MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
Manejo de Infección por VIH y SIDA
Terapia Antirretroviral (TAR): El tratamiento principal del VIH es la terapia antirretroviral, que implica el uso de combinaciones de fármacos que reducen la replicación viral. El objetivo es lograr una carga viral indetectable, lo que ayuda a preservar el sistema inmunológico y prevenir el progreso a SIDA.
Los fármacos antirretrovirales incluyen inhibidores de la transcriptasa inversa, inhibidores de proteasa, inhibidores de la integrasa e inhibidores de la entrada del virus.
El tratamiento es monitoreado regularmente en clínicas especializadas mediante pruebas de carga viral y conteo de células CD4.
La TAR debe ser tomada de por vida, y la adherencia estricta es crucial para evitar la resistencia a los medicamentos y mantener la efectividad del tratamiento.
Manejo en Atención Primaria:
Los profesionales de atención primaria deben estar alerta a posibles efectos adversos de la TAR, como la hiperlipidemia, la neuropatía periférica y la toxicidad hepática.
Es fundamental revisar interacciones medicamentosas, ya que la TAR puede tener interacciones graves con medicamentos comúnmente prescritos.
La atención primaria debe colaborar con especialistas para el seguimiento del paciente, asegurando que mantenga el tratamiento adecuado y la vigilancia médica periódica.
Profilaxis y Emergencias:
Profilaxis Posterior a la Exposición (PEP): Si una persona ha estado expuesta al VIH, ya sea por contacto ocupacional (como una aguja contaminada) o por contacto sexual de riesgo, se debe iniciar la profilaxis lo antes posible, idealmente dentro de las 72 horas posteriores a la exposición. La PEP incluye el uso de TAR durante 28 días y requiere un seguimiento para descartar infección.
Profilaxis Preexposición (PrEP): Para personas con alto riesgo de contraer el VIH (como parejas serodiscordantes o personas que participan en conductas sexuales de alto riesgo), se ofrece la PrEP, una combinación de antirretrovirales que reduce significativamente el riesgo de adquirir el virus.
Prevención de Infecciones Oportunistas: En personas con conteos bajos de CD4, es fundamental la profilaxis para prevenir infecciones como la neumonía por Pneumocystis jirovecii y la toxoplasmosis. Esto puede incluir el uso de antibióticos como trimetoprim-sulfametoxazol.
Asesoramiento y Apoyo: Parte esencial del manejo es brindar apoyo psicológico, educar sobre prácticas sexuales seguras y asegurar el acceso a recursos sociales. Las personas con VIH a menudo enfrentan estigmatización y discriminación, por lo que el apoyo continuo es vital.
Diagnóstico
Infección por VIH Sintomática: Sospechar VIH en personas con síntomas que sean inusualmente severos, recurrentes, prolongados o inexplicables. Estos pueden incluir:
Síntomas constitucionales: Fiebre, sudores nocturnos, pérdida de peso inexplicada, fatiga.
Infecciones recurrentes: Candidiasis oral, herpes zóster (culebrilla), neumonía bacteriana.
Linfonodos agrandados: Linfadenopatía persistente, especialmente en áreas distintas a las ingles.
Enfermedades oportunistas: Infecciones severas o recurrentes que indican inmunosupresión.
Infección Primaria por VIH: Los síntomas suelen aparecer de 10 días a 6 semanas después de la exposición al virus, y pueden incluir fiebre, dolor de garganta, erupción cutánea, fatiga, dolores articulares y musculares, úlceras orales o genitales, y linfadenopatía.
Esta fase se conoce como seroconversión y las personas son altamente infecciosas durante este periodo.
Infección Crónica Asintomática: Después de la resolución de los síntomas de la infección primaria, muchas personas pasan a una fase asintomática que puede durar años. Durante este tiempo, el virus sigue replicándose y causando daño progresivo al sistema inmunológico, aunque el paciente no presente síntomas.
Diagnóstico Serológico: El diagnóstico del VIH se realiza mediante pruebas serológicas que detectan anticuerpos y antígenos del VIH. Las pruebas de anticuerpos de tercera y cuarta generación son las más comunes, y permiten detectar la infección en sus fases tempranas. Las pruebas rápidas de VIH están disponibles en muchos centros de atención primaria y permiten obtener resultados en minutos.
Pruebas de Carga Viral y CD4: Una vez diagnosticada la infección, las pruebas de carga viral (medición de la cantidad de virus en la sangre) y el conteo de células CD4 son esenciales para monitorizar el progreso de la enfermedad y la efectividad de la TAR.
Diagnóstico Diferencial
El diagnóstico diferencial de la infección por VIH incluye una variedad de infecciones y condiciones que también pueden presentarse con síntomas inmunosupresores o constitucionales. Algunas de las más importantes son:
Infecciones Bacterianas:
Tuberculosis (TB): Especialmente prevalente en pacientes con VIH, puede ser pulmonar o extrapulmonar.
Neumonía bacteriana recurrente: Infecciones del tracto respiratorio inferior que son inusualmente graves o frecuentes.
Infecciones Fúngicas:
Candidiasis oral o esofágica: Indicativa de inmunosupresión avanzada.
Neumonía por Pneumocystis jirovecii (PCP): Una infección pulmonar grave y oportunista común en el VIH avanzado.
Infecciones Virales:
Herpes Zóster (culebrilla): A menudo más grave y extendido en personas con VIH.
Citomegalovirus (CMV): Puede causar retinitis y otras complicaciones graves en personas inmunosuprimidas.
Neoplasias:
Sarcoma de Kaposi: Un cáncer de los vasos sanguíneos que causa lesiones cutáneas características y es más frecuente en personas con VIH avanzado.
Linfoma No Hodgkin: Un cáncer asociado a la inmunosupresión severa.
Otras Condiciones Inmunológicas:
Linfadenopatía Generalizada Persistente (LGP): Inflamación crónica de los ganglios linfáticos, a menudo relacionada con infecciones virales crónicas.
Enfermedades autoinmunes: Algunas enfermedades reumáticas pueden confundirse con los síntomas de la infección por VIH, como la fatiga crónica y las artralgias.
Definición
VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana): Es un lentivirus de la subfamilia de los retrovirus que causa inmunodeficiencia progresiva al destruir principalmente las células CD4, una clase de linfocitos T esenciales para la función del sistema inmunológico.
El VIH tiene un período de latencia prolongado durante el cual una persona puede no presentar síntomas evidentes pero el virus continúa replicándose y dañando el sistema inmunológico.
SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida): Es el estadio avanzado de la infección por VIH y se define por la presencia de infecciones oportunistas o ciertos tipos de cáncer (como el sarcoma de Kaposi o el linfoma no Hodgkin) en personas con recuentos de CD4 por debajo de 200 células/µL. Las infecciones oportunistas más comunes incluyen la neumonía por Pneumocystis jirovecii, la tuberculosis extrapulmonar y las infecciones por citomegalovirus.
Fases de la Infección por VIH:
Infección Primaria: También conocida como enfermedad por seroconversión, es el período inicial tras la infección, caracterizado por síntomas similares a la gripe.
Fase Asintomática: Posteriormente, los síntomas desaparecen y comienza una fase latente donde el paciente no presenta signos de enfermedad, pero el virus sigue afectando el sistema inmunológico.
SIDA o VIH avanzado: En esta fase, la cantidad de CD4 es extremadamente baja y aparecen enfermedades graves que aprovechan la inmunosupresión.
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