MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
Manejo de la Abstinencia de benzodiacepinas y fármacos Z
Evaluación inicial:
Discusión con el paciente: Se debe hablar sobre los beneficios y riesgos de continuar, ajustar o detener el uso de benzodiacepinas o fármacos Z. Es importante discutir la posibilidad de suspender el tratamiento debido a problemas como la tolerancia (disminución de la efectividad del fármaco con el tiempo) y la dependencia (necesidad de consumir el fármaco para evitar síntomas de abstinencia).
Adecuación para el retiro: Determinar si es un buen momento para que la persona deje el tratamiento. Se deben evaluar factores como el estado físico y psicológico de la persona, así como sus circunstancias personales. El éxito de la retirada es mayor cuando el paciente está en un período estable de su vida.
Problemas médicos y síntomas:
Depresión: Los síntomas de depresión deben abordarse primero, ya que la retirada de las benzodiacepinas puede empeorar la depresión no tratada. Se debe manejar este trastorno antes de intentar la retirada del fármaco.
Ansiedad: Al igual que con la depresión, si la persona presenta síntomas significativos de ansiedad, se recomienda tratar la ansiedad antes de intentar retirar el fármaco, ya que la abstinencia puede exacerbarla.
Insomnio crónico: En el caso de personas con insomnio, puede ser necesario abordar este problema con terapias no farmacológicas antes de reducir las benzodiacepinas o los fármacos Z.
Condiciones médicas: Si existen otros problemas médicos que causen estrés o malestar, se debe considerar tratarlos antes de iniciar la retirada.
Manejo en atención primaria o derivación a especialistas:
Las personas con dependencia leve que estén motivadas, comprometidas y cuenten con apoyo social adecuado pueden realizar la retirada bajo manejo en atención primaria.
Para personas con historial de abuso de alcohol u otras drogas, trastornos psiquiátricos graves, abstinencia complicada o convulsiones previas relacionadas con la retirada, se recomienda derivar a un especialista en desintoxicación o tratamiento de la dependencia.
Planificación del retiro:
Retirada gradual: Es fundamental que la reducción de la dosis sea progresiva y flexible. La dosis puede reducirse en un 5-10% cada 1-2 semanas, ajustándose según la tolerancia de la persona.
Cambio a diazepam: En algunos casos, puede ser preferible cambiar a diazepam, que tiene una vida media más larga y se puede reducir más fácilmente. Esto se recomienda para personas que toman benzodiacepinas de acción corta (como lorazepam o alprazolam) o aquellos que tienen dificultades para reducir directamente desde el fármaco original.
Apoyo emocional: El proceso de retirada debe ir acompañado de revisiones frecuentes para detectar problemas y ofrecer apoyo emocional y orientación durante el proceso.
Tratamiento de los síntomas de abstinencia:
Los síntomas de abstinencia incluyen ansiedad, insomnio, temblores, palpitaciones, sudoración, náuseas, entre otros. En algunos casos, estos síntomas pueden ser difíciles de manejar y requerir un ajuste en la velocidad de reducción de la dosis.
Terapias adicionales: Se puede recomendar terapia cognitivo-conductual (TCC) o técnicas de relajación para ayudar a controlar la ansiedad o el insomnio durante la retirada.
Fármacos adicionales: No se suelen prescribir medicamentos adicionales de forma rutinaria, pero en casos graves de ansiedad se pueden considerar beta-bloqueantes para los síntomas físicos o antidepresivos si aparecen síntomas depresivos.
Consejos adicionales:
Es importante reasegurar al paciente que estará en control del proceso de retirada y que puede proceder a su propio ritmo.
Evitar el uso de alcohol u otros fármacos para compensar los síntomas de abstinencia.
Informar sobre los riesgos de la conducción bajo la influencia de benzodiacepinas, ya que estas pueden afectar la capacidad para manejar.
Diagnóstico
Evaluación clínica:
Identificación del uso prolongado: Es importante establecer si la persona ha estado tomando benzodiacepinas o fármacos Z por un período prolongado, lo que aumenta el riesgo de tolerancia y dependencia.
Síntomas de abstinencia: Los síntomas típicos de abstinencia incluyen ansiedad, insomnio, irritabilidad, temblores, y en casos más graves convulsiones. Estos síntomas pueden comenzar dentro de las primeras 24 horas después de reducir las benzodiacepinas de acción corta o tardar varios días si se trata de benzodiacepinas de acción prolongada.
Criterios para la retirada de benzodiacepinas:
La retirada debe considerarse en personas que:
Ya no encuentran beneficios en el fármaco.
Experimentan efectos adversos.
Quieren evitar la dependencia a largo plazo.
Tienen problemas relacionados con la dependencia, como la necesidad de dosis más altas para obtener el mismo efecto.
Evaluación de los síntomas y condiciones:
Se deben abordar condiciones preexistentes que puedan agravarse durante la retirada, como la ansiedad, la depresión o el insomnio crónico.
Diagnóstico diferencial
Trastornos de ansiedad: La ansiedad puede ser un síntoma de abstinencia, pero también puede ser un trastorno subyacente que requiere tratamiento independiente.
Depresión: Se debe diferenciar entre la depresión provocada por la abstinencia y la depresión como trastorno de fondo que debe tratarse por separado.
Insomnio: El insomnio es un síntoma común tanto de abstinencia como de la afección original que llevó al uso de benzodiacepinas. Es importante abordarlo con medidas no farmacológicas.
Definición
Las benzodiacepinas son fármacos que actúan como agonistas de los receptores de GABA, lo que les confiere propiedades hipnóticas, ansiolíticas, anticonvulsivantes y relajantes musculares. Se agrupan en dos categorías principales:
Hipnóticos: Se utilizan para el tratamiento a corto plazo del insomnio. Incluyen medicamentos como nitrazepam, temazepam y loprazolam.
Ansiolíticos: Son efectivos para tratar trastornos de ansiedad. Incluyen diazepam, lorazepam, alprazolam y oxazepam.
Los fármacos Z son hipnóticos no benzodiacepínicos desarrollados para reducir algunos efectos adversos de las benzodiacepinas, como la sedación residual y la dependencia. Sin embargo, también actúan sobre los receptores de GABA y comparten características similares en cuanto a su riesgo de dependencia y abstinencia. Entre ellos se encuentran zolpidem y zopiclona.
Tanto las benzodiacepinas como los fármacos Z pueden inducir dependencia con su uso prolongado, y la retirada debe ser gradual para minimizar los efectos de abstinencia, que pueden ser graves en algunas personas.
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