MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
Manejo de la Cuidado paliativo del cáncer - dolor
El manejo del dolor en el contexto del cuidado paliativo del cáncer requiere un enfoque integral, considerando las dimensiones físicas, emocionales, sociales y espirituales del paciente. El objetivo principal es mejorar la calidad de vida al aliviar el dolor y otros síntomas relacionados con el cáncer.
Evaluación del dolor:
Utilizar una herramienta validada de evaluación del dolor, como la escala numérica de dolor (donde 0 indica ausencia de dolor y 10 indica el peor dolor imaginable), o la escala visual análoga.
Evaluar la intensidad del dolor en diferentes situaciones, ya sea dolor persistente, dolor irruptivo o relacionado con el movimiento.
Identificar factores agravantes y atenuantes, y si existen factores psicológicos, sociales o espirituales que influencien la percepción del dolor.
Realizar un examen físico para determinar la causa del dolor, como puntos de sensibilidad específicos o signos de compresión medular. Si se sospecha de una condición reversible, considerar investigaciones adicionales.
Enfoque escalonado para el tratamiento:
El esquema de manejo sigue la escala analgésica de la OMS, un enfoque paso a paso para el alivio del dolor:
Paso 1: Para dolor leve, utilizar analgésicos no opioides como el paracetamol o antiinflamatorios no esteroideos (AINEs).
Paso 2: Para dolor moderado, añadir opioides débiles como codeína o tramadol.
Paso 3: Para dolor severo, prescribir opioides fuertes, como la morfina, junto con analgésicos no opioides si es necesario.
Asegurar la administración regular de la medicación para el dolor continuo y proporcionar dosis “a demanda” para el dolor irruptivo.
Si el dolor es predecible (por ejemplo, relacionado con movimientos), se debe administrar un analgésico 20-30 minutos antes de la actividad que provoca el dolor.
Uso de adyuvantes:
Los medicamentos adyuvantes pueden ser efectivos en diversos tipos de dolor:
Para el dolor neuropático, considerar antidepresivos tricíclicos (por ejemplo, amitriptilina) o anticonvulsivos (como gabapentina o pregabalina).
Para el cólico intestinal, utilizar antiespasmódicos como el bromuro de butilhioscina.
Para los espasmos musculares, considerar relajantes musculares como el diazepam.
Para la presión intracraneal elevada, puede ser útil un ensayo con dexametasona.
Opioides fuertes:
Al iniciar un opioide fuerte (por ejemplo, morfina), es recomendable acompañarlo de un antiemético para prevenir las náuseas y un laxante para evitar el estreñimiento, ya que estos efectos secundarios son comunes.
Si la vía oral no es adecuada, se puede considerar el uso de morfina subcutánea o parches transdérmicos de fentanilo o buprenorfina para aquellos con necesidades analgésicas estables.
Revisión continua y consulta especializada:
Revisar regularmente las necesidades analgésicas del paciente, ajustando el tratamiento según sea necesario.
Buscar asesoramiento especializado en cuidados paliativos si el dolor persiste, es difícil de controlar, o si surgen complicaciones como efectos secundarios incontrolables o sospecha de compresión medular.
Diagnóstico
La evaluación del dolor relacionado con el cáncer se basa en la identificación del tipo y la causa del dolor. El dolor puede clasificarse en:
Dolor somático: Es bien localizado y se origina en los tejidos musculoesqueléticos, como huesos, músculos o piel. Por ejemplo, el dolor debido a metástasis óseas o cirugías.
Dolor visceral: Se origina en los órganos internos, como el hígado o el páncreas, y suele ser mal localizado y de naturaleza profunda.
Dolor neuropático: Se presenta como ardor, hormigueo o dolor lancinante y ocurre debido a daño o compresión de los nervios. Puede estar causado por infiltración tumoral en los nervios periféricos o como efecto secundario de tratamientos como la quimioterapia o la radioterapia.
El diagnóstico del dolor debe incluir una evaluación de los factores psicológicos, sociales y espirituales que puedan influir en la experiencia del paciente. El dolor emocional y el sufrimiento espiritual pueden amplificar la percepción del dolor físico.
Diagnóstico diferencial
El dolor en los pacientes con cáncer puede deberse a varias causas, algunas directamente relacionadas con el cáncer y otras no. Entre las posibles causas se incluyen:
Efectos directos del tumor, como la invasión o compresión de estructuras sensibles al dolor.
Tratamientos contra el cáncer, como cirugía, radioterapia o quimioterapia, que pueden causar dolor agudo o crónico.
Condiciones no relacionadas con el cáncer, como infecciones, artritis, u otras enfermedades preexistentes que contribuyen al dolor.
Es fundamental diferenciar el dolor relacionado con el cáncer de otras posibles fuentes de malestar, como infecciones, fracturas patológicas o compresión medular, que pueden requerir intervenciones adicionales.
Definición
El dolor en el contexto del cáncer es una experiencia compleja y multifactorial que puede ser persistente o episódica. Está influenciado por factores físicos, como la invasión del tumor o efectos secundarios del tratamiento, y factores psicológicos, como el miedo, la ansiedad o la depresión.
El dolor irruptivo es un tipo de dolor intenso y súbito que ocurre a pesar de la analgesia de fondo, y puede ser predecible (como el dolor relacionado con el movimiento) o impredecible (ocurriendo de manera espontánea).
El manejo del dolor en el cuidado paliativo del cáncer es esencial para mejorar la calidad de vida y el bienestar general del paciente en las etapas avanzadas de la enfermedad.
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