MANUAL DE EMERGENCIAS 80/20
Definición
La consulta segura con pacientes potencialmente agresivos o violentos implica la interacción con individuos cuyo comportamiento puede representar un riesgo para la seguridad del personal médico, otros pacientes y, en algunos casos, para el propio paciente. Estos encuentros pueden estar vinculados a trastornos psiquiátricos, abuso de sustancias, traumatismos o situaciones de crisis emocional.
Causas
Las causas de la agresividad o violencia en el entorno de emergencias pueden ser diversas, incluyendo:
Trastornos psiquiátricos: Pacientes con trastornos como esquizofrenia, trastorno bipolar o trastorno límite de la personalidad pueden manifestar comportamientos agresivos.
Abuso de sustancias: El consumo de sustancias psicoactivas, como alcohol, drogas ilícitas o medicamentos, puede desinhibir y provocar reacciones violentas.
Situaciones de crisis: El estrés extremo, la pérdida de un ser querido o la experiencia de un evento traumático pueden desencadenar respuestas agresivas.
Problemas médicos agudos: Condiciones médicas, como traumatismos craneales, infecciones del sistema nervioso o estados delirantes, pueden contribuir a la agresividad.
Manejo en el Departamento de Emergencias
El manejo de consultas con pacientes potencialmente agresivos implica enfoques específicos para garantizar la seguridad y la atención adecuada:
Evaluación de la situación: Evaluar la situación de forma rápida y dinámica, identificando factores desencadenantes y posibles amenazas para la seguridad.
Comunicación efectiva: Establecer una comunicación clara y empática, manteniendo la calma y evitando confrontaciones directas que puedan aumentar la agresividad.
Establecimiento de límites: Establecer límites claros y consistentes, indicando las expectativas de comportamiento y las consecuencias ante la agresión.
Colaboración con seguridad: Trabajar de cerca con personal de seguridad capacitado para manejar situaciones potencialmente peligrosas.
Uso estratégico de medicamentos: En casos necesarios, considerar el uso de medicamentos sedantes para calmar al paciente y permitir una evaluación más detallada.
Derivación y seguimiento: Evaluar la necesidad de derivación a servicios de salud mental o servicios sociales para un manejo más especializado después de la estabilización inicial.
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