MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
1. Manejo
El manejo de la blefaritis incluye medidas de autocuidado y, si es necesario, tratamiento médico.
Autocuidado:
Higiene diaria de los párpados: Limpiar los párpados con un paño o hisopo humedecido con un limpiador suave (como champú de bebé diluido en agua tibia) dos veces al día inicialmente, reduciendo a una vez al día según mejoren los síntomas.
Compresas tibias: Aplicar un paño caliente sobre los párpados cerrados durante 5-10 minutos una o dos veces al día para ayudar a aflojar las secreciones. Es importante que las compresas no estén demasiado calientes para evitar quemaduras.
Evitar maquillaje ocular, especialmente delineadores y máscaras.
Tratamiento farmacológico:
Si las medidas de higiene no son suficientes, se puede considerar la aplicación de un antibiótico tópico, como cloranfenicol, en el margen del párpado.
Para la blefaritis posterior asociada con disfunción de las glándulas de Meibomio y rosácea, se pueden prescribir antibióticos orales como doxiciclina o tetraciclina.
No se deben prescribir esteroides tópicos debido al riesgo de efectos adversos.
Tratamiento de condiciones asociadas: Si hay condiciones asociadas como el síndrome de ojo seco, dermatitis seborreica o rosácea, es esencial tratarlas adecuadamente.
Referencias: Se recomienda la derivación a un especialista si:
Hay síntomas de enfermedad corneal, pérdida de visión, o sospecha de celulitis orbitaria o preseptal.
Hay enfermedad localizada persistente o asimetría de los párpados que podría indicar malignidad.
Persisten los síntomas a pesar del tratamiento óptimo en atención primaria.
2. Diagnóstico
El diagnóstico de la blefaritis se basa en la evaluación clínica:
Síntomas característicos:
Ardor, picazón y/o costras en los párpados, con síntomas que suelen empeorar por las mañanas.
Afectación bilateral.
Intolerancia a lentes de contacto.
Presencia recurrente de orzuelo.
Evaluación física:
Observación de signos de inflamación y costras en los márgenes del párpado.
Detección de complicaciones como chalazión, orzuelo, malposición de las pestañas, conjuntivitis o defectos corneales.
Identificación de condiciones asociadas como rosácea o dermatitis seborreica.
Investigaciones:
No suelen ser necesarias, pero pueden incluirse en casos de inflamación severa, recurrencia o en personas inmunocomprometidas.
Biopsias si se sospecha una causa alternativa como malignidad o enfermedad autoinmune.
3. Diagnóstico Diferencial
El diagnóstico diferencial de la blefaritis incluye otras causas de inflamación de los párpados, como:
Quiste de Meibomio (chalazión) o orzuelo (hordeolum).
Infecciones:
Bacterianas: Impétigo, celulitis o erisipela.
Virales: Herpes simple, molusco contagioso, varicela zóster.
Parasitarias: Pediculosis palpebrarum, Demodex folliculorum.
Condiciones dermatológicas: Psoriasis, dermatitis atópica o de contacto, eritema multiforme, pénfigo, pénfigoide, síndrome de Stevens-Johnson y necrolisis epidérmica tóxica.
Tumores del párpado:
Benignos: Queratosis actínica, papiloma escamoso, hiperplasia de las glándulas sebáceas, hemangioma, granuloma piógeno.
Malignos: Carcinoma basocelular, carcinoma de células escamosas, carcinoma sebáceo, melanoma, sarcoma de Kaposi, micosis fungoides.
Trastornos del tejido conectivo: Lupus discoide, dermatomiositis.
Trauma.
4. Definición
La blefaritis es una condición inflamatoria crónica que afecta el margen de los párpados. Es generalmente bilateral y se clasifica según la ubicación anatómica:
Blefaritis anterior: Inflamación de la base de las pestañas, causada generalmente por infección estafilocócica o dermatitis seborreica.
Blefaritis posterior: Inflamación de las glándulas de Meibomio, frecuentemente relacionada con disfunción de estas glándulas.
Blefaritis mixta: Combinación de blefaritis anterior y posterior.
La condición es común y representa aproximadamente el 5% de las consultas oftalmológicas en atención primaria.
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