Úlceras y llagas genitales
- EmergenciasUNO
- 27 nov 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 12 dic 2024
MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
Las úlceras y llagas genitales son lesiones que aparecen en los genitales externos o internos, causadas principalmente por infecciones de transmisión sexual (ITS), aunque también pueden tener otras etiologías. Este artículo abordará los aspectos clave de esta condición, incluyendo síntomas, signos clínicos, exploración, pruebas diagnósticas y manejo en emergencias.
Síntomas
Los síntomas de las úlceras y llagas genitales pueden variar según la causa subyacente, pero complejos incluyen:
Picazón o ardor en el área genital[1][2]
Dolor durante las relaciones sexuales[1]
Molestias al orinar[1][2]
Sensación de quemazón[3]
Dolor pélvico[1]
Fiebre y malestar general, especialmente en casos de primoinfección[4]
Es importante destacar que algunas personas pueden no presentar síntomas evidentes, lo que dificulta el diagnóstico y aumenta el riesgo de transmisión[2].
Signos clínicos
Los signos clínicos observables en pacientes con úlceras y llagas genitales incluyen:
Ampollas pequeñas y dolorosas en el área genital[3][4]
Úlceras abiertas que pueden ser dolorosas o indoloras[3][5]
Eritema y edema en la zona afectada[1]
Secreción vaginal o uretral anormal[1][2]
Linfadenopatía inguinal[5]
La apariencia de las lesiones puede variar según la etiología. Por ejemplo, las úlceras por herpes suelen ser múltiples y dolorosas, mientras que el chancro sifilítico es específicamente único e indoloro[5].
Exploración
La exploración física es fundamental para el diagnóstico y debe incluir:
Inspección visual detallada de los genitales externos e internos[5]
Palpación de ganglios linfáticos inguinales[5]
Examen con espéculo en mujeres para evaluar el cuello uterino y la vagina[3]
Evaluación de otras áreas potencialmente afectadas como la boca, el año y la piel circundante[4]
Es crucial realizar una anamnesis completa, incluyendo historial sexual y posibles exposiciones a ITS[5].
Pruebas diagnósticas
Para confirmar el diagnóstico y determinar la etiología específica, se pueden realizar las siguientes pruebas:
Cultivo viral o PCR de la lesión para detectar herpes simplex[5][6]
Pruebas serológicas para sífilis (VDRL, RPR, FTA-ABS)[5]
Prueba de amplificación de ácidos nucleicos para Chlamydia trachomatis (linfogranuloma venéreo)[5]
Biopsia en casos de lesiones persistentes o sospecha de malignidad[6]
Pruebas adicionales para VIH y hepatitis B, dada la frecuente coinfección[6]
Manejo de emergencias
El manejo inicial en el servicio de emergencias debe incluir:
Evaluación rápida y toma de muestras para pruebas diagnósticas[5]
Inicio de tratamiento empírico basado en la presentación clínica y los patógenos más probables[5]
Manejo del dolor y otros síntomas asociados[3]
Educación del paciente sobre la posible transmisión y la importancia del seguimiento[2]
Notificación y manejo de contactos sexuales cuando sea apropiado[5]
En casos de sospecha de herpes genital, se puede iniciar terapia antiviral. Para sífilis primaria, se administra penicilina benzatónica. El tratamiento específico se ajustará según los resultados de las pruebas diagnósticas[5].
Es fundamental un enfoque integral que incluya consejería sobre prácticas sexuales seguras y seguimiento adecuado para prevenir complicaciones y reducir la transmisión de ITS[2][5].
Citas
[2] https://www.plannedparenthood.org/es/temas-de-salud/enfermedades-de-transmision-sexual-ets/que-es-el-herpes-genital-y-oral/cuales-son-los-sintomas-del-herpes-genital-y-oral
[4] https://www.msdmanuals.com/es/hogar/infecciones/infecciones-por-el-virus-del-herpes/herpes-genital
[7] https://www.medicineonline.es/es-protocolo-diagnostico-tratamiento-ulceras-genitales-articulo-S0304541218301628
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