MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
Los abscesos anorrectales son una patología frecuente en la práctica clínica, caracterizada por la acumulación localizada de material purulento en los espacios perirrectales. Esta condición representa una emergencia quirúrgica que requiere un diagnóstico preciso y un tratamiento oportuno para prevenir complicaciones graves.
Síntomas
Los pacientes con abscesos anorrectales suelen presentar una constelación de síntomas que varían según la localización y extensión del absceso:
Dolor anal intenso y persistente, que puede exacerbarse con la defecación o al sentarse[1][2]
Sensación de presión o plenitud en la región perianal[2]
Fiebre y escalofríos, indicativos de infección sistémica[5]
Malestar general y compromiso del estado general[3]
Secreción anal purulenta en casos avanzados[3]
Signos clínicos
La exploración física revela signos característicos que ayudan a confirmar el diagnóstico:
Tumefacción visible en la región perianal, con eritema e hiperemia local[1][3]
Aumento de la temperatura local en la zona afectada[1]
Fluctuación a la palpación, indicativa de colección líquida[1]
En casos de abscesos profundos, puede no haber signos externos evidentes[2]
Exploración
La evaluación clínica es fundamental y debe incluir:
Inspección minuciosa de la región perianal, perineal, glúteos y región sacroccígea[1]
Palpación cuidadosa para detectar áreas de fluctuación y dolor[1]
Tacto rectal para identificar puntos de abombamiento y dolor en el conducto anal y parte baja del recto[1][2]
Posicionamiento adecuado del paciente, preferiblemente en posición de Sims, para una exploración óptima[1]
Pruebas diagnósticas
Aunque el diagnóstico es principalmente clínico, en casos complejos o abscesos profundos se pueden emplear:
Anoscopia para visualizar abscesos intracanaliculares[5]
Ecografía endoanal para determinar la extensión y localización precisa del absceso[3][6]
Tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM) pelviana para abscesos profundos o sospecha de fístulas asociadas[2][3]
Analítica sanguínea que puede mostrar leucocitosis y elevación de marcadores inflamatorios[5]
Cultivo microbiológico del material purulento para identificar el agente causal y guiar la terapia antibiótica[6][8]
Manejo de emergencias
El tratamiento de elección para los abscesos anorrectales es quirúrgico:
Evaluación inicial rápida para confirmar el diagnóstico y descartar complicaciones sistémicas[1][2]
Incisión y drenaje como procedimiento de urgencia[1][6]
Para abscesos perianales superficiales, se puede realizar bajo anestesia local de forma ambulatoria[6]
Abscesos más profundos o complejos requieren drenaje en quirófano bajo anestesia general[7]
La incisión debe ser radiada y lo más cercana posible a la apertura anal para facilitar el drenaje y minimizar el riesgo de fístulas posteriores[1]
Toma de muestra para cultivo microbiológico[8]
Antibioterapia selectiva, indicada en pacientes con:
Fiebre o signos de sepsis
Inmunosupresión o diabetes
Celulitis asociada
Neutropenia[7]
Seguimiento postoperatorio para detectar posibles complicaciones como la formación de fístulas, que ocurre en aproximadamente el 60% de los casos[1][4]
El absceso anorrectal es una patología que requiere un alto índice de sospecha clínica y un manejo quirúrgico urgente. El diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado son cruciales para prevenir complicaciones y mejorar el pronóstico del paciente. La colaboración entre cirujanos y especialistas en enfermedades infecciosas es fundamental para optimizar el manejo de estos casos en el ámbito de emergencias.
Citas
[2] https://www.msdmanuals.com/es/professional/trastornos-gastrointestinales/trastornos-anorrectales/absceso-anorrectal
[3] https://www.elsevier.es/es-revista-revista-medica-clinica-las-condes-202-articulo-urgencias-proctologicas-S0716864011704801
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