MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
Manejo del Consumo problemático de alcohol
El manejo del consumo problemático de alcohol se basa en una combinación de intervenciones médicas, psicológicas y de apoyo social:
Admisión hospitalaria:
Se recomienda la hospitalización inmediata en casos de abstinencia aguda de alcohol o riesgo alto de convulsiones o delirium tremens. Estos pacientes requieren la administración médica de benzodiacepinas u otros medicamentos para evitar complicaciones graves.
Las personas con signos de encefalopatía de Wernicke (como ataxia, oftalmoplejía y confusión aguda) deben ser ingresadas de urgencia para recibir tiamina por vía parenteral, dado el riesgo de deterioro neurológico grave y muerte.
Tratamiento en atención primaria:
Asesoramiento estructurado: Se debe ofrecer una sesión de asesoramiento breve y estructurado a personas que consumen alcohol en niveles peligrosos o dañinos. Este asesoramiento debe basarse en los principios del modelo FRAMES, que incluyen retroalimentación sobre los riesgos, responsabilidad personal para el cambio, consejos claros, opciones para el cambio, empatía y refuerzo de la autoeficacia.
Intervención breve extendida: Si no hay respuesta al asesoramiento breve inicial, se ofrece una intervención más prolongada que puede incluir hasta cinco sesiones, enfocadas en motivar el cambio en el comportamiento relacionado con el alcohol.
Intervenciones psicológicas: Para bebedores problemáticos o dependientes leves, se recomienda ofrecer terapia psicológica, incluyendo terapia cognitivo-conductual o terapia basada en la red social. En personas con pareja, se puede ofrecer terapia de pareja centrada en los efectos del consumo de alcohol.
Prevención de deficiencias: Se debe ofrecer tiamina oral a personas que consumen alcohol de manera dañina o dependiente para prevenir deficiencias nutricionales, especialmente si están malnutridas, tienen enfermedades hepáticas descompensadas o están en proceso de abstinencia.
Detoxificación supervisada: Para personas con dependencia moderada o severa que no requieren hospitalización, se puede ofrecer una detoxificación médica ambulatoria bajo supervisión, con recomendaciones para evitar reducciones bruscas del consumo de alcohol, ya que esto podría precipitar la abstinencia severa.
Terapia farmacológica:
Tiamina: Se prescribe en dosis de 50-100 mg al día en deficiencias leves, o 200-300 mg al día en casos graves, para prevenir complicaciones neurológicas como el síndrome de Wernicke-Korsakoff.
Acamprosato: Se administra a personas que han completado un proceso de abstinencia asistida y buscan mantener la abstinencia. La dosis estándar es de 666 mg tres veces al día, y su duración varía de 6 meses a más tiempo según la respuesta al tratamiento. Se debe supervisar al paciente mensualmente durante los primeros seis meses.
Información y soporte: Además de la farmacoterapia, los pacientes deben recibir información sobre redes de apoyo comunitario y grupos de autoayuda como Alcohólicos Anónimos, para facilitar la abstinencia a largo plazo.
Seguimiento:
Se debe programar un seguimiento regular para evaluar la reducción del consumo de alcohol o la abstinencia. En caso de que el paciente no logre reducir su consumo, se recomienda intensificar la intervención, referir a servicios especializados y monitorizar cualquier complicación física o psiquiátrica.
Diagnóstico
El diagnóstico del consumo problemático de alcohol se realiza a través de una combinación de cribado, evaluaciones clínicas y cuestionarios específicos:
Cribado rutinario:
Cuándo realizar el cribado: Se debe realizar una evaluación sistemática del consumo de alcohol en diversas situaciones en atención primaria, como al registrar un nuevo paciente, durante la revisión de medicamentos, o en el manejo de enfermedades crónicas (diabetes, hipertensión, enfermedades cardíacas). También es útil durante citas prenatales, consultas sobre salud sexual o al tratar lesiones menores.
En quién enfocarse: Si no es factible realizar el cribado a todos, se debe priorizar a las personas con condiciones relacionadas con el alcohol (hipertensión, trastornos gastrointestinales, trastornos hepáticos), problemas de salud mental (ansiedad, depresión), víctimas de agresiones, personas con riesgo de autolesiones, y aquellas que acuden frecuentemente a clínicas de salud sexual o buscan anticoncepción de emergencia.
Evaluación mediante cuestionarios:
AUDIT: El Alcohol Use Disorders Identification Test (AUDIT) es el cuestionario estándar para evaluar el consumo de alcohol. Este mide la severidad del consumo de alcohol en una escala de 0 a 40, donde:
0-7 indica bajo riesgo.
8-15 indica riesgo creciente.
16-19 indica riesgo alto.
20 o más sugiere posible dependencia.
Versiones abreviadas: Si hay limitaciones de tiempo, se pueden usar versiones más cortas como el AUDIT-PC o el AUDIT-C, con la recomendación de completar el AUDIT completo si el cribado preliminar es positivo.
Evaluación de la dependencia: Si se sugiere dependencia por el AUDIT, se puede emplear el SADQ (Severity of Alcohol Dependence Questionnaire) o el LDQ (Leeds Dependence Questionnaire) para evaluar la gravedad. Los puntajes en el SADQ se clasifican como:
0-15: Dependencia leve.
16-30: Dependencia moderada.
31 o más: Dependencia severa.
Pruebas adicionales: Aunque las pruebas de sangre (como la gamma-glutamil transferasa o el volumen corpuscular medio) no se usan de manera rutinaria para detectar el abuso de alcohol, pueden ayudar a identificar problemas de salud relacionados con el consumo.
Entrevista clínica y examen físico:
Signos físicos: Ciertos signos físicos como capilares dilatados en el rostro, ojos inyectados en sangre, temblores en las manos y olor a alcohol durante la consulta pueden levantar sospechas de un problema con el alcohol.
Síntomas: Los síntomas de abstinencia, como temblores, sudoración, taquicardia, alucinaciones o convulsiones, pueden indicar una dependencia grave y requieren intervención médica urgente.
Diagnóstico diferencial
Al evaluar a una persona con consumo problemático de alcohol, es esencial considerar otras condiciones que pueden compartir síntomas o estar relacionadas:
Trastornos psiquiátricos:
Los trastornos de ansiedad, depresión, y otros trastornos del estado de ánimo pueden coexistir o ser exacerbados por el consumo de alcohol. A menudo es difícil diferenciar si estos trastornos son primarios o si son una consecuencia del abuso de alcohol.
El uso de sustancias ilegales o la dependencia de otros medicamentos también deben ser considerados, ya que pueden agravar los problemas relacionados con el alcohol.
Enfermedades físicas relacionadas:
Enfermedades gastrointestinales: Los trastornos como gastritis, pancreatitis (aguda o crónica) y enfermedad hepática (incluyendo cirrosis) son comunes en personas con abuso de alcohol.
Hipertensión y enfermedades cardíacas: El consumo de alcohol en exceso puede causar hipertensión arterial y aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas, incluyendo la miocardiopatía alcohólica.
Lesiones y accidentes: Las personas que sufren lesiones frecuentes, como caídas o accidentes de tráfico, deben ser evaluadas por posible consumo problemático de alcohol.
Signos y síntomas físicos:
Los temblores finos, la hepatomegalia (aumento del tamaño del hígado) y otros signos como una piel amarillenta (ictericia) pueden sugerir complicaciones hepáticas relacionadas con el alcohol.
Definición
El consumo problemático de alcohol se refiere a cualquier patrón de consumo que excede las pautas de bajo riesgo establecidas. De acuerdo con las guías del Chief Medical Officer del Reino Unido, se considera seguro no beber más de 14 unidades de alcohol a la semana, distribuidas uniformemente en al menos tres días. El alcoholismo, o trastorno por uso de alcohol (TUA), abarca tanto el consumo dañino como la dependencia alcohólica:
Consumo dañino (alto riesgo): Es un patrón de consumo que provoca problemas de salud directa o indirectamente relacionados con el alcohol. Este tipo de consumo puede llevar a enfermedades agudas como pancreatitis o accidentes relacionados con el alcohol, y a largo plazo puede desarrollar hipertensión, enfermedades cardíacas, cirrosis hepática o varios tipos de cáncer.
Dependencia alcohólica: Se caracteriza por la presencia de síntomas como el craving (deseo intenso de beber), la tolerancia (necesidad de consumir más alcohol para obtener los mismos efectos), la preocupación constante por el alcohol, y la persistencia en el consumo a pesar de las consecuencias negativas.
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