Sarampión
- EmergenciasUNO
- 29 nov 2024
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Actualizado: 12 dic 2024
MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
El sarampión es una enfermedad viral altamente contagiosa causada por un virus de la familia Paramyxoviridae. A pesar de contar con una vacuna efectiva, sigue siendo una causa importante de morbilidad y mortalidad en todo el mundo, especialmente en niños menores de 5 años[1][5].
Síntomas
Los síntomas del sarampión suelen aparecer entre 10 y 14 días después de la exposición al virus. La fase inicial se caracteriza por:
Fibra alta (que puede superar los 40°C)
General de Malestar
Tos seca
Rinorrea (secreción nasal)
Conjuntivitis (ojos rojos e inflamados)
Fotofobia (sensibilidad a la luz)[3][6]
Aproximadamente 2-3 días antes de la aparición del exantema característico, pueden observarse las manchas de Koplik en la mucosa bucal, que son patognomónicas del sarampión[1].
Signos Clínicos
Los signos clínicos más relevantes del sarampión incluyen:
Exantema maculopapular: Aparece entre 3-5 días después del inicio de los síntomas. Comienza en la cara y detrás de las orejas, extendiéndose progresivamente hacia el tronco y las extremidades[3][6].
Manchas de Koplik: Pequeñas manchas blanco-azuladas con fondo rojo en la mucosa bucal, generalmente frente a los molares inferiores[1][3].
Linfadenopatía generalizada
Hepatoesplenomegalia en algunos casos
Exploración
La exploración física debe ser minuciosa y enfocarse en:
Evaluación de signos vitales, con especial atención a la temperatura corporal.
Examen de la cavidad oral en busca de manchas de Koplik.
Inspección detallada de la piel, observando las características y distribución del exantema.
Auscultación pulmonar para detectar posibles complicaciones respiratorias.
Evaluación del estado de hidratación y nivel de conciencia[10].
Pruebas Diagnósticas
El diagnóstico del sarampión se basa principalmente en la presentación clínica, pero puede confirmarse mediante:
Serología: Detección de anticuerpos IgM específicos contra el virus del sarampión en suero. Es el método más común y confiable[5].
RT-PCR: Detección del ARN viral en muestras de sangre, orina o hisopado nasofaríngeo[5].
Aislamiento viral: En cultivos celulares, aunque es menos utilizado en la práctica clínica[5].
Pruebas complementarias: Hemograma completo, pruebas de función hepática y renal, y radiografía de tórax en casos de sospecha de complicaciones[10].
Manejo de emergencias
El manejo del sarampión en el servicio de emergencias se centra en el tratamiento de soporte y la prevención de complicaciones:
Aislamiento: Implementar medidas de aislamiento respiratorio para prevenir la transmisión[10].
Hidratación: Mantener una hidratación adecuada, considerando la vía intravenosa en casos de deshidratación severa[6].
Control de la fiebre: Administrar antipiréticos como paracetamol o ibuprofeno[10].
Suplementación con vitamina A: Recomendada por la OMS, especialmente en niños con deficiencia nutricional[5][10].
Manejo de complicaciones: Tratamiento específico de complicaciones como neumonía, encefalitis o diarrea severa[5].
Notificación: Reportar el caso a las autoridades de salud pública correspondientes[11].
Profilaxis post-exposición: Considerar la administración de inmunoglobulina en pacientes de alto riesgo expuestos al virus[10].
El sarampión sigue siendo una enfermedad de gran relevancia en salud pública. Su diagnóstico precoz y manejo adecuado son fundamentales para prevenir complicaciones y reducir la transmisión. La vacunación continúa siendo la estrategia más efectiva para su control y eventual eliminación a nivel global[1][5][11].
Citas
[2] https://www.healthychildren.org/Spanish/safety-prevention/immunizations/Paginas/Protecting-Your-Baby-from-a-Measles-Outbreak-FAQs.aspx
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