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Herpes Zóster (Culebrilla)


MANUAL DE EMERGENCIAS 2024



Manejo de el Herpes Zóster (Culebrilla)


El manejo del herpes zóster se enfoca en aliviar el dolor, controlar la infección viral y prevenir complicaciones, especialmente en personas mayores o inmunocomprometidas. A continuación, se detallan los principales aspectos del manejo de esta condición:


  1. Tratamiento antiviral:


    • El tratamiento con antivirales debe iniciarse dentro de las primeras 72 horas de la aparición del sarpullido para reducir la gravedad y duración de los síntomas.


    • Fármacos antivirales recomendados incluyen aciclovir, famciclovir o valaciclovir, que se administran por vía oral. Estos medicamentos ayudan a limitar la replicación del virus, reduciendo la intensidad de la enfermedad y el riesgo de desarrollar neuralgia postherpética.


    • En casos severos o complicados, como en inmunocomprometidos o con afectación oftálmica, puede ser necesario el ingreso hospitalario y tratamiento intravenoso.


  2. Manejo del dolor:


    • Se recomienda usar analgésicos como paracetamol o antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) para el manejo del dolor leve a moderado.


    • En casos de dolor severo, se pueden usar opiáceos (como codeína) o medicamentos para el dolor neuropático, como gabapentina, pregabalina o amitriptilina.


    • Para los casos de neuralgia postherpética persistente, se consideran tratamientos específicos, como cremas de capsaicina o parches de lidocaína.


  3. Cuidados y medidas preventivas:


    • Se debe mantener el área afectada limpia y seca para prevenir infecciones secundarias.


    • Cubrir las lesiones exudativas para evitar la transmisión del virus a personas vulnerables, como mujeres embarazadas, inmunocomprometidos o bebés no vacunados.


    • Evitar trabajo, escuela o guarderías si el sarpullido está exudando y no puede cubrirse adecuadamente.


  4. Seguimiento y derivación:


    • Se debe evaluar la necesidad de derivar a un especialista (por ejemplo, oftalmología, dermatología, dolor crónico) si las vesículas persisten después de 7 días de tratamiento, el proceso de curación es lento o si se presentan complicaciones graves, como afectación ocular o neuralgia postherpética que no responde al tratamiento.


  5. Vacunación:


    • En el Reino Unido, la vacunación contra el herpes zóster está recomendada para personas de 60 años o más, así como para aquellos inmunocomprometidos mayores de 50 años. La vacuna Shingrix® se administra en dos dosis para prevenir tanto la infección como la neuralgia postherpética.


Diagnóstico


El diagnóstico del herpes zóster generalmente se realiza con base en los hallazgos clínicos. Se caracteriza por un sarpullido doloroso que sigue el recorrido de un dermatoma (la zona de piel inervada por un solo nervio). Las etapas del diagnóstico incluyen:


  1. Historia clínica:


    • El paciente refiere una fase prodrómica de 2-3 días (a veces más) con síntomas como prurito, parestesias o dolor en la zona afectada.


    • La erupción cutánea aparece como vesículas en una distribución unilateral siguiendo un dermatoma, típicamente en el tronco (dermatomas T1-L2). El dolor puede ser descrito como quemante, punzante o palpitante.


  2. Examen físico:


    • Las lesiones cutáneas evolucionan de máculas eritematosas a vesículas que posteriormente se convierten en pústulas, que terminan formando costras en un plazo de 7 a 10 días.


    • Se deben evaluar las posibles complicaciones como infecciones secundarias, cicatrización, neuralgia postherpética o, en casos más graves, afectación ocular (herpes zóster oftálmico) o diseminación sistémica.


  3. Casos atípicos:


    • En pacientes mayores o inmunocomprometidos, la erupción puede ser más severa, durar más tiempo o ser atípica, como en casos donde no aparecen vesículas (zoster sine herpete).


Diagnóstico Diferencial


El herpes zóster puede confundirse con otras enfermedades dermatológicas y neurológicas. Las principales incluyen:


  1. Infección por virus del herpes simple (VHS): se diferencia por la tendencia a afectar áreas como la boca o los genitales y la recurrencia frecuente.


  2. Dermatitis de contacto: suele tener una distribución más difusa y menos dolorosa.


  3. Infección por candidiasis: presenta pústulas con base eritematosa y descamación.


  4. Migraña o neuralgia del trigémino: pueden simular el dolor prodrómico de la culebrilla sin la presencia de erupción cutánea.


  5. Glaucoma agudo: es un diagnóstico diferencial importante en el herpes zóster oftálmico.


Definición


El herpes zóster, también conocido como culebrilla, es una infección viral causada por la reactivación del virus varicela-zóster, que permanece latente en los ganglios nerviosos tras una infección primaria de varicela (comúnmente en la infancia).


Este virus puede reactivarse años después, generalmente en adultos mayores o inmunocomprometidos, causando una erupción dolorosa y otras complicaciones como neuralgia postherpética, una afección debilitante caracterizada por dolor persistente.

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