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Insuficiencia cardíaca crónica

MANUAL DE EMERGENCIAS 2024



Manejo de la Insuficiencia cardíaca crónica


El manejo de la insuficiencia cardíaca crónica se enfoca en mejorar los síntomas, prevenir la progresión de la enfermedad y reducir la mortalidad. La estrategia varía dependiendo de la fracción de eyección y la presencia de comorbilidades. Las principales medidas incluyen:


  • Manejo farmacológico:


    • Diuréticos de asa: como furosemida, bumetanida o torasemida, se administran para aliviar los síntomas de sobrecarga de líquidos, como edema y disnea. Se ajusta la dosis según los síntomas y la respuesta clínica.

    • Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA): como enalapril o lisinopril, son fundamentales para mejorar los síntomas y la función cardíaca, así como para prevenir el avance de la insuficiencia cardíaca en personas con fracción de eyección reducida.

    • Betabloqueantes: como bisoprolol o carvedilol, se utilizan para reducir la mortalidad y mejorar la función cardíaca. Se inician a dosis bajas y se ajustan gradualmente.

    • Antagonistas de los receptores de mineralocorticoides (MRA): como espironolactona, se añaden cuando persisten los síntomas pese al tratamiento con IECA y betabloqueantes.

    • Inhibidores de los receptores de angiotensina y neprilisina (ARNI): como sacubitril-valsartán, se consideran en pacientes con insuficiencia cardíaca con fracción de eyección reducida (<35%) que continúan sintomáticos a pesar del tratamiento con IECA o antagonistas de los receptores de angiotensina (ARA II).

    • Inhibidores de SGLT-2: como empagliflozina o dapagliflozina, son recomendados para tratar la insuficiencia cardíaca sintomática con fracción de eyección reducida o levemente reducida, incluso en personas sin diabetes.

    • Estatinas y antiplaquetarios: se consideran en personas con enfermedad arterial coronaria concomitante para reducir el riesgo cardiovascular global.

    • Otros tratamientos avanzados: como la terapia con ivabradina, hidralazina y nitratos, digoxina o hierro intravenoso, se utilizan en casos específicos con persistencia de los síntomas tras optimizar el tratamiento estándar.


  • Rehabilitación y autocuidado:


    • Se recomienda la participación en programas de rehabilitación basada en ejercicio supervisado para mejorar la capacidad funcional y la calidad de vida.

    • Se brinda educación en autocuidado, que incluye la monitorización diaria del peso, la reducción del consumo de sal y líquidos, el reconocimiento temprano de signos de descompensación y la adherencia al tratamiento.


  • Vacunación: Se debe ofrecer vacunación contra la gripe y la neumonía a todos los pacientes con insuficiencia cardíaca crónica.


  • Manejo de comorbilidades: Es esencial tratar otras condiciones subyacentes como hipertensión, diabetes, enfermedad renal crónica, y depresión, ya que pueden empeorar el pronóstico de la insuficiencia cardíaca.


Diagnóstico


El diagnóstico de la insuficiencia cardíaca crónica es clínico y se apoya en exámenes complementarios. Los síntomas pueden ser inespecíficos, por lo que es clave evaluar factores de riesgo y realizar pruebas diagnósticas específicas. Los pasos para el diagnóstico incluyen:


  • Historia clínica:


    • Interrogar sobre síntomas clásicos como disnea de esfuerzo, disnea en reposo, ortopnea (disnea al estar acostado), tos nocturna, edema de tobillos, fatiga, y disminución de la tolerancia al ejercicio.

    • Evaluar la presencia de factores de riesgo: historia de enfermedad arterial coronaria (como infarto de miocardio previo), hipertensión, fibrilación auricular, diabetes mellitus, consumo excesivo de alcohol, o antecedentes familiares de insuficiencia cardíaca o muerte súbita precoz.


  • Examen físico:


    • Identificar signos clínicos como taquicardia (frecuencia cardíaca mayor de 100 latidos por minuto), ritmo irregular, desplazamiento lateral del latido apical, soplos cardíacos, tercer o cuarto ruido cardíaco (ritmo de galope), presión venosa yugular elevada, hepatomegalia, edema periférico (en extremidades inferiores, sacro o abdomen) y estertores crepitantes en la base de los pulmones.


  • Pruebas complementarias:


    • Péptidos natriuréticos (NT-proBNP o BNP): se miden para confirmar o descartar el diagnóstico. Niveles elevados sugieren insuficiencia cardíaca, mientras que niveles normales la hacen improbable.

      • Si los niveles de NT-proBNP son >2000 ng/L, se debe referir al paciente para una evaluación cardiológica urgente y ecocardiografía en un plazo de 2 semanas.

      • Si los niveles están entre 400 y 2000 ng/L, la evaluación debe realizarse en un plazo de 6 semanas.

    • Ecocardiograma: es fundamental para confirmar el diagnóstico, evaluar la fracción de eyección del ventrículo izquierdo y detectar posibles anormalidades estructurales o funcionales.

    • Electrocardiograma (ECG): ayuda a detectar arritmias, isquemia o hipertrofia ventricular.

    • Radiografía de tórax: útil para evaluar signos de congestión pulmonar o cardiomegalia.


Diagnóstico Diferencial


Existen varias condiciones que pueden simular los síntomas de la insuficiencia cardíaca crónica, lo que hace necesario considerar otras causas de disnea, fatiga y edema periférico. Entre las condiciones a tener en cuenta están:


  • Enfermedades respiratorias:

    • Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

    • Asma.

    • Embolia pulmonar.

    • Cáncer de pulmón.

    • Ansiedad (puede causar disnea funcional).

  • Condiciones que causan edema periférico:

    • Insuficiencia venosa prolongada o inactividad.

    • Síndrome nefrótico.

    • Medicamentos como bloqueadores de los canales de calcio o antiinflamatorios no esteroides (AINEs).

    • Hipoproteinemia por enfermedades renales o hepáticas.

    • Tumores pélvicos.

  • Otras causas de fatiga y síntomas sistémicos:

    • Obesidad.

    • Anemia severa.

    • Enfermedades tiroideas (hipotiroidismo o hipertiroidismo).

    • Estenosis de las arterias renales bilaterales.


Definición


La insuficiencia cardíaca crónica es un síndrome clínico caracterizado por la presencia de síntomas típicos como disnea, fatiga y edema periférico, acompañados de signos físicos como la elevación de la presión venosa yugular, crepitaciones pulmonares basales y edema periférico. Está causada por una alteración estructural y/o funcional del corazón que genera aumento de las presiones intracardíacas y/o un gasto cardíaco insuficiente, ya sea en reposo o durante el ejercicio.


La insuficiencia cardíaca se clasifica en tres grandes categorías según la fracción de eyección (FE):


  • Insuficiencia cardíaca con fracción de eyección reducida (ICFER): cuando la FE es ≤40%.

  • Insuficiencia cardíaca con fracción de eyección levemente reducida (ICFMR): FE entre 41% y 49%.

  • Insuficiencia cardíaca con fracción de eyección preservada (ICFEP): cuando la FE es ≥50%.


El pronóstico de la insuficiencia cardíaca crónica es variable, pero la mortalidad sigue siendo alta. Aproximadamente el 50% de los pacientes fallecen en los primeros 5 años tras el diagnóstico.

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