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Úlceras y llagas genitales

Actualizado: 12 dic 2024

MANUAL DE EMERGENCIAS 2025



Las úlceras y llagas genitales son lesiones que aparecen en los genitales externos o internos, causadas principalmente por infecciones de transmisión sexual (ITS), aunque también pueden tener otras etiologías. Este artículo abordará los aspectos clave de esta condición, incluyendo síntomas, signos clínicos, exploración, pruebas diagnósticas y manejo en emergencias.


Síntomas


Los síntomas de las úlceras y llagas genitales pueden variar según la causa subyacente, pero complejos incluyen:


  • Picazón o ardor en el área genital[1][2]

  • Dolor durante las relaciones sexuales[1]

  • Molestias al orinar[1][2]

  • Sensación de quemazón[3]

  • Dolor pélvico[1]

  • Fiebre y malestar general, especialmente en casos de primoinfección[4]


Es importante destacar que algunas personas pueden no presentar síntomas evidentes, lo que dificulta el diagnóstico y aumenta el riesgo de transmisión[2].


Signos clínicos


Los signos clínicos observables en pacientes con úlceras y llagas genitales incluyen:


  • Ampollas pequeñas y dolorosas en el área genital[3][4]

  • Úlceras abiertas que pueden ser dolorosas o indoloras[3][5]

  • Eritema y edema en la zona afectada[1]

  • Secreción vaginal o uretral anormal[1][2]

  • Linfadenopatía inguinal[5]


La apariencia de las lesiones puede variar según la etiología. Por ejemplo, las úlceras por herpes suelen ser múltiples y dolorosas, mientras que el chancro sifilítico es específicamente único e indoloro[5].


Exploración


La exploración física es fundamental para el diagnóstico y debe incluir:


  • Inspección visual detallada de los genitales externos e internos[5]

  • Palpación de ganglios linfáticos inguinales[5]

  • Examen con espéculo en mujeres para evaluar el cuello uterino y la vagina[3]

  • Evaluación de otras áreas potencialmente afectadas como la boca, el año y la piel circundante[4]


Es crucial realizar una anamnesis completa, incluyendo historial sexual y posibles exposiciones a ITS[5].


Pruebas diagnósticas


Para confirmar el diagnóstico y determinar la etiología específica, se pueden realizar las siguientes pruebas:


  • Cultivo viral o PCR de la lesión para detectar herpes simplex[5][6]

  • Pruebas serológicas para sífilis (VDRL, RPR, FTA-ABS)[5]

  • Prueba de amplificación de ácidos nucleicos para Chlamydia trachomatis (linfogranuloma venéreo)[5]

  • Biopsia en casos de lesiones persistentes o sospecha de malignidad[6]

  • Pruebas adicionales para VIH y hepatitis B, dada la frecuente coinfección[6]


Manejo de emergencias


El manejo inicial en el servicio de emergencias debe incluir:


  1. Evaluación rápida y toma de muestras para pruebas diagnósticas[5]

  2. Inicio de tratamiento empírico basado en la presentación clínica y los patógenos más probables[5]

  3. Manejo del dolor y otros síntomas asociados[3]

  4. Educación del paciente sobre la posible transmisión y la importancia del seguimiento[2]

  5. Notificación y manejo de contactos sexuales cuando sea apropiado[5]


En casos de sospecha de herpes genital, se puede iniciar terapia antiviral. Para sífilis primaria, se administra penicilina benzatónica. El tratamiento específico se ajustará según los resultados de las pruebas diagnósticas[5].


Es fundamental un enfoque integral que incluya consejería sobre prácticas sexuales seguras y seguimiento adecuado para prevenir complicaciones y reducir la transmisión de ITS[2][5].


Citas



 
 
 

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