MANUAL DE EMERGENCIAS 2025
El dolor abdominal es uno de los motivos más frecuentes de consulta en los servicios de urgencias, representando entre el 7-10% de las presentaciones[6]. Una evaluación sistemática y un manejo adecuado son cruciales para identificar causas potenciales mortales y proporcionar un tratamiento oportuno.
Síntomas
Los síntomas asociados al dolor abdominal pueden variar ampliamente dependiendo de la etiología subyacente. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:
Náuseas y vómitos
Diarrea o estreñimiento
Distensión abdominal
Fiebre
Pérdida de apetito
Sangre en las heces o en la orina
Ictericia[7]
El tipo de dolor (cólico, constante, desgarrador), su localización y la irradiación pueden proporcionar pistas importantes sobre la causa subyacente[3].
Signos clínicos
La evaluación de los signos clínicos es fundamental para determinar la gravedad y la posible etiología del dolor abdominal. Algunos signos importantes incluyen:
Signos de shock (taquicardia, hipotensión, diaforesis, confusión)
Signos de peritonitis (dolor constante que empeora con el movimiento, rigidez abdominal)
Distensión abdominal
Ictericia
Masas palpables
Signos de deshidratación[3][6]
Exploración
La exploración física debe ser metódica y completa:
Inspección: Buscar distensión, cicatrices quirúrgicas, equimosis.
Auscultación: Evaluar ruidos intestinales.
Palpación: Identificar áreas de dolor, masas, organomegalias.
Percusión: Detectar timpanismo o matidez anormal.
Maniobras específicas como el signo de Murphy para colecistitis o el signo de Blumberg para apendicitis pueden ser útiles[5].
Pruebas diagnósticas
Las pruebas diagnósticas deben seleccionarse según la sospecha clínica:
Análisis de sangre: Hemograma completo, enzimas hepáticas y pancreáticas, prueba de embarazo.
Análisis de orina.
Estudios de imagen:
Ecografía: Útil para cálculos biliares, apendicitis, quistes ováricos.
Tomografía computarizada (TC): Valiosa para pancreatitis, apendicitis, diverticulitis.
Resonancia magnética (RM): Alternativa a la TC en casos seleccionados.
Radiografías con bario: Para evaluar ciertas condiciones gastrointestinales[4].
Manejo de emergencias
El manejo inicial en emergencias debe seguir estos principios:
Evaluación rápida y triage utilizando escalas validadas adecuadas como el South African Triage Score (SATS)[6].
Control del dolor: No retrasar la analgesia por falta de diagnóstico. Utilizar paracetamol intravenoso y opioides según sea necesario[6].
Reanimación si hay signos de shock.
Nada por vía oral hasta descartar necesidad quirúrgica.
Hidratación intravenosa adecuada.
Antibióticos de amplio espectro si se sospecha infección.
Consulta temprana con cirugía en casos de abdomen agudo[5].
Es crucial recordar que el manejo del dolor no solo implica farmacoterapia, sino también estrategias no farmacológicas como la comunicación efectiva y el apoyo emocional[6].
Una aproximación sistemática al dolor abdominal, que incluye una evaluación cuidadosa de los síntomas, signos clínicos, una exploración detallada y el uso de pruebas diagnósticas, es esencial para un manejo efectivo en el servicio de urgencias. La priorización del control del dolor y la consulta temprana con especialistas cuando sea necesario son componentes clave de una atención de alta calidad.
Citas
[3] https://www.msdmanuals.com/es/professional/trastornos-gastrointestinales/abdomen-agudo-y-gastroenterología-quirúrgica/dolor-abdominal-agudo[4] https://cegagdl.com/dolor-abdominal-examenes-pruebas-diagnostico-y-causas/
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