MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
La colitis isquémica es la forma más común de isquemia intestinal, representando entre el 60-70% de los casos[4]. Se produce cuando hay una reducción o bloqueo del flujo sanguíneo al colon, lo que puede provocar daños en el revestimiento interior y las capas más profundas de la pared intestinal[1][3]. Esta condición afecta principalmente a personas mayores de 60 años y está asociada con diversos factores de riesgo, incluyendo enfermedades cardiovasculares y trastornos de coagulación[1][2].
Síntomas
Los síntomas más característicos de la colitis isquémica incluyen:
Dolor abdominal cólico, generalmente en el cuadrante inferior izquierdo[1][7]
Urgencia defecatoria[7]
Diarrea con sangre (hematoquecia)[1][3]
Náuseas y vómitos[3]
Fiebre leve (generalmente inferior a 37,7°C)[1]
La tríada clásica de dolor abdominal cólico, urgencia defecatoria y rectorragia está presente en más del 70% de los casos y es clave para orientar el diagnóstico[7].
Signos clínicos
Durante la exploración física, se pueden observar los siguientes signos:
Hipersensibilidad abdominal leve sobre el área afectada[7]
Distensión abdominal en casos más graves[7]
Signos de peritonitis en formas severas con extensión transmural de la isquemia[7]
Síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SRIS) en casos avanzados[7]
Exploración
La exploración física debe incluir:
Palpación abdominal para evaluar dolor y sensibilidad[1]
Evaluación de signos vitales, incluyendo temperatura corporal[1]
Examen rectal para detectar sangre en las heces[3]
Pruebas diagnósticas
Para confirmar el diagnóstico y descartar otras patologías, se recomiendan las siguientes pruebas:
Tomografía computarizada (TC) abdominal: Proporciona imágenes detalladas del colon y ayuda a descartar otros trastornos[5][8]
Colonoscopia: Permite visualizar directamente la mucosa colónica y es esencial para el diagnóstico definitivo[1][5]
Análisis de laboratorio: Incluyen hemograma completo, panel metabólico y pruebas de coagulación[3]
Análisis de heces: Para descartar infecciones como causa de los síntomas[5][8]
Angiografía por TC: Puede ser útil para identificar la causa y localización de la isquemia[6]
Manejo de emergencias
El tratamiento inicial en el servicio de urgencias debe incluir:
Hospitalización del paciente[1][3]
Reposo intestinal: Suspensión de la ingesta oral durante los primeros días[1][3]
Hidratación intravenosa: Para corregir desequilibrios hidroelectrolíticos[1][3][6]
Antibioterapia: Para prevenir infecciones secundarias[3][6]
Monitorización estrecha de signos vitales y función renal[3]
Tratamiento de enfermedades subyacentes (ej. insuficiencia cardiaca, arritmias)[5]
Suspensión de medicamentos que puedan exacerbar la isquemia (ej. vasoconstrictores)[5]
En casos graves con signos de peritonitis o deterioro clínico, se debe considerar la intervención quirúrgica urgente[2]
La mayoría de los pacientes con colitis isquémica leve a moderado mejoran con tratamiento conservador en 1-2 semanas[1]. Sin embargo, es crucial mantener una vigilancia estrecha para detectar complicaciones como perforación o necrosis que requieran cirugía inmediata[2].
El reconocimiento temprano de los factores de riesgo y la presentación clínica característica, junto con un abordaje diagnóstico y terapéutico adecuado, son fundamentales para optimizar el pronóstico de los pacientes con colitis isquémica[6].
Citas
[2] https://www.elsevier.es/es-revista-cirugia-espanola-36-articulo-colitis-isquemica-dos-formas-evolucion-13086878
[4] https://revistanefrologia.com/es-colitis-isquemica-una-enfermedad-infradiagnosticada-hemodialisis-articulo-X0211699501013365
[5] https://www.beaconhealthsystem.org/es/libreria/diseases-and-conditions/colitis-isquemica?content_id=CON-20373984
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