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Absceso retrofaríngeo

Actualizado: 11 may.

MANUAL DE EMERGENCIAS 2025



El absceso retrofaríngeo es una condición potencialmente grave que se caracteriza por la acumulación de pus en los tejidos de la parte posterior de la garganta[5][6]. Esta patología afecta principalmente a niños menores de 5 años, aunque puede ocurrir a cualquier edad[5][6]. Su importancia radica en la posibilidad de complicaciones que pueden comprometer la vida del paciente si no se diagnostica y trata oportunamente.


Síntomas


Los síntomas del absceso retrofaríngeo pueden variar en severidad y presentación, pero también incluyen:


  • Fiebre alta[1][5][6]

  • Odinofagia intensa[1][2]

  • Disfagia[1][4]

  • Sialorrea[4][6]

  • Dificultad respiratoria[1][4]

  • Dolor cervical[2][6]

  • Compromiso del estado general[1][4]


En casos avanzados, los pacientes pueden presentar estridor, que es un sonido chillón al inhalar, indicativo de obstrucción de la vía aérea[5][6].


Signos clínicos


La exploración física puede revelar varios signos clínicos característicos:


  • Abombamiento de la pared faríngea posterior[3][4]

  • Rigidez cervical[2][6]

  • Trismo[2][4]

  • Retracción de músculos intercostales durante la respiración[6]

  • Limitación en la movilidad del cuello[6][7]


Exploración


La exploración del paciente con sospecha de absceso retrofaríngeo debe ser cuidadosa y sistemática:


  1. Evaluación del estado general y signos vitales[1]

  2. Inspección de la cavidad oral y orofaringe[1][3]

  3. Palpación cervical para detectar adenopatías o masas[2]

  4. Evaluación de la movilidad cervical[6][7]

  5. Auscultación respiratoria para identificar estridor u otros ruidos patológicos[5][6]


Es crucial realizar esta exploración de manera delicada, especialmente en niños, para evitar la ruptura accidental del absceso[3].


Pruebas diagnósticas


El diagnóstico se basa en la sospecha clínica y se confirma mediante estudios de imagen:


  1. Radiografía lateral de cuello: Puede mostrar ensanchamiento del espacio retrofaríngeo[3][5]

  2. Tomografía computarizada (TC) de cuello: Es el estudio de elección para confirmar el diagnóstico y delimitar la extensión del absceso[4][5][6]

  3. Ecografía cervical: Puede ser útil en la evaluación inicial, especialmente en niños[3]

  4. Cultivo de exudado faríngeo: Ayuda a identificar el agente etiológico[5][6]

  5. Hemograma completo: Puede mostrar leucocitosis[6]


Manejo de emergencias


El absceso retrofaríngeo debe considerarse una urgencia médico-quirúrgica[2]. El manejo en el servicio de emergencias incluye:


  1. Estabilización de la vía aérea: En casos de compromiso respiratorio severo, puede ser necesaria la intubación endotraqueal[4][5]

  2. Inicio de antibioterapia empírica intravenosa: Se recomienda el uso de antibióticos de amplio espectro como ceftriaxona y clindamicina[3][4][5]

  3. Evaluación por otorrinolaringología: Para planificar el drenaje quirúrgico[4]

  4. Preparación para drenaje quirúrgico: Debe realizarse bajo anestesia general con intubación endotraqueal para proteger la vía aérea[3][4]

  5. Monitorización continua: Vigilar signos vitales y evolución clínica[5]

  6. Manejo del dolor y la inflamación: Puede considerarse el uso de corticosteroides para reducir la inflamación de las vías respiratorias[6]


El tratamiento precoz y adecuado es fundamental para prevenir complicaciones potencialmente fatales como obstrucción de la vía aérea, mediastinitis o sepsis[2][5].


El absceso retrofaríngeo representa un desafío diagnóstico y terapéutico que requiere un alto índice de sospecha, especialmente en población pediátrica. El reconocimiento temprano de los síntomas y signos, junto con un manejo multidisciplinario en el servicio de emergencias, es crucial para garantizar un resultado favorable en estos pacientes.


Citas


 
 
 

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