MANUAL DE EMERGENCIAS 2024
Manejo de la Úlcera Aftosa
El manejo de las úlceras aftosas se basa en dos pilares fundamentales: evitar los factores desencadenantes y tratar los síntomas.
Evitar factores precipitantes:
Trauma oral: Se recomienda evitar traumatismos en la mucosa oral, como mordeduras accidentales, cepillado agresivo o el contacto con prótesis o aparatos ortodónticos.
Alimentos: Se aconseja evitar ciertos alimentos conocidos por precipitar úlceras, como chocolate, café, cacahuetes y productos que contienen gluten.
Tabaquismo: Dejar de fumar puede estar relacionado con un aumento de las úlceras aftosas, por lo que es importante tener en cuenta esta relación en personas que han dejado de fumar recientemente.
Productos de higiene oral: El uso de pastas dentales que contengan lauril sulfato de sodio puede ser perjudicial en algunas personas, por lo que se recomienda evitar su uso.
Tratamiento sintomático:
Analgésicos tópicos: Para aliviar el dolor, se puede aplicar lidocaína tópica o benzydamina en forma de enjuagues bucales o aerosoles.
Enjuagues antimicrobianos: Clorhexidina y doxiciclina en enjuagues pueden ayudar a reducir la inflamación y el riesgo de infecciones secundarias.
Corticosteroides tópicos: Se puede usar hidrocortisona en forma de tabletas oromucosas, o beclometasona en spray. En casos más graves, se prescriben tabletas de betametasona disueltas en agua para enjuagues.
Corticosteroides sistémicos: Para las formas severas y recurrentes, un corto curso de prednisolona oral puede ser necesario.
Suplementación:
Vitamina B12: Se recomienda la suplementación con cianocobalamina (vitamina B12), independientemente de los niveles séricos, ya que puede reducir la frecuencia de recurrencias.
Educación al paciente: Es importante proporcionar información sobre la historia natural de las úlceras aftosas, que generalmente tienden a reducir su frecuencia con el tiempo. Se puede facilitar material educativo a los pacientes.
Casos persistentes o severos:
Si la úlcera persiste más de 3 semanas, debe referirse al paciente a un especialista para realizar una biopsia que descarte malignidad oral.
En personas con trauma local (por ejemplo, dientes rotos, prótesis mal ajustadas), se debe aconsejar tratamiento dental adecuado para eliminar la fuente de irritación.
Diagnóstico
El diagnóstico de las úlceras aftosas se basa principalmente en la historia clínica y el examen físico de la cavidad oral, evaluando la naturaleza y presentación de las úlceras:
Úlceras menores:
Son pequeñas, de 2 a 4 mm de diámetro.
Suelen aparecer en grupos de hasta 6 úlceras a la vez.
Se encuentran en mucosa no queratinizada, como labios, mejillas, piso de la boca o debajo de la lengua.
Cicatrizan en 7 a 10 días sin dejar cicatrices y pueden reaparecer cada 1 a 4 meses.
Úlceras mayores:
Son más grandes, de aproximadamente 1 cm de diámetro o más, y pueden aparecer en grupos de hasta 6.
Afectan cualquier parte de la boca, incluida la mucosa queratinizada, como el paladar o el dorso de la lengua.
Son más dolorosas, tardan más tiempo en cicatrizar (hasta 40 días) y frecuentemente dejan cicatrices.
Úlceras herpetiformes:
Son menos comunes y consisten en múltiples pequeñas úlceras de 1 a 2 mm que tienden a agruparse y fusionarse, causando grandes áreas de ulceración.
Son extremadamente dolorosas y pueden aparecer en cualquier sitio de la boca, incluyendo mucosa queratinizada.
Cicatrizan en 10 días o más, y pueden recurrir con tanta frecuencia que el paciente puede sentir que la ulceración es continua.
Además del examen físico, se debe preguntar sobre:
Duración de la úlcera: Úlceras que persisten más de 3 semanas requieren una investigación adicional para descartar malignidad.
Antecedentes familiares: Aproximadamente el 40% de las personas con úlceras aftosas tienen familiares de primer grado con la misma condición.
Edad de inicio: Generalmente comienzan en la infancia y en el 80% de los casos antes de los 30 años.
Tabaquismo: Las úlceras aftosas son más comunes en personas que no fuman o que han dejado de fumar.
Pruebas adicionales: En la mayoría de los casos, las investigaciones no son necesarias. Sin embargo, si se sospecha una enfermedad sistémica subyacente, se pueden ordenar las siguientes pruebas:
Hemograma completo: Para descartar anemia.
Niveles séricos de ferritina, folato y vitamina B12: Para evaluar deficiencias.
Prueba de IgA para transglutaminasa tisular: Para descartar enfermedad celíaca.
Velocidad de sedimentación globular (VSG) y proteína C reactiva (PCR): Para detectar inflamación sistémica.
Diagnóstico Diferencial
Existen varias condiciones que pueden imitar o estar asociadas con úlceras aftosas. El diagnóstico diferencial incluye:
Malignidad oral:
Debe sospecharse si hay una úlcera solitaria que persiste más de 3 semanas o una masa en la mucosa oral.
Lesiones tempranas pueden ser asintomáticas y aparecer como eritroplasia (parches rojos) o leucoplasia (parches blancos) que pueden ulcerarse o crecer hacia afuera.
Factores de riesgo incluyen edad mayor de 45 años, tabaquismo, consumo de alcohol y ser hombre.
Úlceras aftosas asociadas a trastornos sistémicos:
Estas úlceras pueden parecerse a las úlceras aftosas pero están relacionadas con una enfermedad subyacente. Deben considerarse si las úlceras aparecen en sitios atípicos, como el paladar o las encías, o si afectan sitios extraorales (como los genitales).
Deficiencia de vitamina B12: Sospechar si hay neuropatía periférica, fatiga o intolerancia al ejercicio.
Deficiencia de folato: Sospechar en personas con dietas pobres o consumo excesivo de alcohol.
Deficiencia de hierro: Puede manifestarse con glositis, estomatitis angular y uñas en cuchara.
Enfermedad celíaca: Considerar en personas con síntomas gastrointestinales crónicos o anemia ferropénica inexplicada.
Enfermedad de Crohn: Puede presentar diarrea con sangre, pérdida de peso o hinchazón facial.
Colitis ulcerosa: Sospechar si hay dolor abdominal y diarrea con sangre.
Síndrome de Behçet: Se caracteriza por la presencia de úlceras genitales, uveítis y lesiones cutáneas.
Artritis reactiva (síndrome de Reiter): Sospechar si hay artritis de grandes articulaciones, uretritis y conjuntivitis tras una infección aguda.
Inmunodeficiencias: Como neutropenia o infección por VIH, que se manifiestan con fiebre recurrente y mayor riesgo de infecciones.
Infección por virus de Epstein-Barr: A menudo asociada con fiebre glandular.
Infecciones virales:
Herpes simple oral: Puede presentarse como gingivoestomatitis o pequeñas úlceras recurrentes en la mucosa palatina.
Varicela: Lesiones cutáneas características suelen acompañar a las lesiones orales.
Enfermedad mano-pie-boca: Se acompaña de lesiones vesiculares en manos y pies.
Reacciones adversas a medicamentos:
Ciertos medicamentos, como los antiinflamatorios no esteroideos o bloqueadores beta, pueden causar ulceración oral.
Síndrome febril periódico PFAPA:
Un síndrome raro en niños que incluye fiebre, estomatitis aftosa, faringitis y adenitis cervical.
Definición
Las úlceras aftosas son lesiones orales dolorosas, bien delimitadas, redondas u ovoides, con un borde eritematoso. Estas lesiones suelen aparecer en la mucosa oral no queratinizada y no están asociadas con enfermedades sistémicas.
La mayoría de los casos comienza en la infancia o adolescencia y tienden a resolverse espontáneamente con la edad. Las úlceras aftosas pueden presentarse en tres variantes clínicas:
Úlceras menores: Son las más comunes, de menos de 1 cm, y se curan en
menos de 14 días sin dejar cicatrices.
Úlceras mayores: Son más grandes y profundas, pueden durar semanas y suelen dejar cicatrices.
Úlceras herpetiformes: Son pequeñas úlceras agrupadas, muy dolorosas, que pueden coalescer en grandes áreas de ulceración.
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