MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
Manejo de los Testículos No Descendidos (Criptorquidia)
El manejo de los testículos no descendidos o criptorquidia varía según la edad del paciente, la localización del testículo y la evaluación clínica. El objetivo principal del tratamiento es minimizar el riesgo de complicaciones, como infertilidad y cáncer testicular, así como asegurar el desarrollo normal de los genitales.
Testículos no descendidos bilaterales o sospecha de trastorno del desarrollo sexual al nacimiento:
Derivación urgente a un pediatra dentro de las primeras 24 horas. Se prefiere que el paciente sea evaluado en un centro especializado en trastornos del desarrollo sexual para posibles pruebas genéticas o endocrinas urgentes.
Testículos no descendidos bilaterales a las 6-8 semanas de vida:
Se debe realizar una derivación urgente a un pediatra para ser evaluado dentro de las próximas 2 semanas.
Testículo no descendido unilateral:
En el nacimiento: Si se detecta un testículo no descendido unilateral, se debe reexaminar al infante a las 6-8 semanas de vida. Si ambos testículos han descendido, no se necesita más acción.
A las 6-8 semanas: Si el testículo sigue no descendido, se debe realizar otra revaluación entre los 4-5 meses de vida.
Si el testículo sigue no descendido a los 4-5 meses, se debe derivar a cirugía pediátrica o urología para que el niño sea visto antes de los 6 meses de edad y se evalúe la posibilidad de cirugía.
Testículo retráctil (variante normal):
Los testículos retráctiles pueden moverse libremente entre el escroto y el canal inguinal. Si ambos testículos están en su lugar en el momento de la evaluación, no se requiere tratamiento. Sin embargo, dado que los testículos retráctiles pueden ascender, se recomienda seguimiento anual hasta después de la pubertad.
Testículos no descendidos en niños mayores o adultos:
En caso de sospecha de testículos no descendidos en adolescentes o adultos, se debe realizar una derivación a urología o cirugía pediátrica según la edad. En hombres mayores con criptorquidia persistente, puede considerarse la orquiectomía (extirpación del testículo) debido al mayor riesgo de cáncer testicular, particularmente si el testículo no ha descendido después de la pubertad.
Cirugía (Orquidopexia):
La orquidopexia es la cirugía recomendada para descender el testículo al escroto. La intervención debe realizarse idealmente antes de los 12 meses y, a más tardar, a los 18 meses de edad, según las guías de la Asociación Europea de Urología y la Asociación Británica de Cirujanos Pediátricos.
La tasa de éxito de la cirugía es alta, con 88-100% de éxito, y las complicaciones, como la atrofia testicular, son poco comunes.
Para los testículos no palpables, puede ser necesario realizar una laparoscopía diagnóstica para localizar el testículo intraabdominal y decidir el tratamiento quirúrgico adecuado, que puede incluir orquidopexia o orquiectomía en caso de testículo atrófico o dañado.
Tratamiento hormonal:
No existe un consenso sobre el uso de tratamiento hormonal para los testículos no descendidos. Aunque algunos estudios han sugerido un posible papel de la hormona gonadotropina coriónica humana (hCG) o la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) en casos bilaterales, la mayoría de las guías clínicas no recomiendan la terapia hormonal debido a su baja efectividad.
Diagnóstico
El diagnóstico de los testículos no descendidos se basa en un enfoque clínico que incluye la anamnesis y un examen físico completo.
Tamizaje:
Se debe realizar una revisión de los testículos en las primeras 72 horas de vida y nuevamente a las 6-8 semanas de edad.
Si los testículos siguen no descendidos, se debe reexaminar entre los 4-5 meses para evaluar el descenso espontáneo, ya que muchos testículos completan su descenso en los primeros meses de vida.
Evaluación clínica:
Historia clínica: Es importante preguntar sobre los antecedentes del parto (término o prematuro), ya que los recién nacidos prematuros pueden tener testículos que aún no han descendido completamente.
Inspección genital: Se examinan los genitales en un ambiente cálido, observando el tamaño, color y simetría del escroto.
Palpación del escroto: Se evalúa la presencia, tamaño y consistencia de los testículos en el escroto. Si el testículo no es palpable en el escroto, se palpa el canal inguinal en busca de un testículo en esta región.
Testículo retráctil: Si el testículo puede ser manipulado hacia el escroto pero regresa al canal inguinal después de un tiempo, se considera un testículo retráctil. Este es un variante normal que no requiere tratamiento inmediato, pero debe ser vigilado para detectar posibles ascensos.
Pruebas adicionales:
Ecografía o imágenes: No se recomienda la realización de estudios de imagen en atención primaria para la localización de un testículo no palpable, ya que el examen físico es más confiable. Solo se deben considerar en centros especializados o en casos complejos.
Diagnóstico Diferencial
Es importante diferenciar entre los diferentes tipos de criptorquidia y otras condiciones que pueden causar testículos no palpables o fuera del escroto.
Testículo ectópico:
El testículo se localiza fuera de la trayectoria normal de descenso. Puede estar en áreas como el periné, el canal femoral, el eje del pene o el lado opuesto del escroto (hemiescroto opuesto).
Testículo retráctil:
Un testículo retráctil puede moverse entre el canal inguinal y el escroto debido a la contracción del reflejo cremastérico. Aunque no es un problema a corto plazo, se debe hacer un seguimiento regular debido al riesgo de ascenso.
Testículo ascendente:
El testículo que estuvo previamente en el escroto asciende a una posición más alta debido a un desarrollo anormal del cordón espermático o como complicación de cirugías previas, como la reparación de hernias inguinales.
Testículo ausente o atrófico:
El testículo puede haber estado presente en el nacimiento pero haber desaparecido debido a la torsión intrauterina o falta de desarrollo adecuado de los vasos testiculares, lo que lleva a atrofia.
Definición
La criptorquidia o testículos no descendidos se define como el descenso incompleto de uno o ambos testículos desde el abdomen a través del canal inguinal, resultando en la ausencia de los testículos en el escroto.
Se estima que entre el 1-4.6% de los recién nacidos a término presentan testículos no descendidos, mientras que en los prematuros la incidencia puede llegar hasta el 45.3%. Alrededor del 80% de los testículos no descendidos son palpables y aproximadamente el 30% de los casos son bilaterales.
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