MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
Manejo de Artritis reumatoide
El manejo de la artritis reumatoide (AR) está orientado a controlar los síntomas, detener la progresión de la enfermedad, y mejorar la calidad de vida del paciente. Este proceso debe ser llevado a cabo por especialistas en reumatología, pero existen acciones que pueden tomarse en la atención primaria para garantizar un manejo inicial adecuado.
Derivación a un especialista:
Todas las personas con sospecha de AR deben ser derivadas a un reumatólogo en un plazo de 3 semanas desde la primera consulta.
La derivación debe hacerse en un plazo máximo de 3 días hábiles si:
Las pequeñas articulaciones de manos o pies están afectadas.
Más de una articulación está afectada.
Han pasado 3 meses o más entre el inicio de los síntomas y la consulta médica.
Es esencial no retrasar la derivación por resultados de laboratorio pendientes o normales.
Tratamiento inicial:
Antiinflamatorios no esteroideos (AINEs): Se pueden utilizar como tratamiento inicial a la dosis más baja efectiva y durante el menor tiempo posible, junto con un inhibidor de la bomba de protones (IBP) para proteger el estómago.
No se deben prescribir glucocorticoides antes de la evaluación especializada, ya que pueden enmascarar síntomas importantes y retrasar el diagnóstico.
Tratamiento en atención especializada:
Estrategia de tratar para alcanzar: El objetivo es lograr la remisión o al menos una baja actividad de la enfermedad si la remisión no es posible.
El tratamiento estándar incluye el uso de fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad convencionales (cDMARDs), como metotrexato, leflunomida o sulfasalazina. Estos se inician como monoterapia y la dosis se ajusta en función de la tolerancia y la respuesta del paciente.
Hidroxicloroquina puede ser utilizada en personas con enfermedad leve o presentación palindrómica (artritis que aparece y desaparece en ciclos cortos).
Los glucocorticoides se pueden usar a corto plazo como terapia puente mientras los cDMARDs comienzan a hacer efecto (lo que puede tardar varias semanas).
Si la monoterapia con cDMARD no alcanza los objetivos, se puede optar por combinaciones de varios cDMARDs o, en casos graves que no responden, se ofrecen fármacos biológicos.
Control de brotes de AR:
En caso de brotes, el manejo incluye:
Exclusión de artritis séptica.
Administración de glucocorticoides a corto plazo, ya sea por vía intraarticular, intramuscular u oral, para aliviar los síntomas de inflamación articular.
Se puede utilizar un AINE en combinación con un IBP si está indicado.
Derivación quirúrgica:
Si no se logra controlar el dolor persistente, la pérdida de función articular o la progresión de la deformidad con tratamiento no quirúrgico, se debe considerar una derivación para cirugía.
Casos que requieren intervención quirúrgica urgente incluyen ruptura de tendones, compresión nerviosa o fracturas por estrés.
Atención multidisciplinaria:
La atención debe incluir el acceso a otros profesionales, como fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y podólogos, quienes juegan un papel fundamental en el manejo de las secuelas físicas de la enfermedad.
Diagnóstico
El diagnóstico de la artritis reumatoide es clínico y se basa en la presencia de sinovitis persistente (inflamación del revestimiento sinovial de las articulaciones) y otros criterios clínicos. Es importante la identificación temprana para poder iniciar el tratamiento y prevenir el daño articular irreversible.
Sospecha de artritis reumatoide:
La AR se caracteriza por una sinovitis simétrica que afecta comúnmente las pequeñas articulaciones de las manos y los pies.
Características de la sinovitis:
Dolor articular que empeora en reposo o con la inactividad.
Hinchazón en las articulaciones, con una sensación “esponjosa” o blanda al palpar.
Rigidez que persiste por más de una hora en las mañanas, especialmente después de periodos prolongados de inactividad.
Otros síntomas:
Presencia de nódulos reumatoides, que son firmes y se localizan sobre las superficies extensoras.
Fatiga, malestar general, pérdida de peso o fiebre son síntomas sistémicos que pueden acompañar la AR.
En los niños, la AR puede presentarse de forma menos específica, lo que dificulta el diagnóstico.
Pruebas diagnósticas:
No existe una prueba específica para diagnosticar la AR, pero las siguientes pruebas pueden ayudar:
Factor reumatoide (FR): presente en el 60-70% de los pacientes con AR.
Anticuerpos anti-CCP: más específicos para AR y presentes en el 80% de los pacientes.
Marcadores de inflamación como proteína C reactiva (PCR) y velocidad de sedimentación globular (VSG).
Radiografías para evaluar el daño articular en las manos y los pies.
Ecografía o resonancia magnética para identificar sinovitis subclínica o daño estructural.
Diagnóstico diferencial
Las siguientes condiciones deben considerarse como parte del diagnóstico diferencial de la artritis reumatoide, ya que también pueden causar sinovitis:
Lupus eritematoso sistémico (LES): Puede causar poliartritis, pero generalmente no es deformante como la AR.
Artritis psoriásica: Se presenta de forma asimétrica y afecta las articulaciones distales de las manos y los pies.
Polimialgia reumática: Se presenta con dolor y rigidez predominantemente en los hombros.
Fibromialgia: Se caracteriza por dolor generalizado y puntos dolorosos específicos.
Definición
La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad inflamatoria crónica de tipo autoinmune que afecta principalmente las articulaciones sinoviales. En esta patología, el sistema inmunológico ataca por error el revestimiento sinovial de las articulaciones, lo que provoca una inflamación progresiva, dolor, rigidez y eventualmente daño articular irreversible si no se trata adecuadamente. La AR es una enfermedad sistémica, lo que significa que puede afectar otros órganos y sistemas del cuerpo, como los pulmones, el corazón, los ojos y la piel.
La AR es más frecuente en mujeres y tiene un pico de incidencia entre los 30 y 50 años. Además, está asociada con complicaciones como el aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular, osteoporosis, y depresión, lo que resalta la importancia de su diagnóstico y tratamiento temprano.
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