MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
La angina inestable (AI) y el infarto agudo de miocardio sin elevación del segmento ST (IAMSEST) son dos manifestaciones importantes del síndrome coronario agudo (SCA) sin elevación del segmento ST. Estas condiciones representan un espectro de la enfermedad coronaria aguda y comparten características clínicas similares, aunque difieren en su gravedad y pronóstico.
Síntomas
Los síntomas principales de la AI y el IAMSEST incluyen:
Dolor torácico o malestar precordial, que puede ser prolongado (>20 minutos) o recurrente[1][2].
Disnea, que puede acompañar o sustituir al dolor torácico[2].
Náuseas y sudoración, que frecuentemente se asocian al malestar torácico[2].
Es importante destacar que la presentación clínica puede variar desde pacientes asintomáticos hasta aquellos con isquemia en curso o inestabilidad hemodinámica[5].
Signos clínicos
Los signos clínicos de la AI y el IAMSEST pueden ser sutiles o incluso estar ausentes. Sin embargo, algunos pacientes pueden presentar:
Palidez y diaforesis
Taquicardia o bradicardia
Hipotensión en casos severos
Signos de insuficiencia cardíaca, como crepitantes pulmonares o tercer ruido cardíaco[1][2]
Exploración
La exploración física en pacientes con sospecha de AI o IAMSEST debe incluir:
Evaluación de los signos vitales
Auscultación cardíaca y pulmonar.
Palpación de pulsos periféricos
Búsqueda de signos de complicaciones, como insuficiencia cardíaca o shock cardiogénico[1][2]
Es importante señalar que un examen físico normal no excluye el diagnóstico de AI o IAMSEST[2].
Pruebas diagnósticas
Las pruebas diagnósticas fundamentales para la AI y el IAMSEST incluyen:
Electrocardiograma (ECG): Es la prueba más importante y debe realizarse dentro de los 10 minutos de la presentación del paciente. Puede mostrar cambios como depresión del segmento ST, elevación transitoria del ST o inversión de la onda T[2][3].
Biomarcadores cardíacos: La medición seriada de troponinas cardíacas es esencial para diferenciar entre AI e IAMSEST. La introducción de troponinas de alta sensibilidad ha aumentado la detección de infartos de miocardio y ha disminuido el diagnóstico de angina inestable[3][5].
Ecocardiografía: Puede revelar anomalías en la motilidad de la pared miocárdica[3].
Angiografía coronaria: Es el estándar de oro para el diagnóstico definitivo y puede ser necesaria en pacientes de alto riesgo o con síntomas persistentes[2][4].
Manejo de emergencias
El manejo inicial en el servicio de emergencias debe incluir:
Monitorización continua del ECG y acceso inmediato a un desfibrilador[4].
Administración de oxígeno si la saturación es <90%[4].
Alivio del dolor con nitroglicerina sublingual y considerar opioides si el dolor persiste[1][4].
Antiagregación plaquetaria con aspirina y, en muchos casos, un inhibidor del P2Y12[2][4].
Anticoagulación con heparina no fraccionada o de bajo peso molecular[2][4].
Betabloqueantes en ausencia de contraindicaciones[2][4].
Estatinas de alta intensidad[2][4].
Estratificación del riesgo para determinar la necesidad de una estrategia invasiva precoz[2][4].
La AI y el IAMSEST representan un desafío diagnóstico y terapéutico en la práctica clínica. La rápida identificación de estos pacientes, junto con una estratificación adecuada del riesgo y un manejo terapéutico oportuno, son fundamentales para mejorar el pronóstico y reducir las complicaciones asociadas a estas condiciones.
Citas
[2] https://www.msdmanuals.com/es/professional/trastornos-cardiovasculares/enfermedad-coronaria/angina-inestable
[4] https://www.revespcardiol.org/es-guias-practica-clinica-sociedad-espanola-articulo-X0300893200103114
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