MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
Manejo de Cólico renal o ureteral agudo
Ingreso hospitalario inmediato debe considerarse en los siguientes casos:
Infección sistémica o sepsis: signos como fiebre, sudoración, confusión o taquicardia indican la necesidad de atención urgente.
Riesgo elevado de lesión renal aguda: si la persona tiene antecedentes de enfermedad renal crónica, un riñón solitario o trasplantado, o si se sospecha la presencia de cálculos bilaterales que obstruyen ambos uréteres.
Deshidratación grave: si la persona está deshidratada y no puede ingerir líquidos debido a náuseas o vómitos persistentes.
Duda diagnóstica: si el diagnóstico no es claro o hay sospecha de otra causa grave de dolor abdominal agudo (como un aneurisma aórtico).
Manejo ambulatorio para otros casos de sospecha de cólico renal o ureteral:
Imágenes urgentes: se debe realizar en un plazo de 24 horas. La tomografía computarizada (TC) sin contraste de baja dosis es el estándar en adultos, ya que ofrece la mejor precisión para detectar cálculos. En mujeres embarazadas, niños y jóvenes, se prefiere la ecografía para evitar la exposición a la radiación.
Control del dolor:
AINEs (antiinflamatorios no esteroideos) por cualquier vía son el tratamiento de primera línea debido a su capacidad para reducir el dolor y la inflamación relacionada con el cólico renal. El diclofenaco es una opción común.
Si los AINEs están contraindicados (por ejemplo, en pacientes con insuficiencia renal o úlcera péptica) o no son efectivos, se puede ofrecer paracetamol intravenoso (IV).
En casos donde ni los AINEs ni el paracetamol IV sean adecuados o no estén disponibles, se consideran opioides como tramadol o morfina.
No se recomienda el uso de antiespasmódicos, ya que no hay evidencia suficiente de que sean beneficiosos en el manejo del cólico renal.
Educación al paciente: proporcionar información escrita sobre cálculos renales y cómo manejarlos, con referencias a recursos en línea, como el sitio de la British Association of Urological Surgeons (BAUS) y el sitio web del NHS.
Manejo de los cálculos urinarios: la decisión sobre cómo proceder depende de varios factores, como el tamaño y la ubicación del cálculo, los síntomas del paciente y cualquier otra condición médica subyacente. Las opciones incluyen:
Observación (“watchful waiting”): Si el cálculo es pequeño (menos de 5 mm), asintomático o el paciente acepta la observación después de una discusión de riesgos y beneficios, se puede optar por esperar que pase de forma espontánea.
Terapia expulsiva médica: Para cálculos distales en el uréter (menos de 10 mm), se pueden utilizar bloqueadores alfa como la tamsulosina para facilitar el paso del cálculo.
Tratamiento quirúrgico: Se recomienda cuando los cálculos son grandes, los síntomas son intolerables o el cálculo no pasa de manera espontánea. Las opciones quirúrgicas incluyen:
Litotricia extracorpórea por ondas de choque (LEOC): un tratamiento no invasivo que utiliza ondas de choque para fragmentar el cálculo en fragmentos más pequeños que pueden ser expulsados espontáneamente con la orina.
Nefrolitotomía percutánea (PCNL): un procedimiento mínimamente invasivo en el que se accede al cálculo a través de una pequeña incisión en la piel y se fragmenta o extrae mediante un nefroscopio.
Ureteroscopia (URS): se utiliza un endoscopio para visualizar el cálculo y romperlo con láser u otras energías.
Cirugía abierta: es rara y solo se considera en casos excepcionales cuando los otros métodos fallan o son inapropiados.
Prevención de recurrencias:
Aumentar la ingesta de líquidos: se recomienda beber entre 2.5 y 3 litros de agua al día en adultos y entre 1 y 2 litros en niños, dependiendo de la edad.
Añadir jugo de limón al agua: el ácido cítrico puede ayudar a prevenir la formación de cálculos de oxalato de calcio.
Evitar bebidas carbonatadas y reducir la ingesta de sodio (no más de 6 g al día en adultos).
Mantener una ingesta adecuada de calcio: no restringir el calcio dietético a menos que se indique por otras razones médicas, ya que el calcio dietético ayuda a evitar la absorción de oxalato.
Dieta equilibrada y peso saludable: consumir frutas, verduras y evitar el exceso de proteínas animales, que pueden aumentar la excreción de oxalato.
Tratamiento farmacológico preventivo:
Citrato de potasio: se considera para personas con cálculos recurrentes de oxalato de calcio y para niños con hipercalciuria o hipocitraturia.
Tiazidas: en adultos con hipercalciuria y cálculos recurrentes de oxalato de calcio, especialmente si la reducción de la ingesta de sodio no es suficiente.
Diagnóstico
Historia clínica detallada:
Síntomas clave: el cólico renal o ureteral suele presentarse como dolor unilateral agudo y severo que comienza en la región lumbar o flanco y se irradia hacia los genitales (labios mayores en mujeres y testículos en hombres). El dolor es espasmódico, dura minutos a horas, y puede estar acompañado de náuseas, vómitos y hematuria (sangre en la orina). Muchos pacientes describen el dolor como “el más intenso” que han experimentado, incluso más que el dolor del parto.
Factores de riesgo: identificar antecedentes de cálculos renales previos, deshidratación crónica, dietas ricas en proteínas animales o sodio, o enfermedades predisponentes como enfermedad inflamatoria intestinal (ej. Crohn), que aumentan la absorción de oxalato.
Examen físico:
Realizar una exploración abdominal completa para descartar diagnósticos alternativos como apendicitis, diverticulitis o ruptura de aneurisma aórtico. A diferencia de la peritonitis, los pacientes con cólico renal tienden a estar inquietos, incapaces de encontrar una posición cómoda debido a la intensidad del dolor.
Buscar signos de complicaciones:
Obstrucción urinaria: dificultad para orinar o flujo urinario intermitente puede sugerir obstrucción del tracto urinario.
Fiebre y sudoración: podrían indicar una infección urinaria concomitante.
Pruebas diagnósticas:
Tira reactiva de orina: puede detectar hematuria, lo cual es común en casos de cólico renal. Sin embargo, la ausencia de hematuria no excluye el diagnóstico. También se busca la presencia de nitritos o esterasa leucocitaria, que podrían sugerir una infección del tracto urinario concomitante.
Diagnóstico diferencial
Existen varias condiciones que pueden imitar el cólico renal o ureteral:
Renales:
Pielonefritis.
Obstrucción ureteral por otras causas, como coágulos, necrosis papilar o tumores uroteliales.
Infarto renal agudo.
Ruptura renal (rara).
Ginecológicas:
Embarazo ectópico.
Endometriosis.
Quistes ováricos (ruptura o torsión).
Enfermedad inflamatoria pélvica.
Gastrointestinales:
Apendicitis.
Diverticulitis.
Cólico biliar.
Obstrucción intestinal.
Enfermedad de Crohn.
Cardiovasculares:
Aneurisma aórtico roto.
Isquemia cardíaca.
Otras:
Dolor musculoesquelético.
Herpes zóster.
Neumonía o pleuresía.
Radiculitis.
Definición
El cólico renal o ureteral se refiere al dolor agudo y severo en la región lumbar o flanco, provocado por el movimiento de un cálculo urinario desde el riñón o la obstrucción del flujo de orina a través del uréter. Los cálculos urinarios se forman cuando la orina se sobresatura con minerales que cristalizan y forman piedras. Estas piedras pueden ser de
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