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Contacto con Animales Salvajes

MANUAL DE EMERGENCIAS MENORES



El contacto con animales salvajes puede provocar una variedad de lesiones, desde mordeduras y arañazos hasta infecciones graves. Estos animales pueden transmitir enfermedades zoonóticas como la rabia, el hantavirus, la leptospirosis y la fiebre Q.


Las lesiones pueden ir desde heridas superficiales simples hasta infecciones potencialmente mortales. El riesgo aumenta en contactos con animales agresivos o enfermos, exposiciones prolongadas, o contacto con animales que secretan toxinas o portan enfermedades infecciosas.


Diagnóstico


El diagnóstico se basa en el tipo de contacto (mordedura, arañazo, exposición a fluidos corporales) y en los síntomas clínicos. Las mordeduras y arañazos se presentan con heridas visibles, sangrado, dolor y signos de inflamación o infección.


En casos de transmisión de enfermedades zoonóticas, pueden aparecer síntomas sistémicos como fiebre, cefalea, fatiga o malestar general. La historia del animal involucrado, especialmente si muestra signos de rabia (desorientación, agresividad, salivación excesiva), es clave para el diagnóstico.


Diagnóstico Diferencial

Condición

Diferencia Clave

Mordedura de perro o gato

Mordeduras profundas con riesgo de infección por bacterias específicas como Pasteurella.

Arañazo de gato

Lesión similar, pero con mayor riesgo de infección por Bartonella henselae.

Mordedura de serpiente

Herida punzante, posiblemente con envenenamiento sistémico.

Infección bacteriana

Infección local o sistémica no relacionada directamente con contacto animal.

Manejo de Emergencia


El manejo inicial depende del tipo de lesión. Las mordeduras y arañazos deben limpiarse y desinfectarse inmediatamente con solución salina y jabón antiséptico. Si hay sangrado, se debe aplicar presión directa para controlarlo.


En heridas abiertas, se debe evitar el cierre primario en algunos casos de alto riesgo para permitir un drenaje adecuado. Se administran antibióticos profilácticos para cubrir infecciones bacterianas comunes transmitidas por animales salvajes, como Pasteurella o Capnocytophaga, y se debe actualizar la vacunación antitetánica.


Si se sospecha exposición a rabia, se debe iniciar inmediatamente la profilaxis posexposición (PEP) con inmunoglobulina antirrábica y vacuna. En contactos con animales sospechosos de portar otras enfermedades zoonóticas, puede indicarse un tratamiento específico según la exposición (por ejemplo, antibióticos para la leptospirosis).


Tratamiento Definitivo


El tratamiento definitivo depende de la lesión y del riesgo de infección. Las mordeduras o arañazos sin signos de infección pueden tratarse con profilaxis antibiótica (amoxicilina/ácido clavulánico es el tratamiento de primera línea).


En infecciones establecidas, el tratamiento debe ajustarse según el patógeno identificado. En casos de riesgo de rabia, es fundamental completar la serie de vacunación posexposición.


Si la herida es grave o compromete estructuras importantes (tendones, vasos sanguíneos), puede requerirse intervención quirúrgica. El seguimiento debe incluir vigilancia de signos de infección, adecuada cicatrización de la herida y evaluación del estado general de salud, especialmente si hubo exposición a animales potencialmente portadores de enfermedades zoonóticas.

 
 
 

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