MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es un retrovirus que ataca el sistema inmunológico, debilitando las defensas del organismo contra infecciones y enfermedades[1][4]. Este artículo aborda los aspectos clave del VIH, incluyendo síntomas, signos clínicos, exploración, pruebas diagnósticas y manejo en emergencias.
Síntomas
Los síntomas del VIH evolucionan a lo largo del tiempo y se pueden clasificar en diferentes etapas:
Primoinfección: Ocurre de 2 a 12 semanas después de la infección. Aproximadamente un tercio de las personas infectadas similares presentan síntomas a los de la gripe, como fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, ganglios linfáticos inflamados, fatiga, erupciones cutáneas y dolores musculares[6][9].
Fase asintomática: Puede durar varios años, durante los cuales la persona no presenta síntomas evidentes[6].
Fase sintomática: A medida que el sistema inmunológico se debilita, aparecen síntomas como fiebre recurrente, pérdida de peso, diarrea persistente, sudores nocturnos y fatiga crónica[6][9].
Fase SIDA: Se caracteriza por la aparición de infecciones oportunistas y ciertos tipos de cáncer[6].
Signos clínicos
Los signos clínicos del VIH pueden incluir:
Linfadenopatía generalizada persistente
Candidiasis oral o vaginal recurrente
Herpes zóster (culebrilla)
Leucoplasia vellosa oral
Pérdida de peso inexplicable
diarrea crónica
Fiebre persistente o recurrente[3][6]
Exploración
La exploración física de un paciente con sospecha de VIH debe incluir:
Evaluación del estado general y nutricional.
Examen de la piel en busca de lesiones características
Palpación de ganglios linfáticos
Examen de cavidad oral
Evaluación neurológica básica
Exploración abdominal[3]
Pruebas diagnósticas
El diagnóstico del VIH se realiza mediante pruebas de laboratorio:
Prueba de anticuerpos y antígenos (ELISA de 4ª generación): Detecta anticuerpos anti-VIH1 y anti-VIH2, así como el antígeno p24[2][6].
Prueba confirmatoria (Western Blot): Se utiliza para confirmar un resultado positivo de la prueba ELISA[2].
Prueba de ácido nucleico: Detecta directamente el ARN viral en la sangre[2].
Recuento de CD4: Evalúa el estado del sistema inmunológico[3].
Carga viral: Mide la cantidad de virus en la sangre[3].
Manejo de emergencias
En situaciones de emergencia, el manejo de pacientes con VIH requiere consideraciones especiales:
Preparación anticipada: Los pacientes deben tener un suministro de emergencia de medicamentos antirretrovirales para al menos 30 días[7].
Documentación médica: Mantener una lista actualizada de medicamentos, dosis y frecuencia, junto con un resumen del historial de tratamiento[7].
Continuidad del tratamiento: Evitar interrupciones en la terapia antirretroviral es crucial para prevenir la resistencia viral y el deterioro inmunológico[7].
Precauciones adicionales: Los pacientes con VIH pueden ser más susceptibles a infecciones oportunistas durante emergencias, por lo que deben seguir estrictamente las pautas de seguridad alimentaria e higiene[7].
Vacunación: Se recomienda que los pacientes con VIH estén al día con sus vacunas, incluyendo la vacuna contra el COVID-19[7].
Acceso a atención médica: En caso de desastres, es importante conocer los recursos disponibles para obtener medicamentos de emergencia, como el Programa de Asistencia para Medicamentos en Caso de Emergencia del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU.[7]
El manejo efectivo del VIH requiere un enfoque integral que abarque desde la detección temprana hasta la preparación para emergencias. La comprensión de los síntomas, signos clínicos y métodos de diagnóstico es fundamental para proporcionar una atención adecuada a las personas que viven con VIH.
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