MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
El asma aguda, también conocida como exacerbación asmática o crisis asmática, es una condición potencialmente grave que requiere una evaluación y manejo rápidos y efectivos. Este artículo aborda los aspectos clave del manejo del asma aguda, incluyendo síntomas, signos clínicos, exploración, pruebas diagnósticas y manejo en emergencias.
Síntomas
Los síntomas del asma aguda pueden variar en intensidad y presentación, pero generalmente incluyen:
Disnea o dificultad respiratoria progresiva
Tos persistente, especialmente nocturna o con el ejercicio
Sibilancias audibles al exhalar
Opresión torácica
Limitación en las actividades diarias debido a los síntomas respiratorios[1][7]
En casos graves, los pacientes pueden experimentar dificultad para hablar, ansiedad intensa y fatiga de los músculos respiratorios[12].
Signos clínicos
Los signos clínicos observables en un paciente con asma aguda incluyen:
Taquipnea (aumento de la frecuencia respiratoria)
Uso de músculos accesorios de la respiración
Retracción de la piel entre las costillas al respirar (tiraje intercostal)
Cianosis (coloración azulada de labios y extremidades) en casos severos
Disminución del nivel de conciencia en exacerbaciones muy graves[12][13]
Exploración
La exploración física del paciente con asma aguda debe incluir:
Evaluación del estado general y nivel de conciencia
Medición de signos vitales: frecuencia respiratoria, frecuencia cardíaca, presión arterial y saturación de oxígeno
Auscultación pulmonar para detectar sibilancias y evaluar la entrada de aire
Observación del patrón respiratorio y uso de músculos accesorios
Evaluación de signos de complicaciones como neumotórax o neumomediastino[5][10]
Pruebas diagnósticas
Las pruebas diagnósticas útiles en el manejo del asma aguda incluyen:
Espirometría: Mide el volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV1) y la capacidad vital forzada (FVC)[10].
Medición del flujo espiratorio máximo (PEF): Proporciona una evaluación rápida de la obstrucción de las vías respiratorias[5].
Gasometría arterial: Evalúa la oxigenación y el equilibrio ácido-base, especialmente en casos graves[5].
Radiografía de tórax: Útil para descartar complicaciones o diagnósticos alternativos[10].
Medición de óxido nítrico exhalado (FeNO): Puede ayudar a evaluar la inflamación de las vías respiratorias[11].
Manejo en Emergencias
El manejo del asma aguda en emergencias se basa en los siguientes principios:
Oxigenoterapia: Administrar oxígeno para mantener una saturación de oxígeno entre 93-95%[5].
Broncodilatadores de acción rápida: Administrar agonistas β2 de acción corta (SABA) como salbutamol mediante inhalador o nebulizador[1][5].
Corticosteroides sistémicos: Iniciar precozmente para reducir la inflamación de las vías respiratorias[7].
Bromuro de ipratropio: Considerar su adición en casos de exacerbaciones graves[5].
Sulfato de magnesio: Puede ser beneficioso en exacerbaciones severas que no responden al tratamiento inicial[5].
Monitorización continua: Evaluar regularmente los signos vitales, la respuesta al tratamiento y la necesidad de escalada terapéutica[10].
Considerar ventilación no invasiva o intubación en casos de insuficiencia respiratoria inminente[5].
El manejo del asma aguda requiere una evaluación rápida y un tratamiento oportuno y escalonado. La identificación temprana de los signos de gravedad y la implementación de un tratamiento adecuado son fundamentales para prevenir complicaciones y mejorar los resultados del paciente. Es esencial un enfoque multidisciplinario y una reevaluación continua para optimizar el manejo de esta condición potencialmente mortal.
Citas
[4] https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/asthma-attack/diagnosis-treatment/drc-20354274
[6]https://www.osakidetza.euskadi.eus/contenidos/informacion/gidep_epdt/es_def/adjuntos/GIDEP_24_Asma_Agudo_V2_2016_04_21.pdf
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