Bradiarritmias ( pulso inferior a 60 lpm )
- EmergenciasUNO
- 25 nov 2024
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Actualizado: 11 dic 2024
MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
Las bradiarritmias, definidas como un ritmo cardíaco inferior a 60 latidos por minuto (lpm), representan un grupo diverso de trastornos del ritmo cardíaco que incluyen la disfunción del nódulo sinusal y las alteraciones de la conducción auriculoventricular[3].
Síntomas
Los síntomas de las bradiarritmias pueden variar desde manifestaciones asintomáticas hasta una amplia gama de presentaciones clínicas. Los pacientes suelen experimentar:
Mareos y cuadros de sincope
Cansancio y debilidad muscular
Falta de eficacia en el bombeo sanguíneo
Ausencia de aceleración del ritmo cardíaco ante estímulos como la actividad física o la fiebre[1]
En casos graves, los pacientes pueden presentar síntomas de insuficiencia cardíaca, como disnea, o incluso experimentar una parada cardíaca[1][3].
Signos Clínicos
Los signos clínicos de las bradiarritmias pueden ser sutiles y requieren una evaluación cuidadosa. Entre los signos más comunes se encuentran:
Frecuencia cardiaca inferior a 60 lpm
Pulso irregular o intermitente
Signos de compromiso hemodinámico, como hipotensión o mala perfusión periférica.
En casos de bloqueo auriculoventricular completo, pueden observarse ondas “a” de cañón en el pulso venoso yugular[4]
Exploración
La exploración física es fundamental para la evaluación inicial de las bradiarritmias. Debe incluir:
Palpación del pulso para determinar la frecuencia y regularidad.
Auscultación cardíaca para evaluar el ritmo y detectar posibles soplos.
Examen de las ondas del pulso de la vena yugular, especialmente útil en la detección de bloqueos auriculoventriculares[4]
Evaluación de signos de insuficiencia cardíaca o compromiso hemodinámico
Pruebas Diagnósticas
El diagnóstico definitivo de las bradiarritmias requiere la realización de diversas pruebas, siendo las principales:
Electrocardiograma (ECG) de 12 derivaciones: Es la herramienta diagnóstica principal y más inmediata[1][2]
Monitor Holter: Registro continuo del ritmo cardíaco durante 24 horas o más[2]
Grabadora de episodios: Útil para registrar eventos arrítmicos intermitentes[2]
Prueba de esfuerzo: Para evaluar la respuesta del ritmo cardíaco al ejercicio[2]
Estudio electrofisiológico: Permite realizar un trazado detallado de la red de conducción eléctrica del corazón[1]
Ecocardiograma: Para valorar la estructura y función cardíaca[1]
En algunos casos, puede ser necesario un monitor cardíaco implantable de bucle continuo para detectar bradiarritmias intermitentes o impredecibles[3].
Manejo de emergencias
El manejo de las bradiarritmias en situaciones de emergencia depende de la gravedad de los síntomas y la causa subyacente. Las estrategias de tratamiento incluyen:
Identificación y corrección de causas reversibles, como la suspensión de medicamentos bradicardizantes (betabloqueantes, antagonistas del calcio)[1][3]
Administración de atropina en casos de bradicardia sintomática
Uso de marcapasos transitorios en situaciones de inestabilidad hemodinámica
Implantación de marcapasos permanente en casos de bradiarritmias sintomáticas persistentes o bloqueos auriculoventriculares de alto grado[1][2]
Es crucial establecer una evaluación entre los síntomas del paciente y el ritmo cardíaco observado antes de iniciar cualquier tratamiento invasivo[3].
Las bradiarritmias representan un desafío diagnóstico y terapéutico que requiere una evaluación cuidadosa y un enfoque individualizado. La comprensión de sus manifestaciones clínicas, métodos de diagnóstico y opciones de tratamiento es esencial para proporcionar una atención óptima a los pacientes afectados por estos trastornos del ritmo cardíaco.
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