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Ansiedad generalizada en niños (3 a 8 años)

INFORMACIÓN PARA PADRES - SALUD PEDIÁTRICA



Aviso Legal


Este contenido tiene fines informativos y no sustituye la consulta con su médico o profesional de salud. No incentivamos por ninguna razón la automedicación. Se ha realizado un esfuerzo para asegurar que la información sea precisa, actualizada y clara. www.emergencias.org.es no se responsabiliza por errores, omisiones o los resultados de tratamientos descritos. Las publicaciones informativas se actualizan regularmente, por lo que se recomienda asegurarse de tener la versión más reciente.


Puntos clave

  • La ansiedad generalizada en niños se manifiesta con preocupaciones excesivas, preguntas constantes, necesidad frecuente de seguridad y malestares físicos.


  • Se puede ayudar a los niños alentándolos a enfrentar situaciones que les producen ansiedad y felicitándolos por sus esfuerzos.


  • Si la ansiedad interfiere en la vida diaria del niño, el apoyo profesional es altamente recomendable.


Signos de ansiedad generalizada en niños


La ansiedad generalizada suele aparecer en la edad escolar. Es poco común en bebés, preescolares y niños pequeños.


Un niño con este tipo de ansiedad puede:


  • Repetir preguntas en situaciones nuevas: “¿Qué va a pasar?”, “¿Y si…?”.


  • Preocuparse por muchos aspectos: salud, rendimiento escolar o deportivo, dinero, seguridad o sucesos globales.


  • Buscar constantemente aprobación o seguridad.


  • Tener miedo a no ser perfecto, a equivocarse en clase o a los exámenes.


Síntomas físicos comunes


Dolor abdominal, cefaleas, cansancio, dificultades de atención y problemas para dormir debido a la preocupación sobre lo que ocurrirá al día siguiente.


Muchos niños hacen preguntas como parte natural del aprendizaje. Sin embargo, si estas dudas son excesivas y reflejan una ansiedad persistente, conviene consultar con un pediatra o especialista en salud mental.


Cómo ayudar a los niños con ansiedad generalizada


Comprender la ansiedad de su hijo es el primer paso. Algunas estrategias útiles son:


  • Animarlo a reflexionar: “¿Qué crees que podrías hacer en esta situación?”.


  • Evitar tranquilizarlo de manera excesiva o permitirle escapar de lo que teme, ya que esto refuerza la ansiedad.


  • Si utiliza objetos de seguridad (amuletos, juguetes), permitirlos al inicio, pero ir reduciendo su uso progresivamente.


  • Reforzar su autoestima con elogios sinceros cuando se muestra valiente.


  • Evitar etiquetas como “ansioso” o “tímido”, y no criticar sus preocupaciones.


  • Avisar a la escuela sobre su ansiedad, lo que puede ayudar en excursiones, exámenes o actividades especiales.


El método de la escalera


Es una técnica que consiste en enfrentar la ansiedad paso a paso. El niño comienza con retos pequeños y fáciles, avanzando gradualmente hacia los que generan mayor ansiedad.


Ejemplo: si teme llegar tarde a la escuela, primero puede ir muy temprano, luego a la hora exacta y, con apoyo, intentar llegar un poco después del timbre (coordinando previamente con la escuela).


Ayuda profesional


Si la preocupación afecta la vida diaria del niño, busque apoyo en:


  • Docentes o consejeros escolares.


  • Pediatra o médico de cabecera (quien puede derivar a un especialista en salud mental).


  • Centros de salud comunitarios o clínicas especializadas en ansiedad.


  • Programas en línea como Programa BRAVE.


Niños mayores de 5 años pueden además acceder a servicios de consejería telefónica o por chat en línea.


Apoyo financiero


En algunos sistemas de salud, como en Australia, los niños pueden acceder a reembolsos por hasta 10 sesiones anuales con psicólogos, trabajadores sociales o terapeutas ocupacionales, siempre que tengan un plan de tratamiento de salud mental elaborado por un médico.


Trastorno de ansiedad generalizada (TAG)


Un niño puede desarrollar un TAG cuando la preocupación se vuelve incontrolable y persistente, generando angustia y limitaciones en sus actividades diarias.


Se recomienda buscar ayuda profesional si la preocupación:


  • Dura más de 6 meses.


  • Interfiere con la vida familiar, el juego, la escuela o las amistades.

 
 
 

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