Neuralgia postherpética
- EmergenciasUNO
- 23 ago 2024
- 3 Min. de lectura
MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
Manejo de la Neuralgia postherpética
El manejo de la neuralgia postherpética (NPH) se centra en aliviar el dolor, mejorar la calidad de vida y reducir el impacto de los síntomas en las actividades diarias. Aunque los tratamientos pueden no eliminar completamente el dolor, ayudan a reducir su intensidad. Las estrategias incluyen:
Autocuidado y educación:
Informar al paciente sobre la naturaleza de la neuralgia postherpética y ofrecer recomendaciones prácticas:
Usar ropa suave como algodón o seda para minimizar la irritación.
Aplicar una capa protectora, como vendajes firmes, prendas de compresión o apósitos plásticos sobre las áreas doloridas.
Usar compresas frías si no provocan dolor (especialmente en caso de alodinia, donde los estímulos leves causan dolor).
Analgésicos:
Iniciar con paracetamol solo o combinado con codeína si el dolor es leve o moderado. Aunque estos medicamentos pueden no ser completamente efectivos, ofrecen un alivio inicial.
Si el dolor persiste, considerar el uso de fármacos para el dolor neuropático como amitriptilina, duloxetina, gabapentina o pregabalina, ajustando la dosis de acuerdo con la respuesta y tolerancia del paciente.
Para casos leves o con predominio de alodinia, o en pacientes mayores preocupados por los efectos secundarios de los fármacos sistémicos, considerar el uso de tratamientos tópicos como la crema de capsaicina o los parches de lidocaína.
El tramadol puede utilizarse como tratamiento de rescate para el dolor agudo, pero no debe emplearse a largo plazo sin supervisión especializada.
Seguimiento y ajuste del tratamiento:
Realizar un seguimiento temprano para evaluar la eficacia y tolerancia del tratamiento, especialmente en el ajuste de la dosis de medicamentos para el dolor neuropático.
Explicar al paciente que el proceso de ajuste de la dosis puede llevar semanas, y que es normal que el efecto completo del tratamiento tarde en manifestarse.
Derivación a especialistas:
Considerar la derivación a una clínica del dolor o a un neurólogo si el dolor es severo, si limita significativamente las actividades diarias o si el tratamiento inicial no es eficaz.
La intervención en una clínica del dolor puede incluir opciones avanzadas como el uso de parches de capsaicina al 8%, bloqueos nerviosos o estimulación eléctrica.
Diagnóstico
El diagnóstico de la neuralgia postherpética es clínico y se basa en la historia de un episodio previo de herpes zóster con dolor persistente en la zona afectada. El proceso diagnóstico incluye:
Historia clínica:
Investigar la presencia de dolor ardiente, punzante o urente en una distribución dermatomal (área de piel inervada por un nervio sensorial específico), habitualmente unilateral.
Preguntar sobre antecedentes de herpes zóster, aunque algunos pacientes no recuerdan haber tenido la erupción cutánea característica.
Examen físico:
Evaluar la sensibilidad en el dermatoma afectado y compararlo con el lado opuesto, buscando:
Hiperalgesia: respuesta exagerada a estímulos dolorosos.
Alodinia: dolor ante estímulos no dolorosos (como el roce suave).
Áreas de anestesia o pérdida de sensibilidad en la zona afectada.
Déficit sensorial en respuesta al tacto, temperatura o vibración.
Características clínicas:
El dolor de la neuralgia postherpética puede ser constante o intermitente, y a menudo se describe como lancinante, punzante o ardiente. Otros síntomas incluyen prurito intenso, hiperalgesia y alodinia.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial incluye otras causas de dolor neuropático, como:
Neuropatía diabética.
Radiculopatías.
Neuralgia del trigémino.
Lesiones nerviosas postquirúrgicas.
Dolor neuropático inducido por fármacos.
Definición
La neuralgia postherpética se define como el dolor persistente que sigue a un episodio de herpes zóster y que dura más de tres meses después de la aparición o curación de la erupción cutánea.
El dolor se localiza típicamente en el dermatoma afectado y es consecuencia de un daño neuronal causado por el virus varicela-zóster. Los síntomas pueden incluir dolor ardiente, punzante, hiperalgesia y alodinia. La probabilidad de desarrollar neuralgia postherpética aumenta con la edad, la severidad del dolor agudo durante el herpes zóster y la presencia de comorbilidades.
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