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Bulto en el cuello


MANUAL DE EMERGENCIAS 2024



Manejo de Bulto en el cuello


El manejo de un bulto en el cuello varía según la causa subyacente, la gravedad de los síntomas y la posibilidad de malignidad.


  1. Medidas inmediatas y manejo inicial:


    • Infecciones cutáneas superficiales: Si el bulto está asociado a una infección cutánea (por ejemplo, un absceso), se debe tratar con antibióticos y considerar drenaje si es necesario.


    • Infección bacteriana y linfadenopatía: Si se sospecha que una infección bacteriana está causando linfadenopatía (agrandamiento de los ganglios linfáticos), como en casos de amigdalitis o infección de las vías respiratorias superiores, se debe prescribir antibióticos según sea apropiado y proporcionar seguimiento.


    • Antibióticos profilácticos: En infecciones virales o bacterianas leves, como las causadas por virus respiratorios, puede no ser necesario ningún tratamiento específico, pero es importante vigilar el desarrollo de la condición.


  2. Derivaciones urgentes:


    • Cáncer de cabeza y cuello: Cualquier bulto en el cuello que se sospeche como maligno, o si hay factores de riesgo de cáncer como tabaquismo, abuso de alcohol, historial de radiación, o síntomas de alerta roja (disfagia, odinofagia, cambios en la voz), debe derivarse urgentemente a un especialista en un plazo de dos semanas.


    • Tumores tiroideos: Los bultos en la tiroides o los nódulos con síntomas compresivos (como dificultad para respirar o tragar) requieren una derivación urgente a un especialista endocrinólogo o cirujano tiroideo.


    • Ecografía de cuello: Si el bulto en el cuello es inexplicable, está aumentando de tamaño o tiene características sospechosas, se debe solicitar una ecografía de cuello de manera urgente para evaluar posibles causas malignas, como sarcoma de tejido blando.


  3. Manejo en atención primaria:


    • Para casos no urgentes, se puede realizar un seguimiento con exploración física regular, control de síntomas y pruebas de imagen, como ecografías de control o pruebas de laboratorio, según el caso.


    • Manejo de linfadenopatía persistente: Si la linfadenopatía persiste más allá de 2 a 4 semanas sin causa aparente o si se acompaña de síntomas sistémicos, como fiebre, pérdida de peso, fatiga inexplicada o sudores nocturnos, se recomienda una derivación a un especialista.


    • Seguridad y seguimiento: Aconsejar al paciente sobre los signos de alerta que requieran atención médica urgente, como crecimiento rápido del bulto, dolor, cambios en la piel o nuevos síntomas sistémicos.


Diagnóstico


El diagnóstico de un bulto en el cuello depende de una evaluación clínica completa, incluyendo anamnesis detallada y examen físico. Se debe considerar una variedad de causas, desde benignas hasta malignas, dependiendo de la edad del paciente, los factores de riesgo y las características del bulto.


  1. Evaluación clínica:


    • Historia clínica detallada:


      • Inicio y duración: Bultos presentes desde el nacimiento o que aparecen en la infancia pueden ser congénitos, mientras que bultos de aparición reciente pueden deberse a infecciones o neoplasias.

      • Crecimiento y cambios: Un bulto que ha crecido rápidamente o ha estado presente durante más de 6 semanas puede sugerir malignidad.

      • Síntomas asociados: Preguntar sobre disfagia (dificultad para tragar), odinofagia (dolor al tragar), cambios en la voz, tos persistente, pérdida de peso inexplicada, sudores nocturnos o fiebre.

      • Factores de riesgo: Tabaquismo, consumo excesivo de alcohol, exposición a radiación previa o antecedentes familiares de cáncer aumentan el riesgo de malignidad.


    • Examen físico:


      • Palpación del cuello para determinar la localización, tamaño, movilidad, consistencia y tendencia al dolor del bulto.

      • Verificar si el bulto es pulsátil (puede sugerir un aneurisma carotídeo) o si se mueve al tragar (como un nódulo tiroideo o quiste tirogloso).

      • Evaluación del aspecto de la piel sobre el bulto (como enrojecimiento, ulceración o induración).

      • Examen general para detectar posibles signos de linfadenopatía generalizada o hepatomegalia en casos de sospecha de malignidades sistémicas (como linfoma o leucemia).


  2. Investigaciones adicionales:


    • Ecografía de cuello: Es el primer paso de imagen para la evaluación de bultos en el cuello, proporcionando detalles sobre la naturaleza quística o sólida de la masa.


    • Biopsia o aspiración con aguja fina (BAAF): Si la ecografía muestra características sospechosas, se debe considerar una biopsia para obtener un diagnóstico definitivo.


    • Pruebas de sangre: Un hemograma completo puede ser necesario para descartar leucemia o linfoma, especialmente en casos de linfadenopatía generalizada.


Diagnóstico diferencial


El diagnóstico diferencial de un bulto en el cuello es amplio e incluye múltiples causas benignas y malignas. Entre las causas más comunes se encuentran:


  1. Infecciones:


    • Linfadenopatía reactiva: Común en infecciones virales y bacterianas, especialmente en niños. Suele presentarse como ganglios linfáticos dolorosos, móviles y pequeños que se resuelven espontáneamente tras la resolución de la infección.


    • Abscesos: Un absceso cutáneo o un quiste infectado puede presentarse como una masa dolorosa, caliente y enrojecida.


  2. Tumores benignos:


    • Lipoma: Tumor benigno de crecimiento lento, indoloro, móvil y blando.


    • Neuromas y hemangiomas: Tumores de origen neural o vascular que generalmente son benignos y de crecimiento lento.


  3. Malignidad:


    • Linfoma: Presenta agrandamiento indoloro de los ganglios linfáticos, con síntomas sistémicos como fiebre, sudores nocturnos y pérdida de peso.


    • Carcinoma escamoso de cabeza y cuello: Más común en adultos mayores con factores de riesgo como el tabaquismo. Se presenta con un bulto duro, fijo, y asociado a síntomas locales como disfagia o cambios en la voz.


    • Metástasis: Las metástasis a los ganglios cervicales pueden provenir de tumores primarios en la cabeza, cuello, tórax o abdomen superior (por ejemplo, nódulo de Virchow).


  4. Quistes congénitos:


    • Quiste del conducto tirogloso: Generalmente presente en la línea media del cuello y se mueve al tragar o sacar la lengua.


    • Quiste branquial: Común en el tercio superior del cuello, a menudo se presenta en adolescentes o adultos jóvenes después de una infección respiratoria.


  5. Causas vasculares:


    • Aneurisma de la arteria carótida: Se presenta como un bulto pulsátil, no doloroso en la región del cuello, con posibilidad de soplo audible o thrill palpable.


  6. Trauma:


    • Hematoma: Un bulto que se forma después de un traumatismo, caracterizado por coloración azulada o dolor local.


Definición


Un bulto en el cuello se define como una lesión anormal que puede ser visible, palpable o detectada mediante estudios de imagen, ubicada por debajo de la mandíbula, por encima de la clavícula y profunda a la piel. Estos bultos pueden ser de origen congénito o adquirido, y afectan a personas de cualquier grupo de edad.


Las causas incluyen infecciones cutáneas, linfadenopatías, tumores benignos, tumores malignos, masas tiroideas, masas de las glándulas salivales, malformaciones congénitas, tumores del cuerpo carotídeo, aneurismas y trauma. La probabilidad de malignidad aumenta con la edad, especialmente en adultos mayores de 40 años.

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