a esta condición potencialmente mortal.


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