MANUAL MINORS
Las amputaciones en extremidades, especialmente en la mano, son lesiones traumáticas que resultan en la pérdida parcial o total de uno o más dedos o de la mano entera. Estas lesiones suelen ser causadas por accidentes con maquinaria, traumatismos severos o aplastamientos.
Las amputaciones requieren un manejo inmediato para preservar la viabilidad del tejido amputado y minimizar las complicaciones, como la pérdida de función o infecciones. El pronóstico mejora significativamente si el manejo es rápido y adecuado, con la posibilidad de reimplante en algunos casos.
Diagnóstico
El diagnóstico de una amputación es evidente por la presencia de una pérdida total o parcial de una parte de la mano o los dedos. Es esencial evaluar el estado general del paciente (control del sangrado, signos de shock) y examinar la amputación para determinar si es limpia o irregular, ya que esto influirá en las posibilidades de reimplante.
Además, se deben revisar las estructuras vasculares, nerviosas y tendinosas para determinar el grado de daño. La evaluación de la parte amputada, en cuanto a su estado y tiempo desde el trauma, es crítica para tomar decisiones sobre su posible reimplantación.
Diagnóstico diferencial
Condición | Características clínicas principales | Diferenciación clave |
---|---|---|
Amputación traumática completa | Pérdida total de una parte de la extremidad con exposición de tejidos | Separación clara entre los segmentos |
Amputación traumática parcial | Conexión parcial de la extremidad (piel, tendones, nervios) | Parte amputada aún conectada al cuerpo |
Fractura expuesta con avulsión | Pérdida de tejido pero con hueso fracturado visible | Conservación parcial de los tejidos y hueso fragmentado |
Aplastamiento sin amputación | Daño severo con pérdida tisular pero sin pérdida completa | Presencia de tejidos gravemente dañados pero sin amputación |
Manejo en Emergencias
El manejo inicial de una amputación comienza con el control del sangrado, usualmente mediante compresión directa o el uso de un torniquete proximal si la hemorragia es masiva. Es crucial estabilizar al paciente, asegurando la vía aérea, la respiración y la circulación, además de tratar cualquier signo de shock.
Si la amputación es completa, la parte amputada debe envolverse en una gasa estéril humedecida con solución salina, colocarse en una bolsa plástica sellada, y luego esta bolsa debe colocarse en hielo, evitando el contacto directo con el hielo para prevenir daños adicionales por congelación.
Se debe administrar analgesia adecuada, y en caso de heridas abiertas, profilaxis antibiótica y toxoide tetánico. La evaluación rápida por un cirujano de mano es crucial para valorar la viabilidad del reimplante.
Tratamiento Definitivo
El tratamiento definitivo de una amputación incluye la decisión de realizar o no un reimplante quirúrgico. En amputaciones limpias, especialmente de dedos, se puede intentar un reimplante microquirúrgico, que incluye la reparación de vasos sanguíneos, tendones y nervios.
En casos donde el reimplante no es posible, se procede a un cierre quirúrgico de los muñones, procurando preservar la mayor funcionalidad posible. Posteriormente, la rehabilitación y terapia física son esenciales para maximizar la recuperación funcional, y en ciertos casos, se puede recurrir a prótesis para restaurar parte de la funcionalidad.
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