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Candidiasis genital femenina

MANUAL DE EMERGENCIAS 2024



1. Manejo de la Candidiasis genital femenina


El manejo de la candidiasis vulvovaginal se centra en aliviar los síntomas, erradicar la infección y prevenir recurrencias. Las principales estrategias incluyen:


  • Medidas de autocuidado:


    • Usar emolientes como sustitutos del jabón para lavar y/o humectar el área vulvar.

    • Evitar productos irritantes como jabones perfumados, champús, geles de baño, duchas vaginales y toallitas higiénicas. Estos productos pueden alterar la flora vaginal normal, favoreciendo el crecimiento de Candida.

    • No usar ropa ajustada o no absorbente, ya que puede generar un ambiente cálido y húmedo que favorece la proliferación del hongo.

    • Evitar terapias complementarias no recomendadas, como el uso de yogur o probióticos tópicos u orales, así como aceites esenciales como el de árbol de té, que carecen de evidencia sólida para su eficacia.


  • Optimización de condiciones subyacentes:


    • Si una mujer tiene diabetes no controlada o alguna condición que cause inmunosupresión (como la infección por VIH), es importante optimizar el tratamiento de estas condiciones. Las mujeres con diabetes no controlada son más susceptibles a infecciones por Candida.


  • Tratamiento antifúngico:


    • El tratamiento de primera línea para la candidiasis vulvovaginal aguda incluye:


      • Fluconazol 150 mg en una dosis única vía oral. Este tratamiento es eficaz para la mayoría de los casos de candidiasis.

      • Si el tratamiento oral está contraindicado o no es tolerado, se puede usar clotrimazol en formato de óvulo vaginal de 500 mg en una dosis única. También está disponible en cremas intravaginales que pueden administrarse por varias noches.

      • En casos de infección grave, puede indicarse una dosis adicional de fluconazol a las 72 horas, o el uso prolongado de tratamientos tópicos.


  • Tratamiento de infecciones recurrentes:


    • Para las mujeres con infección recurrente (definida como cuatro o más episodios sintomáticos en un año), se recomienda un régimen de inducción y mantenimiento:


      • Para la inducción, se administran tres dosis de fluconazol 150 mg, una cada 72 horas.

      • Para el mantenimiento, se prescribe fluconazol 150 mg una vez por semana durante seis meses.

      • Si el tratamiento con fluconazol no es tolerado o está contraindicado, se pueden usar tratamientos tópicos como clotrimazol (500 mg) una vez por semana durante seis meses.


  • Seguimiento y derivación:


    • Si los síntomas persisten después de 7-14 días de tratamiento, se debe considerar el fracaso del tratamiento y la necesidad de realizar estudios adicionales o modificar el plan terapéutico.

    • En casos de síntomas persistentes, diagnóstico incierto, o presencia de especies de Candida no-albicans o resistentes a los azoles, se debe considerar la derivación a un especialista para una evaluación más detallada y pruebas específicas, como la especiación y las pruebas de sensibilidad a antifúngicos.


2. Diagnóstico


El diagnóstico de la candidiasis vulvovaginal se basa en la combinación de la evaluación clínica y, en algunos casos, pruebas de laboratorio. Los pasos incluyen:


  • Historia clínica:


    • Se deben indagar los síntomas típicos de la candidiasis vulvovaginal, como:


      • Picazón vaginal o vulvar intensa, que es uno de los síntomas más característicos.

      • Irritación vulvar o vaginal.

      • Flujo vaginal espeso, blanco, similar al queso y no maloliente.

      • Dispareunia superficial, o dolor durante las relaciones sexuales, a menudo causado por la inflamación de la mucosa vaginal.

      • Disuria (molestias al orinar) debido a la irritación de la vulva.

    • También es importante preguntar sobre la frecuencia de los episodios:

      • Si es un episodio aislado o si ha habido síntomas recurrentes.

      • Ante el fracaso del tratamiento previo, se deben investigar otras posibles causas o errores en la administración del tratamiento.


  • Exploración física:


    • En la mayoría de los casos, se realiza una exploración de los genitales externos, especialmente en casos de fracaso del tratamiento o infección recurrente. Los hallazgos pueden incluir:


      • Eritema vulvovaginal (enrojecimiento).

      • Fisuras vaginales o vulvares.

      • Lesiones satélite (pequeñas pápulas alrededor de la zona afectada).

      • Excoriaciones en la vulva, resultado del rascado debido al prurito.


  • Pruebas diagnósticas:


    • No siempre se requieren, pero se pueden indicar en casos de:


      • Incertidumbre diagnóstica.

      • Síntomas persistentes o recurrentes.

      • Fracaso del tratamiento.


    • Las pruebas incluyen:


      • Toma de muestra para cultivo (hisopo vaginal alto) para la identificación de especies de Candida y pruebas de sensibilidad antifúngica.

      • En casos complejos, se pueden solicitar análisis adicionales como una prueba de pH vaginal (normalmente ácido en la candidiasis) o pruebas de glucosa (HbA1c) para descartar diabetes no diagnosticada.


3. Diagnóstico diferencial


Existen varias condiciones que pueden presentarse con síntomas similares a la candidiasis vulvovaginal. Es fundamental considerarlas para evitar tratamientos inapropiados. Estas incluyen:


  • Otras infecciones vaginales:


    • Vaginosis bacteriana: caracterizada por un flujo homogéneo, blanco o grisáceo, que suele tener un olor fuerte a pescado. La picazón no suele ser prominente.

    • Tricomoniasis: presenta un flujo vaginal abundante, espumoso, de color gris-verdoso y maloliente. Puede acompañarse de prurito vaginal.

    • Clamidia: puede causar flujo vaginal y disuria, pero no suele presentar picazón.

    • Gonorrea: rara vez causa picazón, pero está asociada con dolor y un flujo cervical purulento.

    • Herpes genital: a menudo presenta dolor vulvar agudo, úlceras, enrojecimiento e irritación. El flujo vaginal es infrecuente en estos casos.


  • Condiciones no infecciosas:


    • Dermatitis de contacto o eccema vulvar: son causadas por irritantes o alérgenos y pueden generar picazón intensa y enrojecimiento.

    • Vaginitis atrófica: frecuente en mujeres posmenopáusicas, presenta flujo vaginal, sequedad e irritación debido a la disminución de los niveles de estrógenos.

    • Vaginitis citolítica: aunque presenta flujo vaginal similar al de la candidiasis, los cultivos para hongos son negativos.

    • Cuerpos extraños: como tampones olvidados, que pueden causar flujo maloliente y molestia.

    • Malignidades ginecológicas: el cáncer del cuello uterino, útero o vulva puede presentar flujo vaginal persistente o anormal. Es importante considerar esta posibilidad en mujeres con factores de riesgo o síntomas no explicables.


4. Definición


La candidiasis vulvovaginal es una inflamación sintomática de la vulva y/o la vagina causada por una infección superficial con hongos del género Candida, principalmente Candida albicans. Esta levadura es parte de la flora normal del tracto genital femenino, pero su sobrecrecimiento puede provocar una infección, especialmente bajo ciertas condiciones predisponentes.


  • Síntomas comunes: Incluyen prurito vaginal o vulvar, irritación, flujo vaginal espeso no maloliente, dispareunia superficial y disuria. Estos síntomas varían en intensidad y pueden volverse crónicos en infecciones recurrentes.

  • Infección aguda: Se refiere al primer episodio o a un episodio aislado de candidiasis vulvovaginal, generalmente identificado por microscopía o cultivo.

  • Infección recurrente: Se define como cuatro o más episodios sintomáticos en un año, con al menos dos episodios confirmados por cultivo. A veces, las mujeres pueden experimentar respuesta parcial o incompleta al tratamiento, con síntomas persistentes entre episodios.

  • Causas: Aunque la mayoría de los casos son provocados por Candida albicans (80-89%), otras especies de Candida como C. glabrata, C. tropicalis o C. parapsilosis también pueden ser responsables. Las infecciones por especies no albicans tienden a ser más resistentes al tratamiento con azoles.

  • Prevalencia: La candidiasis vulvovaginal es extremadamente común. Hasta un 20% de las mujeres en edad reproductiva pueden estar colonizadas de forma asintomática por especies de Candida, lo que no requiere tratamiento. Aproximadamente 75% de las mujeres experimentarán al menos un episodio en su vida, y un 5% desarrollará infecciones recurrentes.

  • Factores de riesgo: Incluyen el uso reciente de antibióticos, el embarazo, el uso de anticonceptivos hormonales, diabetes no controlada, inmunosupresión y la exposición a irritantes locales.

  • Complicaciones: Pueden incluir infecciones recurrentes, fracaso del tratamiento, disminución de la calidad de vida y dificultades psicosexuales, además de balanitis candidiásica en parejas sexuales masculinas.

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