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Sarampión

Actualizado: 12 dic 2024

MANUAL DE EMERGENCIAS 2025



El sarampión es una enfermedad viral altamente contagiosa causada por un virus de la familia Paramyxoviridae. A pesar de contar con una vacuna efectiva, sigue siendo una causa importante de morbilidad y mortalidad en todo el mundo, especialmente en niños menores de 5 años[1][5].


Síntomas


Los síntomas del sarampión suelen aparecer entre 10 y 14 días después de la exposición al virus. La fase inicial se caracteriza por:


  • Fibra alta (que puede superar los 40°C)

  • General de Malestar

  • Tos seca

  • Rinorrea (secreción nasal)

  • Conjuntivitis (ojos rojos e inflamados)

  • Fotofobia (sensibilidad a la luz)[3][6]


Aproximadamente 2-3 días antes de la aparición del exantema característico, pueden observarse las manchas de Koplik en la mucosa bucal, que son patognomónicas del sarampión[1].


Signos Clínicos


Los signos clínicos más relevantes del sarampión incluyen:


  1. Exantema maculopapular: Aparece entre 3-5 días después del inicio de los síntomas. Comienza en la cara y detrás de las orejas, extendiéndose progresivamente hacia el tronco y las extremidades[3][6].

  2. Manchas de Koplik: Pequeñas manchas blanco-azuladas con fondo rojo en la mucosa bucal, generalmente frente a los molares inferiores[1][3].

  3. Linfadenopatía generalizada

  4. Hepatoesplenomegalia en algunos casos


Exploración


La exploración física debe ser minuciosa y enfocarse en:


  1. Evaluación de signos vitales, con especial atención a la temperatura corporal.

  2. Examen de la cavidad oral en busca de manchas de Koplik.

  3. Inspección detallada de la piel, observando las características y distribución del exantema.

  4. Auscultación pulmonar para detectar posibles complicaciones respiratorias.

  5. Evaluación del estado de hidratación y nivel de conciencia[10].


Pruebas Diagnósticas


El diagnóstico del sarampión se basa principalmente en la presentación clínica, pero puede confirmarse mediante:


  1. Serología: Detección de anticuerpos IgM específicos contra el virus del sarampión en suero. Es el método más común y confiable[5].

  2. RT-PCR: Detección del ARN viral en muestras de sangre, orina o hisopado nasofaríngeo[5].

  3. Aislamiento viral: En cultivos celulares, aunque es menos utilizado en la práctica clínica[5].

  4. Pruebas complementarias: Hemograma completo, pruebas de función hepática y renal, y radiografía de tórax en casos de sospecha de complicaciones[10].


Manejo de emergencias


El manejo del sarampión en el servicio de emergencias se centra en el tratamiento de soporte y la prevención de complicaciones:


  1. Aislamiento: Implementar medidas de aislamiento respiratorio para prevenir la transmisión[10].

  2. Hidratación: Mantener una hidratación adecuada, considerando la vía intravenosa en casos de deshidratación severa[6].

  3. Control de la fiebre: Administrar antipiréticos como paracetamol o ibuprofeno[10].

  4. Suplementación con vitamina A: Recomendada por la OMS, especialmente en niños con deficiencia nutricional[5][10].

  5. Manejo de complicaciones: Tratamiento específico de complicaciones como neumonía, encefalitis o diarrea severa[5].

  6. Notificación: Reportar el caso a las autoridades de salud pública correspondientes[11].

  7. Profilaxis post-exposición: Considerar la administración de inmunoglobulina en pacientes de alto riesgo expuestos al virus[10].


El sarampión sigue siendo una enfermedad de gran relevancia en salud pública. Su diagnóstico precoz y manejo adecuado son fundamentales para prevenir complicaciones y reducir la transmisión. La vacunación continúa siendo la estrategia más efectiva para su control y eventual eliminación a nivel global[1][5][11].


Citas


 
 
 

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