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Rubéola o sarampión alemán

Actualizado: 12 dic 2024

MANUAL DE EMERGENCIAS 2025



La rubéola, también conocida como sarampión alemán, es una enfermedad viral contagiosa causada por el virus de la rubéola, perteneciente al género Rubivirus de la familia Togaviridae[1][4]. Aunque generalmente es una infección leve en niños y adultos, puede tener graves consecuencias cuando afecta a mujeres embarazadas, especialmente durante el primer trimestre de gestación[2][4].


Síntomas


Los síntomas de la rubéola suelen aparecer entre 2 y 3 semanas después de la exposición al virus[1]. Los más comunes incluyen:


  • Fibra baja (generalmente menor a 39°C)

  • Dolor de cabeza

  • General de Malestar

  • Congestión nasal o goteo nasal

  • Enrojecimiento y picazón en los ojos

  • Dolor en las articulaciones, especialmente en mujeres jóvenes.


Es importante destacar que entre el 25% y el 50% de las personas infectadas pueden ser asintomáticas, pero aún así pueden transmitir la enfermedad[7].


Signos clínicos


El signo clínico más característico de la rubéola es la erupción cutánea, que suele presentarse de la siguiente manera:


  • Aparece inicialmente en la cara y se extiende rápidamente al torso, brazos y piernas[1]

  • Es de color rosado o rojo claro

  • Dura generalmente de 1 a 5 días

  • Desaparece en el mismo orden en que apareció


Otros signos clínicos incluyen:


  • Linfadenopatía: inflamación de los ganglios linfáticos, especialmente detrás de las orejas y en la base del cráneo[1]

  • Artralgia o artritis, que puede durar hasta un mes[1]


Exploración


Durante la exploración física, el médico buscará:


  • Presencia y características de la erupción cutánea.

  • Inflamación de los ganglios linfáticos, particularmente en la región retroauricular, suboccipital y cervical[9]

  • Signos de conjuntivitis

  • Evidencia de artritis, especialmente en mujeres adultas.


Es crucial realizar una historia clínica detallada, incluyendo el estado de vacunación y posibles exposiciones recientes al virus.


Pruebas diagnósticas


El diagnóstico definitivo de la rubéola se realiza mediante pruebas de laboratorio, ya que los síntomas pueden ser similares a otras enfermedades virales[9]. Las principales pruebas diagnósticas incluyen:


  1. Serología:


    • Detección de anticuerpos IgM e IgG específicos contra el virus de la rubéola[8]

    • La presencia de IgM indica infección reciente

    • El aumento significativo de IgG en muestras pareadas confirma la infección


  2. Aislamiento del virus:


    • Se puede realizar en cultivos celulares, aunque es menos sensible que las pruebas serológicas[9]


  3. PCR en tiempo real:


    • Detección del ARN viral, especialmente útil en casos de rubéola congénita[9]


  4. Prueba de avidez de IgG:


    • Ayuda a diferenciar entre infección primaria y reinfección[9]


Manejo de emergencias


Aunque la rubéola generalmente no requiere tratamiento de emergencia, es importante tomar las siguientes medidas:


  1. Aislamiento del paciente para prevenir la transmisión, especialmente si hay mujeres embarazadas en el entorno[7]

  2. Tratamiento sintomático:


    • Reposo en cama

    • Administración de antipiréticos y analgésicos como acetaminofén para controlar la fiebre y el dolor[7]


  3. Hidratación adecuada

  4. En caso de sospecha de rubéola en una mujer embarazada:


    • Realizar pruebas serológicas inmediatamente

    • Considere la administración de inmunoglobulina si se confirma la exposición en una mujer no inmune[5]


  5. Notificación a las autoridades de salud pública, ya que la rubéola es una enfermedad de declaración obligatoria en muchos países[6]

  6. Educación del paciente sobre la importancia de completar el esquema de vacunación, especialmente en mujeres en edad fértil[5]


La rubéola es generalmente una enfermedad leve, su potencial impacto en el embarazo subraya la importancia de un diagnóstico rápido y preciso, así como de medidas preventivas efectivas, incluida la vacunación universal.


Citas


 
 
 

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