MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
Las infecciones estreptocócicas, en particular la erisipela, representan un importante desafío clínico en el ámbito de las enfermedades infecciosas. La erisipela es una infección aguda de la dermis y los vasos linfáticos superficiales, causada principalmente por estreptococos beta-hemolíticos del grupo A, aunque también pueden estar involucrados los grupos C y G[1][3]. Esta infección afecta con mayor frecuencia las extremidades inferiores y la cara, siendo más común en edades extremas de la vida[5].
Síntomas
Los pacientes con erisipela suelen presentar un inicio agudo de síntomas sistémicos y locales. Los síntomas más comunes incluyen:
Fiebre y escalofríos[1][3]
General Malestar[5]
Dolor en la zona afectada[1][4]
Sensación de calor y tensión en la piel involucrada[4]
Estos síntomas pueden desarrollarse rápidamente, a menudo en cuestión de horas, lo que subraya la importancia de un diagnóstico y tratamiento temprano.
Signos clínicos
La erisipela se caracteriza por signos clínicos distintivos que facilitan su identificación:
Placa eritematosa bien delimitada con bordes elevados[1][4]
Edema localizado en la zona afectada[3][5]
Aumento de la temperatura local[4]
En algunos casos, presencia de vesículas o ampollas en la superficie de la lesión[5]
Linfadenopatía regional[1]
La lesión típica de erisipela tiene un aspecto brillante y tenso, con una demarcación clara entre la piel afectada y la sana[4].
Exploración
Durante la exploración física, el médico debe prestar atención a:
Evaluación de la extensión y características de la placa eritematosa.
Palpación de la zona para determinar el grado de edema y dolor.
Búsqueda de posibles puertas de entrada para la infección, como fisuras interdigitales o heridas cutáneas[1]
Examen de los ganglios linfáticos regionales
Evaluación de signos de complicaciones sistémicas, como hipotensión o taquicardia[3]
Pruebas diagnósticas
El diagnóstico de la erisipela es principalmente clínico, basado en la presentación característica. Sin embargo, algunas pruebas pueden ser útiles:
Hemograma completo: suele mostrar leucocitosis[5]
Proteína C reactiva y velocidad de sedimentación globular: elevadas en procesos inflamatorios
Hemocultivos: pueden ser positivos en un pequeño porcentaje de casos, especialmente en pacientes con toxicidad sistémica[5][6]
En casos atípicos o de mala evolución, se puede considerar una biopsia cutánea[4]
Es importante destacar que los cultivos de la lesión cutánea rara vez son útiles debido a la baja tasa de positividad[6].
Manejo de emergencias
El manejo de la erisipela en el servicio de emergencias debe ser rápido y eficaz:
Evaluación inicial: valorar signos vitales y estado general del paciente[3]
Antibióticoterapia:
Primera línea: Penicilina V potásica 250 mg vía oral, cuatro veces al día durante 7 días[5]
Alternativas: Dicloxacilina o cefalosporinas de primera generación[5]
En pacientes alérgicos a penicilina: Clindamicina 250 mg dos veces al día por 7-14 días[5]
En casos severos o con toxicidad sistémica, considerar antibióticos intravenosos y hospitalización[5][6]
Medidas de soporte:
Elevación de la extremidad afectada para reducir el edema.
Analgesia según necesidad
Hidratación adecuada
Identificación y tratamiento de factores predisponentes, como tiña pedis o linfedema[1][6]
Seguimiento estrecho para evaluar la respuesta al tratamiento y detectar posibles complicaciones[3]
El manejo adecuado y oportuno de la erisipela en el servicio de emergencias es crucial para prevenir complicaciones y asegurar una recuperación rápida del paciente. La elección del tratamiento antibiótico y la decisión de ingreso hospitalario deben basarse en la severidad de la presentación clínica y los factores de riesgo individuales del paciente.
Citas
[3] https://www.merckmanuals.com/es-us/hogar/infecciones/infecciones-bacterianas-bacterias-grampositivas/infecciones-por-estreptococo
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